No solo Arauca: la guerra entre guerrillas y bandas que azota el lado venezolano
Los tiroteos de las últimas horas se habrían, de hecho, iniciado del lado venezolano. El Orinoco, en disputa.
La guerra que se recrudece en la frontera colombo-venezolana reafirma la porosidad de las rutas y los límites en disputa por parte de fuerzas criminales dedicadas al narcotráfico, el contrabando, el reclutamiento de menores de edad, entre otros delitos. Arauca, en Colombia, y Apure, en Venezuela, viven prácticamente la misma cara de una sola moneda: la violencia registrada en las últimas horas en el lado colombiano, producto de enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las Farc que habrían dejado 17 personas muertas, también se ha hecho sentir en zonas del estado venezolano de Apure.
Según la periodista venezolana Sebastiana Barráez, el primer tiroteo, de hecho, se inició del lado venezolano, en Tres Esquinas, a unos kilómetros de La Victoria, localidad de la que unas 6.000 personas salieron desplazadas en marzo del año pasado tras enfrentamientos entre grupos ilegales y las fuerzas militares venezolanas, que dejaron como saldo hasta denuncias de ejecuciones extrajudiciales.
“Las disidencias de las Farc, al mando de alias Gentil Duarte, ha considerado que los elenos jugaron un decisivo rol en las sombras apoyando al Ejército venezolano, en los sucesos ocurridos en el estado Apure en marzo y abril 2021, donde las Farc tuvieron varias bajas, además de verse obligadas a desplazarse de zonas donde estaban establecidos, mientras que la Fuerza Armada venezolana sufrió una derrota, que le costó la muerte en condiciones brutales de 16 soldados y la destrucción de puestos militares”, escribió Barráez para el medio Infobae.
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Otro de los enfrentamientos se habría presentado en Los Cañitos, zona que se ubica más arriba de La Victoria, capital de la parroquia Urdaneta, municipio Páez, estado Apure. Asimismo, fuentes de Barráez aseguraron que en el sector Mate de Balso, a la altura de Puerto Contreras (Colombia), pero en territorio venezolano “se oyó tiroteo y aparecieron tirados cuatro muertos. Por La Playita hubo otros muertos. Era gente relacionada con las FARC”, le dijeron.
El continuo deterioro de las condiciones de seguridad en la zona había sido advertido a raíz de la confluencia de los intereses de la disidencia del Frente 10, al mando de Gentil Duarte; la Segunda Marquetalia, así como del ELN y las fuerzas estatales venezolanas.
La crisis humanitaria actual vuelve a encender las alarmas luego de los sucesos del año pasado, cuando uno de los principales obstáculos era la falta de información como consecuencia, en parte, de la pandemia. “Los grupos hicieron una transformación de su repertorio de acción en territorio, hubo cambios y eso no fue documentado porque la gente que hace investigación no podía viajar y no era bioseguro ir a las comunidades a hacer entrevistas”, explicó en marzo de 2021 Naryi Vargas, investigadora social en temas de seguridad territorial, a El Espectador.
La violencia en Barrancas
A los hechos violentos en la zona fronteriza entre Apure y Arauca, se sumaron los enfrentamientos del 2 de enero en Barrancas, al nororiente de Venezuela, en el estado de Monagas, a las orillas del Orinoco, valioso corredor para el narcotráfico y el contrabando. Monagas, por lo demás, es un estado controlado por la revolución chavista y es la tierra natal de Diosdado Cabello.
Se trató de un tiroteo entre la banda criminal conocida como El Sindicato de Barrancas y, aparentemente, la guerrilla del ELN. Hasta el momento, no ha habido reporte consolidado sobre heridos o fallecidos, aunque medios locales hablan de al menos siete muertos y varias personas heridas.
Aunque la exdiputada opositora María Gabriela Hernández, quien denunció los hechos, no identificó a las fuerzas involucradas, manifestó que el objetivo en disputa es “el control del río Orinoco para la ruta del narcotráfico y el contrabando”.
Según Hernández, “desde hace un buen tiempo, (grupos irregulares) operan controlando el río Orinoco y su delta”, “de acento colombiano” que “la población no distingue” si son miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) o bandas disidentes de las Farc. Agregó, como reportó la agencia EFE, que estos grupos “se adentran cada vez más a la dinámica de la población”. “Bajo el argumento de liberarlos del control de los irregulares ‘criollos’, sostienen enfrentamientos continuos donde la población civil queda atrapada”, afirmó, y, a su juicio, el Estado venezolano “ha permitido, consentido, negociado y amparado la anarquía en la zona, a costa de la familia monaguense”.
Fuentes de la periodista Sebastiana Barráez aseguran que se trata del ELN y que la guerrilla no “no actúa sola, lo hace en complicidad con las autoridades locales y los militares”, dicen. De hecho, una de las denuncias fue el tardío actuar de las autoridades. La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) habría llegado entre siete y 10 horas después del inicio de los enfrentamientos.
Según Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional, “lo sucedido en Barrancas del Orinoco este 1.° de enero es el retrato de la nueva frontera, una que ya no está al lado de los límites internacionales, sino en todas partes donde la FANB entregó el control de las armas al crimen organizado”.
De acuerdo con el periódico El Correo del Caroní, las fuerzas de seguridad llegaron tarde a Barrancas del Orinoco. “Durante los momentos más duros de los enfrentamientos, la comunidad pidió la presencia de los cuerpos de seguridad del Estado, sin embargo, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) llegó horas más tarde, aproximadamente a las 4:00 p. m. del sábado”.
En la cuenta de Twitter, las Fuerzas Armadas publicaron que efectivos militares se encontraban desplegados en la población “para garantizar la paz de los ciudadanos”. La situación sigue siendo incierta.
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La guerra que se recrudece en la frontera colombo-venezolana reafirma la porosidad de las rutas y los límites en disputa por parte de fuerzas criminales dedicadas al narcotráfico, el contrabando, el reclutamiento de menores de edad, entre otros delitos. Arauca, en Colombia, y Apure, en Venezuela, viven prácticamente la misma cara de una sola moneda: la violencia registrada en las últimas horas en el lado colombiano, producto de enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las Farc que habrían dejado 17 personas muertas, también se ha hecho sentir en zonas del estado venezolano de Apure.
Según la periodista venezolana Sebastiana Barráez, el primer tiroteo, de hecho, se inició del lado venezolano, en Tres Esquinas, a unos kilómetros de La Victoria, localidad de la que unas 6.000 personas salieron desplazadas en marzo del año pasado tras enfrentamientos entre grupos ilegales y las fuerzas militares venezolanas, que dejaron como saldo hasta denuncias de ejecuciones extrajudiciales.
“Las disidencias de las Farc, al mando de alias Gentil Duarte, ha considerado que los elenos jugaron un decisivo rol en las sombras apoyando al Ejército venezolano, en los sucesos ocurridos en el estado Apure en marzo y abril 2021, donde las Farc tuvieron varias bajas, además de verse obligadas a desplazarse de zonas donde estaban establecidos, mientras que la Fuerza Armada venezolana sufrió una derrota, que le costó la muerte en condiciones brutales de 16 soldados y la destrucción de puestos militares”, escribió Barráez para el medio Infobae.
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Otro de los enfrentamientos se habría presentado en Los Cañitos, zona que se ubica más arriba de La Victoria, capital de la parroquia Urdaneta, municipio Páez, estado Apure. Asimismo, fuentes de Barráez aseguraron que en el sector Mate de Balso, a la altura de Puerto Contreras (Colombia), pero en territorio venezolano “se oyó tiroteo y aparecieron tirados cuatro muertos. Por La Playita hubo otros muertos. Era gente relacionada con las FARC”, le dijeron.
El continuo deterioro de las condiciones de seguridad en la zona había sido advertido a raíz de la confluencia de los intereses de la disidencia del Frente 10, al mando de Gentil Duarte; la Segunda Marquetalia, así como del ELN y las fuerzas estatales venezolanas.
La crisis humanitaria actual vuelve a encender las alarmas luego de los sucesos del año pasado, cuando uno de los principales obstáculos era la falta de información como consecuencia, en parte, de la pandemia. “Los grupos hicieron una transformación de su repertorio de acción en territorio, hubo cambios y eso no fue documentado porque la gente que hace investigación no podía viajar y no era bioseguro ir a las comunidades a hacer entrevistas”, explicó en marzo de 2021 Naryi Vargas, investigadora social en temas de seguridad territorial, a El Espectador.
La violencia en Barrancas
A los hechos violentos en la zona fronteriza entre Apure y Arauca, se sumaron los enfrentamientos del 2 de enero en Barrancas, al nororiente de Venezuela, en el estado de Monagas, a las orillas del Orinoco, valioso corredor para el narcotráfico y el contrabando. Monagas, por lo demás, es un estado controlado por la revolución chavista y es la tierra natal de Diosdado Cabello.
Se trató de un tiroteo entre la banda criminal conocida como El Sindicato de Barrancas y, aparentemente, la guerrilla del ELN. Hasta el momento, no ha habido reporte consolidado sobre heridos o fallecidos, aunque medios locales hablan de al menos siete muertos y varias personas heridas.
Aunque la exdiputada opositora María Gabriela Hernández, quien denunció los hechos, no identificó a las fuerzas involucradas, manifestó que el objetivo en disputa es “el control del río Orinoco para la ruta del narcotráfico y el contrabando”.
Según Hernández, “desde hace un buen tiempo, (grupos irregulares) operan controlando el río Orinoco y su delta”, “de acento colombiano” que “la población no distingue” si son miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) o bandas disidentes de las Farc. Agregó, como reportó la agencia EFE, que estos grupos “se adentran cada vez más a la dinámica de la población”. “Bajo el argumento de liberarlos del control de los irregulares ‘criollos’, sostienen enfrentamientos continuos donde la población civil queda atrapada”, afirmó, y, a su juicio, el Estado venezolano “ha permitido, consentido, negociado y amparado la anarquía en la zona, a costa de la familia monaguense”.
Fuentes de la periodista Sebastiana Barráez aseguran que se trata del ELN y que la guerrilla no “no actúa sola, lo hace en complicidad con las autoridades locales y los militares”, dicen. De hecho, una de las denuncias fue el tardío actuar de las autoridades. La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) habría llegado entre siete y 10 horas después del inicio de los enfrentamientos.
Según Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional, “lo sucedido en Barrancas del Orinoco este 1.° de enero es el retrato de la nueva frontera, una que ya no está al lado de los límites internacionales, sino en todas partes donde la FANB entregó el control de las armas al crimen organizado”.
De acuerdo con el periódico El Correo del Caroní, las fuerzas de seguridad llegaron tarde a Barrancas del Orinoco. “Durante los momentos más duros de los enfrentamientos, la comunidad pidió la presencia de los cuerpos de seguridad del Estado, sin embargo, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) llegó horas más tarde, aproximadamente a las 4:00 p. m. del sábado”.
En la cuenta de Twitter, las Fuerzas Armadas publicaron que efectivos militares se encontraban desplegados en la población “para garantizar la paz de los ciudadanos”. La situación sigue siendo incierta.
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