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Desde que supieron con certeza que el Vaticano gobernaría la Legión a raíz de los escándalos sexuales de su fundador, a los Legionarios de Cristo les tomó tan sólo 20 días poner en marcha un complejo esquema financiero para recibir dinero lejos del alcance del Vaticano, que investigaba las denuncias por pederastia de su fundador, Marcial Maciel.
La filtración de Pandora Papers, que contiene 11.9 millones de archivos secretos, arroja nueva luz al imperio financiero construido por una de las congregaciones religiosas más poderosas y pudientes de todos los tiempos, según una investigación liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), Quinto Elemento Lab, la revista Proceso y los diarios El País y L´Espresso.
El 16 de junio de 2010 el Papa Benedicto XVI nombró al cardenal Velasio De Paolis como encargado de gobernar los destinos de la Legión y el 6 de julio los líderes de la orden sigilosamente montaron en Nueva Zelanda el fideicomiso Retirement and Medical Charitable Trust (RMCT), según los documentos confidenciales.
Con un intrincado sistema, la Legión recibiría dinero desde otros dos fideicomisos que serían creados al año siguiente también en Nueva Zelanda por los Garza Medina, una influyente familia regiomontana con fuertes nexos a la congregación, que utilizó ambos fideicomisos para realizar lucrativas inversiones alrededor del mundo y llevar dinero al fondo de los Legionarios.
A partir de entonces, cientos de millones de dólares comenzaron a fluir cruzando por cuentas en Suiza, filiales en Inglaterra y Estados Unidos, asesorías empresariales en España e inversiones en México, todo aparentemente lejos de la mirada del Vaticano.
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Salus Trust fue creado por Luis Garza Medina y AlfaOmega Trust fue fundado por sus hermanos Dioniosio y Felipe de Jesús. Los fideicomisos de los Garza están conectados como un sistema por donde fluye un caudal de recursos financieros: ambos fondos hacen inversiones, manejan dinero y realizan transferencias, y el beneficiario final es el fondo RMCT de los Legionarios, según los Pandora Papers.
La revisión de los documentos revela conexiones profundas entre los tres fideicomisos, que declaran el mismo domicilio en Nueva Zelanda, comparten también sus administradores y tienen cuentas en los mismos bancos suizos.
La Legión admite haber creado parte de la estructura para recibir donaciones, aunque rechaza tener control sobre los fideicomisos AlfaOmega y Salus, diseñados para alimentar sus fondos.
Los Legionarios de Cristo anunciaron en 2017 que habían disuelto sus empresas en paraísos fiscales, pero los documentos en Pandora Papers confirman que las operaciones vía offshore continuaron sin cesar durante los siguientes años.
“Hoy la Legión de Cristo no tiene compañías offshore ni tiene recursos en compañías offshore”, advirtió en aquel entonces la congregación. “Fueron creadas cuando el padre Marcial Maciel era administrador general, y luego fueron cerradas”, informó la orden luego de que se conocieran los Paradise Papers, que pusieron al descubierto otra red de firmas montada por Maciel y la cúpula legionaria en paraísos fiscales.
El ICIJ, en coordinación con organizaciones periodísticas alrededor del mundo, ha revelado las filtraciones de los Panama Papers en 2016 y los Paradise Papers en 2017. En los Pandora Papers, que exponen nuevos secretos financieros vinculados a los Legionarios, han participado más de 600 periodistas de 150 medios de comunicación.
La Legión amasó fortuna y gozó de poder y prestigio durante años, pero todo se comenzó a colapsar cuando se descubrieron los escándalos sexuales de Maciel, lo que a la postre obligó a Benedicto XVI a exigir su retiro forzoso y más tarde a ordenar la incautación de las operaciones. Uno de los más cercanos a Maciel y quien se perfilaba para sucederlo era Luis Garza Medina, quien llegó a ser vicario de los Legionarios.
Origen y destino
Los archivos de Pandora Papers revelan que los Legionarios contrataron los servicios del despacho Aspen Trust Services Limited para que les diseñara la estructura mediante la cual recibirían y gestionarían sus donaciones bajo el máximo sigilo.
El dinero se movía en secreto desde las cuentas suizas de AlfaOmega y Salus Trust con destino a tres subsidiarias basadas en Reino Unido y Estados Unidos, las cuales se encargaban de invertir el dinero que habían aportado los Garza Medina en docenas de empresas mexicanas, extranjeras y fondos de capital. Las decisiones de inversión eran asesoradas por la firma española Proaltus Capital Partners SL, según los archivos confidenciales.
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Entre las inversiones realizadas destacan edificios residenciales en Florida, Indiana, Illinois, Iowa y Texas, donde se descubrió que los inquilinos que se atrasan con sus pagos han enfrentado tácticas agresivas, incluyendo desalojos durante la pandemia.
RMCT se creó “como un vehículo para recibir donaciones para cubrir los gastos de los miembros mayores de la Congregación y otros fines religiosos, educativos y de la caridad”, dijo un portavoz de la orden en una carta enviada a los periodistas para este reportaje.
AlfaOmega y Salus Trust, por su parte, fueron creados para apoyar a sacerdotes ancianos y otras causas católicas, según un portavoz de los hermanos Garza Medina.
“Desde que Salus y AlfaOmega fueron creados con fondos irrevocables de la familia Garza Medina, los fideicomisos han aportado un promedio de un millón de dólares anuales que se utilizan para alimento, vivienda, y cuidados médicos para un gran número de sacerdotes, monjas y consagrados retirados”, admitió un portavoz de ambos fideicomisos.
Los fondos con los que se crearon los dos fideicomisos provenían de la herencia familiar y a través de inversiones que realizaron los hermanos Garza Medina de su fortuna personal. “Salus Trust fue creado cuando el padre Garza recibió activos familiares después de que la familia decidiera liquidar sus acciones en una compañía que cotiza en la Bolsa”, explicaron los voceros de los fondos.
Al momento de crear sus entidades offshore, los hermanos Garza Medina designaron como principal beneficiario al fideicomiso RMTC. A finales de 2017, AlfaOmega y Salus Trust controlaban cerca de 300 millones de dólares en activos, la mayoría de los cuales se encontraban resguardados en cuatro bancos suizos, según los estados financieros.
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Aunque la Legión admite que recibe dinero de los fondos creados por la familia Garza Medina, dice que no está al tanto del tipo de inversiones que realizan estos fideicomisos. “La congregación no posee ni controla sus fondos o inversiones y no tenemos conocimiento de sus operaciones”, dijo Aaron Smith, director de la oficina de comunicación internacional de la Legión.
El portafolio de inversiones de los fideicomisos es diversificado: desde un exclusivo centro de residencias para adultos mayores, proyectos de infraestructura y bienes raíces, clínicas de rehabilitación física, empresas de suplementos alimenticios, hospitales, escuelas y universidades, aplicaciones tecnológicas, empresas de exploración de petróleo y hasta entidades que aparecen en la lista negra del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
En la última década, la red de fideicomisos y subsidiarias de los Garza Medina transfirió millones de dólares a una constelación de empresas mexicanas de tecnología, educación, salud y del sector inmobiliario y de bienes raíces, entre otros, según los datos revelados en los Pandora Papers. Tan solo AlfaOmega había realizado inversiones por más de 20 millones de dólares, según los estados financieros del 2019 incluidos en los archivos filtrados.
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Una gran parte del dinero que salió desde los fideicomisos creados por el exvicario y sus hermanos, fue a parar a una docena de empresas controladas por la propia familia Garza Medina. Por ejemplo, la inversión más grande realizada por 6.8 millones de dólares fue a Jaguar Holding SAPI de CV, una firma dedicada a la exploración de pozos petroleros creada por Dionisio Garza Medina.
Los Pandora Papers contienen información que indica que AlfaOmega, a través de su subsidiaria inglesa, realizó una compra de acciones de la firma Villa Inversiones SAPI, una empresa fantasma boletinada por el SAT en agosto de 2016. Los documentos no precisan cuánto dinero se dirigió a esta compañía.
Portavoces de los fideicomisos dijeron que todas las inversiones se hicieron con el propósito de apoyar su misión caritativa. “Para hacer esto, los fideicomisos invierten alrededor del mundo de manera diversificada y ética, buscando inversiones con el mejor riesgo-retorno. Estas inversiones incluyen capital privado, bienes raíces y otros activos”, aseguraron los voceros de AlfaOmega y Salus.
Los fideicomisos se utilizan como un mecanismo de planificación fiscal con ventajas impositivas, fines sucesorios y de protección patrimonial. Funcionan como contratos o acuerdos legales que permiten al creador del fideicomiso transferir la propiedad de sus activos a un tercero independiente para que los administre en beneficio de los beneficiarios designados y los transfiera a éstos, según las condiciones del contrato.
Los voceros de AlfaOmega y Salus Trusts dijeron que todos los activos del exvicario y sus hermanos “han sido donados irrevocablemente a los fideicomisos y, por lo tanto, la familia no tiene acceso a ellos”.
Los Garza Medina “no han retenido poderes, y todas las operaciones, inversiones y distribuciones son decididas por los fideicomisarios”, dijeron los portavoces, aunque los documentos de Pandora Papers revelan que la familia dejó en posiciones de control a gente de su confianza.
Como uno de los protectores de los fideicomisos en Nueva Zelanda nombraron a Alejandro Páez Aragón, esposo de Teresa Garza Medina y exdirectivo de Grupo Integer, organización que se encargaba de administrar los fondos de la Legión, según los archivos filtrados. Páez Aragón no respondió a las peticiones de comentarios enviadas para esta investigación.
El fondo de los Legionarios ha recibido de forma ininterrumpida el flujo de dinero que le proveen los fideicomisos nacidos en el seno de la familia empresarial de los Garza Medina, y esto sucedió incluso durante el tiempo en que el Vaticano controlaba las operaciones de la Legión.
La Congregación se negó a responder con claridad si la Santa Sede estaba o no informada del caudal de dinero que seguía recibiendo a través de AlfaOmega y Stalus mientras estuvo intervenida. “Los institutos religiosos no están obligados a enviar información detallada al Vaticano sobre sus decisiones financieras o su organización interna”, dijo un portavoz de la Legión. El Vaticano guardó silencio.
En la elaboración de esta investigación colaboraron Spencer Woodman (ICIJ), Georgina Zerega (El País), Mathieu Tourliere (Proceso), Leo Sisti (L’Espresso).
* Los Pandora Papers son una colaboración mundial entre Quinto Elemento Lab y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Si disfruta de este tipo de periodismo, por favor haga una donación al ICIJ para apoyarlo. El Espectador reproduce este artículo publicado inicialmente en el portal Quinto Elemento Lab