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Lo que más temían en Perú con la llegada de Pedro Castillo a la Presidencia era que la inestabilidad política se volviera parte del sistema. El país ha tenido cuatro presidentes en los últimos tres años y todo indica que el recién posesionado mandatario podría correr la misma suerte que sus antecesores si no corrige pronto el rumbo de su gobierno.
El profesor, que nunca ha escondido sus limitaciones y llena sus discursos de generalidades, les está dando la razón a aquellos comentaristas que temían que, una vez se posesionara, no supiera qué hacer en el cargo. El nombramiento de su gabinete es una muestra de eso: Castillo designó tantos ministros polémicos, que es imposible que consiga el voto de confianza del Congreso.
Un breve resumen: nombró a Guido Bellido como jefe de gabinete, es decir, el encargado de negociar con el Congreso; el problema es que Bellido, ingeniero de 41 años, no tiene experiencia en cargos públicos y, lo más grave, tiene dos investigaciones por “apología al terrorismo”. En la cartera de Relaciones Exteriores nombró a Héctor Bejar, fundador del movimiento guerrillero peruano Ejército de Liberación Nacional (Eln) y quien se ha mostrado a favor de algunas políticas en Venezuela y Cuba. El ministro del Interior, Juan Manuel Carrasco, es investigado por la Fiscalía por presunta incompatibilidad con el cargo, después de haber pedido una licencia como fiscal previo al nombramiento ministerial.
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El ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Iber Maraví, aparece en informes de la Policía como alguien vinculado a líderes radicales, y el titular de la cartera de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva Villegas, no solo tiene multas de tránsito, algunas graves, sino que en 2011 fue denunciado por su entonces pareja por agresión física y psicológica.
“Lo que va a pasar es que no le van a dar el voto de confianza al gabinete”, indicó a la AFP el analista político Hugo Otero. “Este gabinete no se sostiene”. En los próximos días Castillo deberá explicar ante el Congreso esos polémicos nombramientos, y si no obtiene la confianza se verá enfrentado a una primera crisis. Una que podría terminar en su vacancia presidencial, pues ya hay legisladores fujimoristas que plantean esa opción.
Keijo Fujimori, quien no acepta el triunfo de Castillo e insiste en fraude electoral, ya dijo que va a ser un muro de contención. Por su parte, el titular de la bancada Renovación Popular, Jorge Montoya, afirmó en entrevista en la televisión peruana que “la vacancia presidencial es una opción, pero al final de la lista”.
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“Pedro Castillo ha empezado con el pie izquierdo, tenemos muchas formas de poder frenar este asunto, la primera sería interpelando al primer ministro para que nos indique cómo es que designó a los ministros” (...) No podemos tener a un guerrillero de ministro de Relaciones Exteriores y a otros que están vinculados al terrorismo o de una u otra forma relacionado con alguien de ese sector, eso tiene que ser aclarado definitivamente y tomar el siguiente paso”, añadió.
Las alarmas se dispararon en el país. Analistas y otros sectores políticos le piden a Castillo rectificar, pero el mandatario solo aumenta las preocupaciones: se niega a gobernar desde el palacio presidencial por considerarlo “un símbolo colonial” y ha sostenido reuniones en una casa donde no hay control de visitas ni registro de reuniones.
En un editorial, el periódico La República alerta que los errores de Castillo no pueden convertirse en aliento para cualquier salida radical o golpismo blanco vía la vacancia congresal. “Se debe buscar la rectificación de los yerros políticos cometidos (...), pero no se debe permitir que, en medio de la parálisis y la inacción, el fujimorismo y sus aliados quieran jalar agua para su molino golpista”.
Le reclama a Castillo su responsabilidad como gobernante, pero anima al Congreso a cumplir su tarea de legislar y hacer control político, y les advierte sobre “esperar las condiciones para activar la vacancia presidencial”. “Sería un boicot al incipiente gobierno elegido por la mayoría de los peruanos”.