Willow: el contrato petrolero de Biden que es visto como traición a su promesa ambiental
Dentro de la baraja de promesas que Biden utilizó en la carrera hacia la Casa Blanca, hubo una carta especial sobre “evitar la catástrofe climática” y contribuir a reducir las emisiones de carbono. Ahora, el demócrata, que ya cumple tres años de mandato, es criticado por “poner en venta Alaska”, uno de los mayores desiertos fríos del mundo y por haber generado un revés en su política ambiental.
Durante los próximos 30 años Alaska se convertirá en sede de uno de los proyectos petroleros más ambiciosos de Estados Unidos. El desierto de hielo que refugia osos polares, ballenas y focas verá cómo en un futuro próximo los taladros, el concreto y los barriles de crudo se introducen en su ecosistema. Esta medida aprobada por la administración Biden, denuncian los críticos ambientalistas, causaría un daño irremediable no solo para las especies y comunidades que allí habitan, sino para el cambio climático y la seguridad alimentaria.
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Durante los próximos 30 años Alaska se convertirá en sede de uno de los proyectos petroleros más ambiciosos de Estados Unidos. El desierto de hielo que refugia osos polares, ballenas y focas verá cómo en un futuro próximo los taladros, el concreto y los barriles de crudo se introducen en su ecosistema. Esta medida aprobada por la administración Biden, denuncian los críticos ambientalistas, causaría un daño irremediable no solo para las especies y comunidades que allí habitan, sino para el cambio climático y la seguridad alimentaria.
El lunes el Departamento de Interior de EE. UU. hizo oficial la aprobación del proyecto ConocoPhillips Willow, un contrato para extraer gas y petróleo en North Slope, la extensión de tierra virgen más grande que posee el país. La luz verde desde el Gobierno Federal no solo implica que durante las próximas tres décadas se puedan extraer del subsuelo de Alaska 600 millones de barriles de crudo, significaría también una reversión en las ambiciones de la primera economía del mundo para luchar contra el calentamiento global.
Años de negociaciones
Es importante recordar que Joe Biden no fue el primer funcionario en tener contacto con este proyecto petrolífero. Desde que Donald Trump fungía como presidente, la empresa ConocoPhillips empezó los trámites para que se le otorgara la licencia ambiental. Esta empresa, vale la pena mencionar, tiene derechos de arrendamiento en el norte de Estados Unidos desde 1990.
Mientras que Trump optó por una política de desconocimiento frente al cambio climático, en 2020 decidió dar vía libre a prácticamente cualquier proyecto de exploración y explotación de hidrocarburos, entre ellos el conocido Plan Maestro de Desarrollo Willows, en Alaska. En aquel momento, la corporación pedía que le fueran concedidas cinco zonas para extraer el crudo y un terreno de operación de más de 60.000 acres; es decir cerca de la mitad del área total del estado de California.
Sin embargo, una jueza federal ordenó que el proyecto, ya respaldado por Trump, fuera pausado luego de que ambientalistas e indígenas nativos presentaran una demanda. En el fallo, el Tribunal de Alaska explicó que la aprobación de parte del republicano había omitido el análisis de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) y que “no tuvo debidamente en cuenta el requisito” de la autoridad petrolera “de ofrecer la máxima protección” al medio ambiente. Además, también se menciona que no se valoraba el impacto que podría significar Willows para la vida de los habitantes.
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Desde la negativa judicial que recibió ConocoPhillips, la empresa empezó a corregir todas esas fallas y reunió a varias comunidades para presentar una nueva propuesta que cumpliera los requisitos y se ajustara a las demandas de los ciudadanos. Así pues, el plan que recién aprobó Biden es una versión “ajustada” que, en cierta forma, minimiza el alcance del proyecto en más de un 40 % de la idea original.
Objetivos climáticos descarrilados
Aunque la decisión de Biden haya estado enfocada en reducir el área de funcionamiento del proyecto Willow, para los grupos ambientalistas esto no es suficiente. El demócrata, que llegó a la Casa Blanca con la bandera de “descarbonizar América”, según dijo en campaña, ahora es criticado por ir en contravía de sus promesas antes de los comicios.
Otro episodio fue en 2020 cuando el entonces candidato aseguró que en “América no habrá más perforaciones en tierras federales”.
Para Abigail Dillen, presidenta de la ONG Earthjustice, “llegamos demasiado tarde en la crisis climática para aprobar proyectos masivos de petróleo y gas que socavan directamente la nueva economía limpia que la administración Biden se comprometió a promover”.
La decisión de Biden de permitir que se taladre y construya toda una infraestructura petrolera en Alaska, para los detractores, va en contravía de su liderazgo en las cumbres climáticas y sus constantes críticas a Trump mientras fue candidato presidencial. Por ejemplo, el jefe de Estado prometió volver a anexar a EE. UU. al Acuerdo de París, lo que implica reducir gradualmente las emisiones de carbono a la atmósfera. Incluso en una alocución, Biden insistió en que para 2030, Estados Unidos lograría recortar sus emisiones en un 50 %.
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Según la Oficina de Administración de Tierras, cuando entre en vigor Willow, se liberarán al menos 278 millones de toneladas de dióxido de carbono; el equivalente a poner en circulación dos millones de carros en las avenidas cada año.
Según el diario The Guardian, esta es una decisión contraproducente, pues el proyecto produciría “potencialmente más del doble de emisiones de las que reducirían todos los proyectos de energías renovables en terrenos públicos para 2030 juntos”.
Entre la espada del desempleo y la pared del calentamiento global
Aunque Biden aún no haya ofrecido ninguna declaración frente a su decisión, serían los objetivos y el peso político de cumplirlos lo que habría inclinado la balanza. Por un lado, el New York Times asegura que tanto la industria de petróleos y los congresistas habían presionado al presidente para aprobar el proyecto.
Poco después del anuncio, el presidente de la empresa, Ryan Lance, aseguró que dar luz verde al megaproyecto petrolífero era “la decisión correcta para Alaska y nuestra nación”. La empresa, que extrae hidrocarburos en 14 países, asegura el aval para operar en Alaska traerá beneficios económicos y desarrollo para el país.
Los legisladores de Alaska también se mostraron a favor del proyecto, puesto que en regalías se podrían recoger cerca de US$17.000 millones y se crearían 250.00 puestos de trabajos. Es importante recordar que, además del cuidado ambiental, otra de las promesas que Biden incluyó en su campaña presidencial, y repitió en su discurso del Estado de la Unión, es la de “recuperar los trabajos perdidos por la pandemia”.
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Por otro lado, el presidente se enfrenta a la opinión pública y al menos 20 organizaciones que han elevado sus críticas por la aprobación del proyecto Willow. Por ejemplo, las redes sociales han sido tablero para que grupos y activistas se manifiesten contra el mandatario al considerar que Biden “abofeteó a todas las personas jóvenes”, según la activista Elise Joshi.
Hasta el momento, más de tres millones de personas han firmado una petición en la plataforma Change.org para “decir no al proyecto” petrolífero, mientras que más de un millón de cartas han llegado a la Casa Blanca en contra de la medida del mandatario.
El pasado viernes, 22 miembros de la Cámara de Representantes y del Senado escribieron un documento en el que afirman que “ninguna versión de […] Willow es consistente con sus compromisos para combatir la crisis del cambio climático y promover la justicia ambiental”.
¿Puede haber vuelta atrás?
A través de redes sociales ha circulado la hipótesis sobre una posible impugnación de parte de la sociedad civil ante la aprobación del proyecto. De acuerdo con CNN, “se espera que los defensores […] impugnen el proyecto ante los tribunales”, justo como sucedió con Trump en 2020.
Ante esto, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que explica que ha tomado medidas para proteger el medio ambiente y las reservas federales de futuros proyectos petrolíferos. Sin embargo, señaló que las restricciones que entrarán en vigencia próximamente aplican únicamente para proyectos en el futuro “y no a los que ya han sido aprobados […]. Por tanto, no tendrá ningún impacto” en el proyecto Willow y las consecuencias ambientales que puede conllevar, aseguró EFE.
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