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Michel Temer siempre tuvo un pie afuera de la presidencia. Aunque, después de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, logró su sueño máximo (ser presidente), los escándalos de corrupción lo rondaron desde los primeros días de gobierno. De hecho tuvo que cambiar varios de sus nombramientos por cuenta de investigaciones judiciales.
Ahora el turno es para él. El Tribunal Supremo de Brasil autorizó la investigación contra el presidente, objeto de una denuncia por intentar comprar el silencio de un influyente diputado que se encuentra preso.
El diario O Globo reportó la existencia de una grabación en la que se oiría a Temer dando su asentimiento a sobornos pagados por Joesley Batista para comprar el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, que purga una pena de 15 años de cárcel.
Las revelaciones involucraron además al senador y excandidato presidencial Aécio Neves, un aliado clave del gobierno conservador y uno de los más fieros promotores de la destitución de Rousseff, de su rival Partido de los Trabajadores.
Las dos bases de apoyo del impopular mandatario -los mercados y su mayoría en el Congreso- trastabillaban y encendían las alertas sobre el futuro inmediato del gigante latinoamericano.
La Bolsa de Sao Paulo suspendió sus operaciones poco después de la apertura, ante un derrumbe de más de 10% del índice Ibovespa, y el real se devaluaba a media mañana casi un 6% frente al dólar.
La Policía Federal (PF) realizó decenas de operaciones en Brasilia, Rio de Janeiro y Belo Horizonte (sudeste). Varios procedimientos tenían por blanco propiedades del senador Aécio Neves, candidato derrotado en la presidencial de 2014 y aliado clave del gobierno de centroderecha, también implicado en las denuncias.
Temer suspendió su agenda y estaba reunido con sus asesores, indicó el Palacio de Planalto. Medios de prensa indicaban que podría hacer una declaración a la Nación.
Según el diario O Globo, Temer instó en una reunión en marzo a Joesley Batista, dueño del gigante mundial de la alimentación JBS, a seguir pagando sobornos para mantener callado al expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, condenado en marzo a 15 años de cárcel por su implicación en el esquema de corrupción en Petrobras.
La filtración surge de una grabación, hasta ahora sin difundir, realizada por el propio Batista y entregada a los fiscales de la Operación Lava Jato ('lavadero de autos') para obtener una delación premiada, con una futura reducción de penas.
Temer admitió que se reunió con Batista, pero aseguró que "jamás solicitó pagos para obtener el silencio del exdiputado Eduardo Cunha".
Partidos opositores y organizaciones sociales se movilizaron desde el miércoles en Sao Paulo y otras grandes ciudades para exigir la renuncia del mandatario.
Temer, de 76 años, llegó al poder hace un año tras la caída de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, de quien era vicepresidente.
Temer y Cunha fueron los grandes artífices del impeachment motivado en acusaciones de manipulación de las cuentas públicas. La destituida mandataria, así como su Partido de los Trabajadores (PT), los acusan de "golpistas".
En medio del tsunami político, Temer dijo que no renunciará en ningún caso a su cargo y aseguró que nunca "compró el silencio de nadie", en respuesta a acusaciones de corrupción que desataron una grave crisis política.
"No renunciaré", enfatizó Temer, en un mensaje al país desde Brasilia. Brasil, añadió, no puede tirar "a la basura" los logros de su gobierno, que espera sacar al gigante latinoamericano de la peor recesión de su historia.
Brasil 'no puede parar'
La "bomba atómica" soltada el miércoles por el diario O Globo amenaza con echar por tierra su intención de gobernar hasta fines de 2018, cuando vencía el mandato de Rousseff.
El ministro jefe de la Casa Civil (cargo equivalente al de un jefe de Gobierno), Eliseu Padilha, afirmó en un video que Brasil no puede "parar". "En el gobierno tenemos que gobernar. Brasil y los brasileños no quieren y no van a parar. Brasil no va a parar", proclamó.
Pero los comentaristas son prácticamente unánimes en señalar que el conservador Temer tiene los días contados.
"El comienzo del fin", tituló su columna Merval Pereira, de O Golbo. "La grabación es un tiro en el corazón del presidente", escribió Igor Gielow, de Folha de S.Paulo. "2018 llegó", dijo sobriamente José Roberto de Toledo, de Estado de S.Paulo.
Dos diputados ya presentaron pedidos de impeachment de Temer.
La Constitución prevé que en caso de vacío en la Presidencia durante la segunda mitad de un mandato, el Congreso debe elegir un nombre para completarlo. Una perspectiva preocupante, dado el elevado número de legisladores bajo sospecha de corrupción.
Existen interpretaciones y propuestas que permitirían adelantar los comicios, previstos para octubre de 2018.
Y en las calles empiezan a oírse reclamos de "Directas Ya", una consigna que movilizó a millones de brasileños al finalizar la dictadura militar (1964-1985).
'Tem que manter isso, viu?'
"Tem que manter isso, viu?" ("Tienes que mantener eso, ¿OK?"), habría respondido Temer cuando Joesley Batista le contó su acuerdo con Cunha, de acuerdo con O Globo.
Temer le aconsejó además dirigirse al diputado Rodrigo Louras Rocha para resolver un litigio legal de JBS. Existen imágenes filmadas por la PF, según Globo, que muestran a Batista entregando una maleta con 500.000 reales (unos 160.000 dólares) a ese legislador.
En las grabaciones, también se oiría a Neves reclamar dos millones de reales (640.000 dólares) para pagar a los abogados que aseguran su defensa en otras causas de la investigación Lava Jato, sobre el escándalo Petrobras.
La Operación Lava Jato, lanzada en 2014 e impulsada desde Curitiba por el juez de primera instancia Sergio Moro, ya llevó a la cárcel a decenas de encumbrados empresarios y a políticos de primer plano y tiene en la mira a buena parte del gobierno y a cerca de un tercio del Congreso, de partidos tanto de la base aliada como de la oposición.
Las investigaciones se centran en el pago de sobornos por parte de grandes constructoras a dirigentes políticos, para ganar licitaciones en Petrobras.