Perú retira a su embajador en Colombia por “injerencias” de Gustavo Petro
La tensión diplomática entre Lima y Bogotá se ha incrementado durante las últimas semanas. En febrero, el Congreso peruano aprobó un proyecto en que declaraba a Gustavo Petro, presidente colombiano, persona no grata para el país y prohibía ingreso a su jurisdicción.
A través de un comunicado el Gobierno de Perú informó que retira formalmente a su embajador en Bogotá. El aviso se dio, según el Ejecutivo, debido a las injerencias que ha cometido Gustavo Petro frente a los asuntos internos de Perú. Estas acusaciones de parte de Petro contra los asuntos internos de Perú han sido constantes desde el 7 de diciembre de 2022, día en que Pedro Castillo, antiguo presidente de ese país, intentó disolver el congreso y cometer un golpe de estado.
El comunicado explica que a partir de este miércoles “Perú ha dispuesto el retiro definitivo del Embajador de Perú en Colombia”. Así pues, las relaciones entre el país inca y Colombia quedan reducidas únicamente a cuestiones mercantiles y económicas.
Vale la pena recordar que, en febrero de este año, la cúpula política de Perú decidió declarar a Gustavo Petro como persona no grata en territorio peruano. Esta decisión, aunque prohibía que el presidente colombiano viajara hacia la jurisdicción de Perú, no tenía efectos entre las relaciones de Bogotá y Lima.
Para el Gobierno de Dina Boluarte, la decisión de retirar al embajador en Colombia obedece a las “reiteradas expresiones injerencistas y ofensivas del presidente” Petro.
El jefe de Estado de Colombia ha insistido, tanto en alocuciones presidenciales como en foros internacionales, que el poder presidencial en Perú fue usurpado. Petro también ha señalado que Pedro Castillo, hoy obligado a cumplir como mínimo tres años de prisión preventiva, sufrió un golpe de estado de parte de legisladores y otros políticos de ese país.
En ocasiones anteriores, Petro criticó el allanamiento que hizo Dina Boluarte y las fuerzas policiacas a la Universidad de San Marcos, en Lima, episodio que terminó con casi 200 detenidos. El presidente insistió en que la Organización de Estados Americanos (OEA) debía “examinar el caso de Perú”. Estas “intromisiones” de parte del presidente colombiano ocasionaron que los ministerios de Perú, incluso la Cancillería, se manifestaran en contra de sus declaraciones.
Gustavo Petro “persiste en distorsionar la realidad al desconocer que 7 de diciembre de 2022 se produjo en Perú un golpe de Estado por el expresidente Castillo”, indica el comunicado del Gobierno peruano.
De acuerdo con el texto, la responsabilidad de tensionar aún más las relaciones diplomáticas entre Colombia y Perú es de Gustavo Petro. El presidente colombiano, con sus “continuas expresiones injerencistas han deteriorado seriamente la histórica relación de amistad, cooperación y respeto” entre ambos países.
Incluso en la última Cumbre Iberoamericana celebrada en República Dominicana, Petro insistió en que la situación de Pedro Castillo debía no era aceptable.
”Hoy (Pedro Castillo) debería estar aquí, lo sacaron. Está preso”, dijo Petro en una intervención hace pocos días.
Según reza el comunicado, Perú espera que la “estrecha y bicentenaria relación con Colombia retome su cauce en el marco del respeto mutuo”.
Finalmente, el Ejecutivo de Perú explicó que, con el retiro de su embajador, “las relaciones diplomáticas entre Perú” y Colombia “quedan (reducidas) formalmente a nivel de encargado de negocios”.
¿Qué implica?
Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario le explicó a El Espectador que no hay un episodio en la historia reciente en que las relaciones de Bogotá y Lima estuvieran tan afectadas. Para Jaramillo, incluso desde la guerra entre ambos países que se dio hace 90 años, no había tanta tensión en las interacciones de Colombia y Perú.
“El antecedente más cercano de una crisis de esta magnitud fue el episodio de Correa-Uribe-Chávez cuando ocurrió la Operación Fénix”, cuenta Jaramillo. No obstante, el analista opina que quizá sea el “peor momento de la historia diplomática contemporánea”.
“Esto se veía venir”, explica Jaramillo, que asegura que desde que los legisladores en Perú declararon “no grato” a Petro, no se hizo nada en Colombia para solucionar o siquiera alivianar las tensiones.
Vale la pena mencionar que Colombia no es el único país con quien el círculo político y legislativo de Perú ha tenido diferencias. En un episodio anterior, el Parlamento peruano aprobó a fines del año pasado una moción parlamentaria en rechazo a “los constantes actos de intromisión en los asuntos internos” contra Andrés Manuel López Obrador, mandatario de México.
Además, Perú ya declaró persona non grata al embajador mexicano en Lima, Pablo Monroy y a Evo Morales, expresidente de Bolivia. Esto debido a sus constantes incitaciones en la política nacional” que, a juicio del Parlamento, buscan “desequilibrar el orden interno del país”.
Para Jaramillo, las decisiones del Ejecutivo de Perú contra Petro “van a buscar generar un antecedente para que otros gobiernos de la región (como Brasil, Chile o Argentina) dejen de opinar sobre la situación de derechos humanos en Perú”.
Las repercusiones políticas en las relaciones de Latinoamérica
Este nuevo episodio de tensiones tiene varios agravantes en el plano diplomático de Latinoamérica, cuenta el docente. En primer lugar, “Petro no ha reconocido a Dina Boluarte desde que reemplazó a Pedro Castillo”. Además, en repetidas ocasiones, el presidente colombiano ha trinado y manifestado opiniones que “nunca ha regulado […] y tampoco ha pedido disculpas, por lo cual es poco probable que esta situación se solucione”, afirma el politólogo.
En cuanto a la idea de Gustavo Petro de crear “una sola América Latina”, Jaramillo opina que se ha “atrofiado”. “Esto que sucede solo atrofia la idea de integración latinoamericana de Petro […]. Teníamos gabinete binacional con Perú (el mecanismo de coordinación de más alto nivel entre dos países), algo que, obviamente, ya no va a ocurrir”, cuenta Jaramillo.
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A través de un comunicado el Gobierno de Perú informó que retira formalmente a su embajador en Bogotá. El aviso se dio, según el Ejecutivo, debido a las injerencias que ha cometido Gustavo Petro frente a los asuntos internos de Perú. Estas acusaciones de parte de Petro contra los asuntos internos de Perú han sido constantes desde el 7 de diciembre de 2022, día en que Pedro Castillo, antiguo presidente de ese país, intentó disolver el congreso y cometer un golpe de estado.
El comunicado explica que a partir de este miércoles “Perú ha dispuesto el retiro definitivo del Embajador de Perú en Colombia”. Así pues, las relaciones entre el país inca y Colombia quedan reducidas únicamente a cuestiones mercantiles y económicas.
Vale la pena recordar que, en febrero de este año, la cúpula política de Perú decidió declarar a Gustavo Petro como persona no grata en territorio peruano. Esta decisión, aunque prohibía que el presidente colombiano viajara hacia la jurisdicción de Perú, no tenía efectos entre las relaciones de Bogotá y Lima.
Para el Gobierno de Dina Boluarte, la decisión de retirar al embajador en Colombia obedece a las “reiteradas expresiones injerencistas y ofensivas del presidente” Petro.
El jefe de Estado de Colombia ha insistido, tanto en alocuciones presidenciales como en foros internacionales, que el poder presidencial en Perú fue usurpado. Petro también ha señalado que Pedro Castillo, hoy obligado a cumplir como mínimo tres años de prisión preventiva, sufrió un golpe de estado de parte de legisladores y otros políticos de ese país.
En ocasiones anteriores, Petro criticó el allanamiento que hizo Dina Boluarte y las fuerzas policiacas a la Universidad de San Marcos, en Lima, episodio que terminó con casi 200 detenidos. El presidente insistió en que la Organización de Estados Americanos (OEA) debía “examinar el caso de Perú”. Estas “intromisiones” de parte del presidente colombiano ocasionaron que los ministerios de Perú, incluso la Cancillería, se manifestaran en contra de sus declaraciones.
Gustavo Petro “persiste en distorsionar la realidad al desconocer que 7 de diciembre de 2022 se produjo en Perú un golpe de Estado por el expresidente Castillo”, indica el comunicado del Gobierno peruano.
De acuerdo con el texto, la responsabilidad de tensionar aún más las relaciones diplomáticas entre Colombia y Perú es de Gustavo Petro. El presidente colombiano, con sus “continuas expresiones injerencistas han deteriorado seriamente la histórica relación de amistad, cooperación y respeto” entre ambos países.
Incluso en la última Cumbre Iberoamericana celebrada en República Dominicana, Petro insistió en que la situación de Pedro Castillo debía no era aceptable.
”Hoy (Pedro Castillo) debería estar aquí, lo sacaron. Está preso”, dijo Petro en una intervención hace pocos días.
Según reza el comunicado, Perú espera que la “estrecha y bicentenaria relación con Colombia retome su cauce en el marco del respeto mutuo”.
Finalmente, el Ejecutivo de Perú explicó que, con el retiro de su embajador, “las relaciones diplomáticas entre Perú” y Colombia “quedan (reducidas) formalmente a nivel de encargado de negocios”.
¿Qué implica?
Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario le explicó a El Espectador que no hay un episodio en la historia reciente en que las relaciones de Bogotá y Lima estuvieran tan afectadas. Para Jaramillo, incluso desde la guerra entre ambos países que se dio hace 90 años, no había tanta tensión en las interacciones de Colombia y Perú.
“El antecedente más cercano de una crisis de esta magnitud fue el episodio de Correa-Uribe-Chávez cuando ocurrió la Operación Fénix”, cuenta Jaramillo. No obstante, el analista opina que quizá sea el “peor momento de la historia diplomática contemporánea”.
“Esto se veía venir”, explica Jaramillo, que asegura que desde que los legisladores en Perú declararon “no grato” a Petro, no se hizo nada en Colombia para solucionar o siquiera alivianar las tensiones.
Vale la pena mencionar que Colombia no es el único país con quien el círculo político y legislativo de Perú ha tenido diferencias. En un episodio anterior, el Parlamento peruano aprobó a fines del año pasado una moción parlamentaria en rechazo a “los constantes actos de intromisión en los asuntos internos” contra Andrés Manuel López Obrador, mandatario de México.
Además, Perú ya declaró persona non grata al embajador mexicano en Lima, Pablo Monroy y a Evo Morales, expresidente de Bolivia. Esto debido a sus constantes incitaciones en la política nacional” que, a juicio del Parlamento, buscan “desequilibrar el orden interno del país”.
Para Jaramillo, las decisiones del Ejecutivo de Perú contra Petro “van a buscar generar un antecedente para que otros gobiernos de la región (como Brasil, Chile o Argentina) dejen de opinar sobre la situación de derechos humanos en Perú”.
Las repercusiones políticas en las relaciones de Latinoamérica
Este nuevo episodio de tensiones tiene varios agravantes en el plano diplomático de Latinoamérica, cuenta el docente. En primer lugar, “Petro no ha reconocido a Dina Boluarte desde que reemplazó a Pedro Castillo”. Además, en repetidas ocasiones, el presidente colombiano ha trinado y manifestado opiniones que “nunca ha regulado […] y tampoco ha pedido disculpas, por lo cual es poco probable que esta situación se solucione”, afirma el politólogo.
En cuanto a la idea de Gustavo Petro de crear “una sola América Latina”, Jaramillo opina que se ha “atrofiado”. “Esto que sucede solo atrofia la idea de integración latinoamericana de Petro […]. Teníamos gabinete binacional con Perú (el mecanismo de coordinación de más alto nivel entre dos países), algo que, obviamente, ya no va a ocurrir”, cuenta Jaramillo.
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