¿Por qué el progresismo en EE. UU. ha guardado silencio sobre Biden?
A pesar de su reputación de protagonizar la crítica más ruidosa contra Joe Biden en el Congreso, el progresismo ahora se ve obligado a guardar silencio para salvar sus propios puestos.
Con las declaraciones del congresista Adam Smith, quien dijo el lunes que el presidente Joe Biden “no es la mejor persona para llevar el mensaje demócrata” al país, ya son nueve los legisladores demócratas que piden un cambio en la dirección de la campaña presidencial. Otras voces han sido las de Angie Craig, Lloyd Doggett, Raúl Grijalva, Jerry Nadler y Jim Himes. Pero, a los ojos de analistas, esta lista de rebeldes, que va creciendo conforme se acerca la Convención Nacional Demócrata, no destaca por los nombres que incluye, sino por los que no se encuentran ahí: no hay nadie del progresismo demócrata.
El ala progresista del Partido Demócrata, conformada por voces como la de la representante por Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortéz, ha destacado en las últimas legislaturas por protagonizar fervientes discusiones a nivel interno con sus colegas del ala moderada y el ala conservadora. Incluso han llegado a votar en contra de proyectos vitales para el gobierno Biden, como la Ley de Infraestructura de 2021.
“Sus votos demostraron que, a diferencia de los demócratas corporativos decididos a descarrilar el núcleo de la agenda del presidente Biden en nombre de sus donantes corporativos, ellos saben lo que significa servir a las personas que representan”, dijo entonces Mary Small, directora de Indivisaible, una organización progresista nacional.
Es por eso que, pese a tener la reputación de ser las voces de mayor oposición contra Biden al interior de su propio partido, resulta llamativo no solo que no se pronunciaran en contra de su candidatura presidencial como los representantes más moderados, sino que incluso han llegado a respaldar públicamente su campaña.
“El asunto está cerrado”, dijo Ocasio-Cortez cuando se le preguntó el lunes si se sumaría a las voces que le piden a Biden dar un paso al costado.
Las representantes Ayanna Pressley, de Massachusetts e Ilhan Omar, de Minnesota, que conforman junto a Ocasio-Cortez el llamado grupo progresista “The Squad” en el Congreso, también mostraron su respaldo a Biden. Esto es más llamativo todavía, considerando que Omar, por ejemplo, ha sido de las voces más críticas con el apoyo mostrado por Biden a Israel.
Según el periodista Alexander Sammon del medio Slate, este sorpresivo respaldo del progresismo demócrata en el Congreso a la campaña de Biden responde a sus propios intereses en las próximas elecciones: salvar sus escaños no solo del desafío del trumpismo, sino especialmente de los candidatos demócratas moderados.
En los últimos meses, los representantes progresistas del Congreso han visto un aumento de los incentivos a campañas de candidatos también demócratas, pero con una identidad mucho más moderada. La inyección de este dinero proviene de grupos como el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel y lo que buscan con su respaldo a demócratas de centro es desalentar las ideas progresistas dentro del Partido Demócrata y reemplazarlas por posturas mucho más flexibles, en especial sobre la discusión de la guerra en Gaza.
Este fue el caso del representante progresista Jamaal Bowman, quien perdió las primarias demócratas contra el candidato moderado George Latimer, quien tuvo un impresionante gasto de US$15 millones en publicidad provenientes de fondos de grupos judíos. El representante Bowman había sido uno de los pocos en rechazar una resolución simbólica de la Cámara en apoyo de Israel después del ataque del 7 de octubre. Latimer, por otro lado, había mostrado abiertamente su apoyo a Israel. Será él quien se mida finalmente en noviembre contra un candidato republicano en Nueva York.
De esta manera, lo que busca el progresismo con su silencioso respaldo a Biden es que el presidente les tienda la mano para evitar ahogarse en la “avalancha de dinero” que le está llegando a candidatos más moderados dentro de su propio partido con el fin de reemplazarlos. Biden, contrario a años anteriores, ha cambiado su dirección y ahora mira más al ala progresista que al centro de su partido, el cual, como demuestra el listado de rebeldes, quiere que abandone la carrera.
Otra lectura que hace Sammon es que el progresismo se ve doblemente obligado a respaldar a Biden, pues no solo necesita su ayuda para contener al centro que busca reemplazarlo en las próximas generales, sino que si este grupo llega a desafiarlo abiertamente y el presidente de alguna manera logra la reelección, el progresismo podría verse aún más atrincherado en la próxima legislatura.
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Con las declaraciones del congresista Adam Smith, quien dijo el lunes que el presidente Joe Biden “no es la mejor persona para llevar el mensaje demócrata” al país, ya son nueve los legisladores demócratas que piden un cambio en la dirección de la campaña presidencial. Otras voces han sido las de Angie Craig, Lloyd Doggett, Raúl Grijalva, Jerry Nadler y Jim Himes. Pero, a los ojos de analistas, esta lista de rebeldes, que va creciendo conforme se acerca la Convención Nacional Demócrata, no destaca por los nombres que incluye, sino por los que no se encuentran ahí: no hay nadie del progresismo demócrata.
El ala progresista del Partido Demócrata, conformada por voces como la de la representante por Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortéz, ha destacado en las últimas legislaturas por protagonizar fervientes discusiones a nivel interno con sus colegas del ala moderada y el ala conservadora. Incluso han llegado a votar en contra de proyectos vitales para el gobierno Biden, como la Ley de Infraestructura de 2021.
“Sus votos demostraron que, a diferencia de los demócratas corporativos decididos a descarrilar el núcleo de la agenda del presidente Biden en nombre de sus donantes corporativos, ellos saben lo que significa servir a las personas que representan”, dijo entonces Mary Small, directora de Indivisaible, una organización progresista nacional.
Es por eso que, pese a tener la reputación de ser las voces de mayor oposición contra Biden al interior de su propio partido, resulta llamativo no solo que no se pronunciaran en contra de su candidatura presidencial como los representantes más moderados, sino que incluso han llegado a respaldar públicamente su campaña.
“El asunto está cerrado”, dijo Ocasio-Cortez cuando se le preguntó el lunes si se sumaría a las voces que le piden a Biden dar un paso al costado.
Las representantes Ayanna Pressley, de Massachusetts e Ilhan Omar, de Minnesota, que conforman junto a Ocasio-Cortez el llamado grupo progresista “The Squad” en el Congreso, también mostraron su respaldo a Biden. Esto es más llamativo todavía, considerando que Omar, por ejemplo, ha sido de las voces más críticas con el apoyo mostrado por Biden a Israel.
Según el periodista Alexander Sammon del medio Slate, este sorpresivo respaldo del progresismo demócrata en el Congreso a la campaña de Biden responde a sus propios intereses en las próximas elecciones: salvar sus escaños no solo del desafío del trumpismo, sino especialmente de los candidatos demócratas moderados.
En los últimos meses, los representantes progresistas del Congreso han visto un aumento de los incentivos a campañas de candidatos también demócratas, pero con una identidad mucho más moderada. La inyección de este dinero proviene de grupos como el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel y lo que buscan con su respaldo a demócratas de centro es desalentar las ideas progresistas dentro del Partido Demócrata y reemplazarlas por posturas mucho más flexibles, en especial sobre la discusión de la guerra en Gaza.
Este fue el caso del representante progresista Jamaal Bowman, quien perdió las primarias demócratas contra el candidato moderado George Latimer, quien tuvo un impresionante gasto de US$15 millones en publicidad provenientes de fondos de grupos judíos. El representante Bowman había sido uno de los pocos en rechazar una resolución simbólica de la Cámara en apoyo de Israel después del ataque del 7 de octubre. Latimer, por otro lado, había mostrado abiertamente su apoyo a Israel. Será él quien se mida finalmente en noviembre contra un candidato republicano en Nueva York.
De esta manera, lo que busca el progresismo con su silencioso respaldo a Biden es que el presidente les tienda la mano para evitar ahogarse en la “avalancha de dinero” que le está llegando a candidatos más moderados dentro de su propio partido con el fin de reemplazarlos. Biden, contrario a años anteriores, ha cambiado su dirección y ahora mira más al ala progresista que al centro de su partido, el cual, como demuestra el listado de rebeldes, quiere que abandone la carrera.
Otra lectura que hace Sammon es que el progresismo se ve doblemente obligado a respaldar a Biden, pues no solo necesita su ayuda para contener al centro que busca reemplazarlo en las próximas generales, sino que si este grupo llega a desafiarlo abiertamente y el presidente de alguna manera logra la reelección, el progresismo podría verse aún más atrincherado en la próxima legislatura.
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