Existe una pequeña lista de países que han eliminado la celebración del nacimiento de Jesús de las festividades oficiales. Uno de ellos es Corea del Norte, cuyo régimen autoritario reemplazó la Navidad por la conmemoración del natalicio de Kim Jong-suk, abuela del actual líder del país, Kim Jong-un, quien también nació en Nochebuena. Aunque hay un artículo en la Constitución que garantiza la libertad de religión, quienes se atrevan a celebrar la Navidad pueden ser arrestados.
En Brunéi, el sultán Muda Hassanal Bolkiah prohibió en 2015 la exhibición de símbolos que se asocien con la Navidad, al igual que en Tayikistán, donde quedaron prohibidas hasta los fuegos artificiales y comidas festivas relacionadas con Nochebuena. Pero hay un país en esta lista que, aunque “eliminó” la Navidad, no es un régimen autoritario como el resto. De hecho, vive en plena democracia. Se trata de Uruguay.
Según la ley, en Uruguay no se celebra la Navidad. Tampoco hay Día de Reyes, Semana Santa o Día de la Virgen, como ocurre en otros países de América Latina. Esto ocurre desde 1919, cuando a estos feriados se les dio otra denominación: Navidad es conocida como el Día de la Familia; al Día de Reyes se le llama Día de los Niños y a la Semana Santa se le identifica como la Semana del Turismo. ¿Por qué?
Desde 1861, 36 años después de su independencia, Uruguay tomó acciones muy concretas para separar a la Iglesia católica del Estado. En primer lugar, le quitó el control de los cementerios y se lo otorgó al Estado. Poco después, se priorizó el matrimonio civil sobre el religioso, y las referencias a Dios fueron eliminadas de todo discurso en el Parlamento. Después de esto, se suprimió la enseñanza de la religión y se plasmó en la Constitución de 1918 la libertad de culto, por lo que la Iglesia fue perdiendo poder simbólico.
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“No profesemos ningún culto, pero tengamos la religión del porvenir, con la mirada fija en la estrella de la justicia, que nos alumbre; marchemos incesantemente preparando el establecimiento de la democracia, en la que el pueblo convertido en sacerdote y en rey tendrá por guía y por Dios a la libertad”, dijo el escritor y periodista José Pedro Varela, promotor de la reforma educativa de Uruguay.
Fue también por la Constitución de 1918 que se tomó la decisión de no celebrar la Navidad. Aunque se mantuvieron los días festivos, se dejó de reconocer las características religiosas detrás de esta fecha. Sin embargo, las calles se adornan al igual que los árboles, aunque no se ven muchos pesebres como en otros países de la región.
Estas acciones influyeron ampliamente en el país. Según un estudio del Pew Research Center, cerca del 37 % del país no tiene una filiación religiosa.
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