¿Por qué fue tan emocionante el discurso de Petro en la ONU? Esta fue la estrategia
Nadie quedó indiferente ante las palabras del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en las Naciones Unidas. ¿Cuál es el secreto tras un discurso cautivador?
Martha Lucía Márquez*
La filósofa norteamericana Martha Nussbaum afirma que las emociones en la política se pueden usar para fragmentar una comunidad y desestabilizarla o bien para entusiasmarla en la búsqueda de la justicia. El primer discurso de Gustavo Petro ante la Asamblea de Naciones Unidas hace bien lo segundo: produce un sentimiento de urgencia frente a la crisis climática que vincula con la violencia en Colombia. De esta manera, la Paz Total adquiere una dimensión global porque se condiciona a la justicia ambiental.
Recomendamos: [Análisis] Primer discurso de Petro en la ONU: ¿un giro en la política exterior?
Los resortes de la emocionalidad del discurso asoman en las primeras líneas. El presidente acude a lo que hoy se llama el storytelling, que no es más que la estrategia de narrar. Así como cualquier lector queda atrapado desde que lee “Érase una vez (…)”, el “presidente de uno de los tres países más bellos del mundo” cautiva a los oyentes cuando comienza a relatar la paradoja de su patria en la que coexisten la vida y la belleza, la muerte y el terror. La estrategia de estructurar el discurso desde estas oposiciones, uno de cuyos polos tiene alta valoración (la vida y la belleza) y el otro no es valorado (nadie quiere la muerte ni el terror) obliga al receptor del discurso a ponerse del lado del primer polo, es decir, a tomar posición.
Del otro lado, contiguos a la muerte y el terror, quedan aquellos a los que alude el presidente Petro. Aunque se dirigió a los representantes de los 193 miembros de la ONU, el discurso se refiere a los países del centro económico y a sus redes de poder. Los nombró “relaciones de poder del mundo” y los responsabilizó del fracaso civilizatorio de la humanidad, por fomentar la adicción al consumo de mercancías, drogas y petróleo con los que se destruye la selva y se causa la muerte a los campesinos colombianos. El argumento se refuerza con la poderosa representación de la selva como una bella mujer violentada por el temor que causa su exuberancia. Dice Petro “ven en la Selva (…) en su vitalidad, lo lujurioso, lo pecaminoso”.
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De esta manera la Paz Total adquiere una dimensión más amplia. Sabíamos que tiene tres pilares, la implementación de los Acuerdos de Paz, los diálogos con el ELN y el acogimiento de otros grupos armados. También que la Política Exterior del Gobierno de Gustavo Petro se orientará a la creación de un entorno internacional favorable para la paz, de forma similar a como lo hizo Juan Manuel Santos con la llamada “Diplomacia para la Paz”. Muestra de esto último es que Álvaro Leyva se nombre a sí mismo “Ministro de Relaciones Exteriores y de Paz”; que el gobierno haya reestablecido relaciones con Cuba, reivindicando su papel en las negociaciones con el ELN; que se restablecieran las relaciones con Venezuela y que se buscara negociar la liberación de presos políticos en Nicaragua. Pero con el reciente discurso la Paz Total no sólo concierne al espacio de las Américas, sino que es una cuestión de justicia ambiental global para compensar la Selva y sus habitantes.
*Martha Lucía Márquez es doctora en Ciencias Sociales y Humanas, directora del Centro de Investigación y Educación Popular Cinep/PPP y profesora asociada de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.
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La filósofa norteamericana Martha Nussbaum afirma que las emociones en la política se pueden usar para fragmentar una comunidad y desestabilizarla o bien para entusiasmarla en la búsqueda de la justicia. El primer discurso de Gustavo Petro ante la Asamblea de Naciones Unidas hace bien lo segundo: produce un sentimiento de urgencia frente a la crisis climática que vincula con la violencia en Colombia. De esta manera, la Paz Total adquiere una dimensión global porque se condiciona a la justicia ambiental.
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Del otro lado, contiguos a la muerte y el terror, quedan aquellos a los que alude el presidente Petro. Aunque se dirigió a los representantes de los 193 miembros de la ONU, el discurso se refiere a los países del centro económico y a sus redes de poder. Los nombró “relaciones de poder del mundo” y los responsabilizó del fracaso civilizatorio de la humanidad, por fomentar la adicción al consumo de mercancías, drogas y petróleo con los que se destruye la selva y se causa la muerte a los campesinos colombianos. El argumento se refuerza con la poderosa representación de la selva como una bella mujer violentada por el temor que causa su exuberancia. Dice Petro “ven en la Selva (…) en su vitalidad, lo lujurioso, lo pecaminoso”.
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*Martha Lucía Márquez es doctora en Ciencias Sociales y Humanas, directora del Centro de Investigación y Educación Popular Cinep/PPP y profesora asociada de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.
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