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                                                                                                                                Día 1 del juicio por la muerte de Fernando Báez Sosa: hay un silencio enorme en casa

                                                                                                                                Este lunes comenzó el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, argentino de 18 años que fue golpeado hasta la muerte en la salida de un boliche. Luego de tres años del crimen, empiezan las diligencias judiciales para saber qué pasará en el futuro de los ocho acusados. Crónica del primer día del juicio.

                                                                                                                                Fernando Báez Sosa fue golpeado hasta la muerte el 18 de enero de 2020 a la salida del boliche argentino Le Bricque.
                                                                                                                                Foto: Daniel Bone
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Graciela Sosa era la mamá de Fernando Báez Sosa, el estudiante de abogacía que fue golpeado hasta la muerte en Villa Gesell, un pueblito a pocas horas de Buenos Aires. Ese día Graciela había asistido al Palacio de Tribunales Dolores para que reconstruyeran cómo fue la muerte de su hijo.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                A sus 18 años, Fernando Báez Sosa fue “emboscado” por ocho jóvenes a la salida de un boliche (discoteca). Puños, patadas y trompadas empezaron uno a uno a quitarle la fuerza vital a Fernando. ¡Pum! Un puño a la cara. Primer golpe: patada en la cabeza. Segundo golpe: porrazo en la nuca. Y el resultado: Fernando boca arriba termina inconsciente.

                                                                                                                                Sus amigos trataron de levantarlo. Quizá fue solo una buena paliza. El parte: “paro cardiaco traumático por shock […] producido por múltiples traumatismos de cráneo”. En una acera de Villa Gesell, a las 5 a. m., Fernando se encontraba muerto.

                                                                                                                                ***

                                                                                                                                En la sala de audiencias del Palacio de Tribunales de Dolores estaban los acusados. Ocho jugadores de rugby oriundos de Zárate: Máximo Thomsen, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Ciro Pertossi, Ayrton Viollaz, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Blas Cinalli. Todos de ellos responsables de alguna manera de la muerte de Fernando. Ninguno de ellos mayor de 22 años al momento de la golpiza.

                                                                                                                                Los ocho eran miembros del equipo de rugby. Todos unos rugbiers. Musculosos, cabello corto y pecho erguido. Los acusados permanecían sentados en las primeras filas del Tribunal con los tapabocas ocultando sus gestos faciales. Antes del inicio del juicio que decidiría si son condenados a cadena perpetua, fueron trasladados uno a uno por el Servicio Penitenciario Bonaerense. Esposados. Escoltados. Insultados por todo el país.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Con postura recta, fueron testigos de los testimonios de los padres de Fernando. “En apariencia imperturbables”, escucharon el relato de cómo sus puños, bofetadas y patadas dieron muerte al estudiante esa noche en Le Brique, según contó Guillermo Villareal, periodista que cubrió la audiencia.

                                                                                                                                Tomei, calvo y de barba negruzca, incluso llegó a manifestar que sus defendidos no sabían de qué se les acusa.

                                                                                                                                ***

                                                                                                                                Sentada en el banco de interrogatorios, Graciela hubo de recordar, fotograma por fotograma, lágrima por lágrima, cómo fue que Fernando murió.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Éramos siempre los tres juntos, inseparables”. Las memorias empezaron a doler, y mientras Graciela hablaba, su garganta y expresiones la delataban más y más. Empezó a llorar. Hasta que llegó al momento en el relato de su vida en que su único hijo, a sus 18 años, ya no estaba más.

                                                                                                                                “No comprendo cómo chicos de la edad de Fer le hicieron esto. Lo atacaron en la espalda, le reventaron la cabeza”, pronunció entre recuerdos Graciela.

                                                                                                                                “¿Está bien, señora?”, le preguntó la jueza María Claudia Castro. La togada le ofreció una pausa a su testimonio al temer que la señora no podría seguir por su aspecto enfermo y triste. Graciela se negó.

                                                                                                                                “No, está bien. Esta soy ahora”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Y antes de pararse, y dar lugar a Silvino Báez para que contara su historia, Graciela recordó el día en que antes de viajar a Villa Gesell, la ciudad que lo vería morir, Fernando le dijo a su mamá que “la maldad no existe”.

                                                                                                                                ***

                                                                                                                                Llegó Silvino al estrado. Ahora era su turno de declarar. Silvino, con camiseta polo negra y una mirada cercana al cansancio, empezó su versión.

                                                                                                                                En aquella mañana el teléfono sonó. “Soy el comisario Rosales, lo estoy llamando desde Villa Gesell. Su hijo murió en una riña”, empezó el relato del padre. Y así fue la crónica de una muerte ya confirmada.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El señor Báez fue el encargado de reconocer a su hijo dentro de los edificios de la morgue. “Fue duro porque una parte de mi estaba tirada en una bandeja de acero inoxidable con la cabeza reventada”, siguió el testimonio de Silvino.

                                                                                                                                “Acá están escuchando el relato de un padre que lo ha perdido todo: la felicidad, las ganas de vivir, de luchar y perdió […] el abrazo de su hijo”.

                                                                                                                                Terminó la primera sesión del juicio. Y mientras Silvino se levantaba del estrado y salía del instituto judicial, se levantó el orden del día.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Sentí como madre que no estaban arrepentidos”, se refirió Graciela al acabar la sesión. Y otra vez, mientras Fernando acompañaba a su madre, esta vez mediante los recuerdos, hizo conocer su postura: ella no estaba “en busca de venganza, lo que queremos es justicia”.

                                                                                                                                👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Le invitamos a verlas en El Espectador.

                                                                                                                                Fernando Báez Sosa fue golpeado hasta la muerte el 18 de enero de 2020 a la salida del boliche argentino Le Bricque.
                                                                                                                                Foto: Daniel Bone
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Graciela Sosa era la mamá de Fernando Báez Sosa, el estudiante de abogacía que fue golpeado hasta la muerte en Villa Gesell, un pueblito a pocas horas de Buenos Aires. Ese día Graciela había asistido al Palacio de Tribunales Dolores para que reconstruyeran cómo fue la muerte de su hijo.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                A sus 18 años, Fernando Báez Sosa fue “emboscado” por ocho jóvenes a la salida de un boliche (discoteca). Puños, patadas y trompadas empezaron uno a uno a quitarle la fuerza vital a Fernando. ¡Pum! Un puño a la cara. Primer golpe: patada en la cabeza. Segundo golpe: porrazo en la nuca. Y el resultado: Fernando boca arriba termina inconsciente.

                                                                                                                                Sus amigos trataron de levantarlo. Quizá fue solo una buena paliza. El parte: “paro cardiaco traumático por shock […] producido por múltiples traumatismos de cráneo”. En una acera de Villa Gesell, a las 5 a. m., Fernando se encontraba muerto.

                                                                                                                                ***

                                                                                                                                En la sala de audiencias del Palacio de Tribunales de Dolores estaban los acusados. Ocho jugadores de rugby oriundos de Zárate: Máximo Thomsen, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Ciro Pertossi, Ayrton Viollaz, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Blas Cinalli. Todos de ellos responsables de alguna manera de la muerte de Fernando. Ninguno de ellos mayor de 22 años al momento de la golpiza.

                                                                                                                                Los ocho eran miembros del equipo de rugby. Todos unos rugbiers. Musculosos, cabello corto y pecho erguido. Los acusados permanecían sentados en las primeras filas del Tribunal con los tapabocas ocultando sus gestos faciales. Antes del inicio del juicio que decidiría si son condenados a cadena perpetua, fueron trasladados uno a uno por el Servicio Penitenciario Bonaerense. Esposados. Escoltados. Insultados por todo el país.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Con postura recta, fueron testigos de los testimonios de los padres de Fernando. “En apariencia imperturbables”, escucharon el relato de cómo sus puños, bofetadas y patadas dieron muerte al estudiante esa noche en Le Brique, según contó Guillermo Villareal, periodista que cubrió la audiencia.

                                                                                                                                Tomei, calvo y de barba negruzca, incluso llegó a manifestar que sus defendidos no sabían de qué se les acusa.

                                                                                                                                ***

                                                                                                                                Sentada en el banco de interrogatorios, Graciela hubo de recordar, fotograma por fotograma, lágrima por lágrima, cómo fue que Fernando murió.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Éramos siempre los tres juntos, inseparables”. Las memorias empezaron a doler, y mientras Graciela hablaba, su garganta y expresiones la delataban más y más. Empezó a llorar. Hasta que llegó al momento en el relato de su vida en que su único hijo, a sus 18 años, ya no estaba más.

                                                                                                                                “No comprendo cómo chicos de la edad de Fer le hicieron esto. Lo atacaron en la espalda, le reventaron la cabeza”, pronunció entre recuerdos Graciela.

                                                                                                                                “¿Está bien, señora?”, le preguntó la jueza María Claudia Castro. La togada le ofreció una pausa a su testimonio al temer que la señora no podría seguir por su aspecto enfermo y triste. Graciela se negó.

                                                                                                                                “No, está bien. Esta soy ahora”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Y antes de pararse, y dar lugar a Silvino Báez para que contara su historia, Graciela recordó el día en que antes de viajar a Villa Gesell, la ciudad que lo vería morir, Fernando le dijo a su mamá que “la maldad no existe”.

                                                                                                                                ***

                                                                                                                                Llegó Silvino al estrado. Ahora era su turno de declarar. Silvino, con camiseta polo negra y una mirada cercana al cansancio, empezó su versión.

                                                                                                                                En aquella mañana el teléfono sonó. “Soy el comisario Rosales, lo estoy llamando desde Villa Gesell. Su hijo murió en una riña”, empezó el relato del padre. Y así fue la crónica de una muerte ya confirmada.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El señor Báez fue el encargado de reconocer a su hijo dentro de los edificios de la morgue. “Fue duro porque una parte de mi estaba tirada en una bandeja de acero inoxidable con la cabeza reventada”, siguió el testimonio de Silvino.

                                                                                                                                “Acá están escuchando el relato de un padre que lo ha perdido todo: la felicidad, las ganas de vivir, de luchar y perdió […] el abrazo de su hijo”.

                                                                                                                                Terminó la primera sesión del juicio. Y mientras Silvino se levantaba del estrado y salía del instituto judicial, se levantó el orden del día.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Sentí como madre que no estaban arrepentidos”, se refirió Graciela al acabar la sesión. Y otra vez, mientras Fernando acompañaba a su madre, esta vez mediante los recuerdos, hizo conocer su postura: ella no estaba “en busca de venganza, lo que queremos es justicia”.

                                                                                                                                👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Le invitamos a verlas en El Espectador.

                                                                                                                                Por Tomás Tarazona Ramírez

                                                                                                                                Periodista de investigación con énfasis en conflicto, memoria y paz.ttarazona@elespectador.com
                                                                                                                                Ver todas las noticias
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