Panamá y EE. UU. firmarán acuerdo para repatriar migrantes que crucen el Darién
En lo que va del año, 200.000 migrantes (dos terceras partes venezolanos, el resto ecuatorianos, colombianos, chinos y haitianos) han atravesado la selva, una cifra ligeramente superior al mismo período del año anterior.
El presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, quien asume el poder la próxima semana, anunció que suscribirá un convenio con Estados Unidos para repatriar conjuntamente a los migrantes que crucen la inhóspita selva del Darién en la frontera con Colombia. En 2023, más de 520.000 personas cruzaron esta ruta, pese a enfrentar peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales.
El documento, según Mulino, será firmado el 1° de julio en un encuentro con el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, quien visitará ese día Panamá para la toma de posesión del nuevo mandatario.
“Ese día espero suscribir un convenio con Estados Unidos respetuoso y digno para que entre los dos países comencemos los procesos de repatriación de toda esta gente que está aquí acumulada”, señaló Mulino, al visitar el Centro de Recepción Temporal para Migrantes de Lajas Blancas, en la provincia de Darién, unos 250 km al este de Ciudad de Panamá.
Sin embargo, el mandatario electo, que recorrió el lugar acompañado de futuros ministros y habló con varios migrantes, no adelantó detalles sobre el acuerdo.
“Yo he visto crisis en Darién de otra dimensión, pero ésta se saltó la barda. Yo no puedo y me quebró el alma ver niños de la edad de mis nietos pidiéndome una botella de agua”, añadió, al anunciar que denunciará internacionalmente la crisis migratoria que enfrenta su país.
La selva del Darién, de 575.000 hectáreas de superficie, en la frontera entre Panamá y Colombia, se ha convertido en un corredor para los migrantes que, desde Sudamérica, tratan de llegar a Estados Unidos en busca de oportunidades de trabajo.
En lo que va del año, 200.000 migrantes (dos terceras partes venezolanos, el resto ecuatorianos, colombianos, chinos y haitianos) han atravesado la selva, una cifra ligeramente superior al mismo período del año anterior.
“Sueño del infierno”
“Si cierran un lado, se abre otro”, aseveró horas antes de la visita de Mulino el migrante venezolano Jeison Chacín tras cruzar el Darién.
El hombre, de 26 años, relató, como otros migrantes, crudos episodios vividos en la inhóspita jungla: “Vimos un caso donde violaron a una niña de cuatro años y el papá quiso decir algo y le dieron un tiro. Allí pasa de todo”.
En busca del “sueño americano”, el Darién “es el sueño del infierno”, afirmó a la AFP en el albergue de Lajas Blancas.
Durante campaña, Mulino prometió “cerrar” el Darién a la migración, aunque luego matizó diciendo que realizaría deportaciones masivas.
El pasado 11 de junio, Estados Unidos anunció que extenderá a esa vasta jungla una unidad especializada en el combate al tráfico de personas creada en 2021, y que ha operado en Honduras, Guatemala, El Salvador y México.
Colombia dice no al cierre
En Lajas Blancas, los caminos son de tierra y los migrantes duermen en barracones de madera en colchones en el piso y entre ropa tendida. Afuera hay baños comunales junto a un pequeño lavadero y varias duchas improvisadas. Allí, los migrantes reciben atención médica y servicios básicos por parte del gobierno y distintos organismos internacionales.
Al lugar llegan en viajes organizados en canoa, tras ser detectados por las autoridades panameñas apenas cruzan la selva del Darién, una travesía que les lleva de cuatro a seis días desde territorio colombiano.
“Colombia obviamente no estaría de acuerdo con cierre de fronteras y menos obviamente la frontera del Darién porque vemos que, al contrario, lo que tenemos que ofrecer es salidas más humanitarias para esta población que cruza por esa zona”, aseguró hace un mes a la AFP el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo.
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El presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, quien asume el poder la próxima semana, anunció que suscribirá un convenio con Estados Unidos para repatriar conjuntamente a los migrantes que crucen la inhóspita selva del Darién en la frontera con Colombia. En 2023, más de 520.000 personas cruzaron esta ruta, pese a enfrentar peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales.
El documento, según Mulino, será firmado el 1° de julio en un encuentro con el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, quien visitará ese día Panamá para la toma de posesión del nuevo mandatario.
“Ese día espero suscribir un convenio con Estados Unidos respetuoso y digno para que entre los dos países comencemos los procesos de repatriación de toda esta gente que está aquí acumulada”, señaló Mulino, al visitar el Centro de Recepción Temporal para Migrantes de Lajas Blancas, en la provincia de Darién, unos 250 km al este de Ciudad de Panamá.
Sin embargo, el mandatario electo, que recorrió el lugar acompañado de futuros ministros y habló con varios migrantes, no adelantó detalles sobre el acuerdo.
“Yo he visto crisis en Darién de otra dimensión, pero ésta se saltó la barda. Yo no puedo y me quebró el alma ver niños de la edad de mis nietos pidiéndome una botella de agua”, añadió, al anunciar que denunciará internacionalmente la crisis migratoria que enfrenta su país.
La selva del Darién, de 575.000 hectáreas de superficie, en la frontera entre Panamá y Colombia, se ha convertido en un corredor para los migrantes que, desde Sudamérica, tratan de llegar a Estados Unidos en busca de oportunidades de trabajo.
En lo que va del año, 200.000 migrantes (dos terceras partes venezolanos, el resto ecuatorianos, colombianos, chinos y haitianos) han atravesado la selva, una cifra ligeramente superior al mismo período del año anterior.
“Sueño del infierno”
“Si cierran un lado, se abre otro”, aseveró horas antes de la visita de Mulino el migrante venezolano Jeison Chacín tras cruzar el Darién.
El hombre, de 26 años, relató, como otros migrantes, crudos episodios vividos en la inhóspita jungla: “Vimos un caso donde violaron a una niña de cuatro años y el papá quiso decir algo y le dieron un tiro. Allí pasa de todo”.
En busca del “sueño americano”, el Darién “es el sueño del infierno”, afirmó a la AFP en el albergue de Lajas Blancas.
Durante campaña, Mulino prometió “cerrar” el Darién a la migración, aunque luego matizó diciendo que realizaría deportaciones masivas.
El pasado 11 de junio, Estados Unidos anunció que extenderá a esa vasta jungla una unidad especializada en el combate al tráfico de personas creada en 2021, y que ha operado en Honduras, Guatemala, El Salvador y México.
Colombia dice no al cierre
En Lajas Blancas, los caminos son de tierra y los migrantes duermen en barracones de madera en colchones en el piso y entre ropa tendida. Afuera hay baños comunales junto a un pequeño lavadero y varias duchas improvisadas. Allí, los migrantes reciben atención médica y servicios básicos por parte del gobierno y distintos organismos internacionales.
Al lugar llegan en viajes organizados en canoa, tras ser detectados por las autoridades panameñas apenas cruzan la selva del Darién, una travesía que les lleva de cuatro a seis días desde territorio colombiano.
“Colombia obviamente no estaría de acuerdo con cierre de fronteras y menos obviamente la frontera del Darién porque vemos que, al contrario, lo que tenemos que ofrecer es salidas más humanitarias para esta población que cruza por esa zona”, aseguró hace un mes a la AFP el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo.
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