Vista general de la devastación en una zona residencial de Lahaina.
Foto: EFE - ANDREW MILLER
Mientras las llamas consumían su casa, Frederick Shaw agarró a Munchkin, uno de sus cinco gatos, y corrió a través de una nube de humo espeso, luchando por respirar. El veterano de la Marina de 73 años cayó sobre el suelo abrasador y se quemó gravemente las palmas de las manos. “Perdí el conocimiento, y solté al gato”, contó.
A pocas cuadras de distancia, Rafael Ochoa, otro antiguo residente de Lahaina —histórica comunidad costera en el oeste de Maui—, entró a toda velocidad en su casa en llamas. Después de meter a sus dos hijos y a su pareja...
Por Ernesto Londoño | The New York Times
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