Pruebas alteradas de coronavirus, el nuevo negocio ilícito en México
Algunos viajeros han acudido a mercados clandestinos para falsificar los resultados de las pruebas de COVID-19 y con ello poder viajar a Estados Unidos, donde se exige una prueba negativa para el ingreso. Este modelo de fraude se está extendiendo por todo el mundo.
El crimen organizado se ha aprovechado de múltiples maneras de la pandemia de coronavirus. En varios países se ha detectado la venta de vacunas ilegales que ponen en riesgo la salud de la población, por ejemplo.
“Se dio con la vacuna de la influenza, con las pruebas covid y ahora con la vacuna de Pfizer”, lamenta Raúl Sapién, presidente del Consejo Nacional de Seguridad Privada de México (CNSP), quien agregó que se identificó operaciones criminales relacionadas con laboratorios que hacían pruebas falsas en Jalisco, Chihuahua y Ciudad de México.
Ahora se ha encontrado un nuevo negocio ilícito: la venta de pruebas alteradas de COVID-19. Desde que Estados Unidos comenzó a exigirle una prueba negativa de coronavirus a los viajeros que buscan ingresar al país, los turistas han acudido a los mercados clandestinos para comprar pruebas falsas por un valor en promedio de entre US $40 y US $100.
El negocio ya comenzó en México. Los clientes suelen estar en las playas mexicanas buscando cómo esquivar los controles internacionales para regresar a su país de origen o simplemente con la intención de viajar al país vecino de vacaciones.
“Es una opción conveniente para ahorrarte las boludeces de esperar tantas horas. Deciles que es de mi parte porque si no, no te van a dar bola”, le dijo uno de los intermediarios de este negocio a Elías Camhaji de El País.
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Los contactos se hacen por WhatsApp, en donde se le piden los datos personales a los clientes. En el chat se acuerda qué hora y día debe ir en el certificado falsificado. Después de acordar las reglas, el vendedor envía un número de cuenta para realizar el depósito del pago. Una vez confirmado todo, el cliente recibe su documento en unos minutos.
“Para evitar las pruebas falsas, la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) ha estipulado un formato especial y obligatorio que firman los turistas para hacerse responsables de que la prueba que están entregando es absolutamente auténtica”, dice Marisol Vangeas, jefe de la Secretaría de Turismo del estado de Quintana Roo en México.
Aunque el negocio comenzó en México, las autoridades internacionales han apuntado que la actividad criminal se ha extendido por otros países. En diciembre de 2020, la Interpol denunció el interés de la delincuencia organizada por pruebas falsas de COVID-19. En noviembre, la Associated Press señaló un modus operandi similar en Francia, pues se encontró que se le estaban vendiendo resultados negativos a los viajeros que iban al aeropuerto Charles De Gaulle entre US $180 y US $360.
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“A medida que el tráfico internacional va reanudándose paulatinamente, la realización de pruebas de detección del virus será cada vez más importante, ya que los delincuentes, además de centrar sus objetivos en las vacunas contra la COVID-19, comenzarán a producir y distribuir en paralelo kits fraudulentos de detección del virus”, advertía la Interpol a finales de 2020.
Por esto, la Interpol le hace una invitación a los viajeros a permanecer atentos y desconfiar de las ofertas de pruebas de coronavirus falsas, pues no solo incurren en un delito sino que ponen en riesgo a toda la población.
El crimen organizado se ha aprovechado de múltiples maneras de la pandemia de coronavirus. En varios países se ha detectado la venta de vacunas ilegales que ponen en riesgo la salud de la población, por ejemplo.
“Se dio con la vacuna de la influenza, con las pruebas covid y ahora con la vacuna de Pfizer”, lamenta Raúl Sapién, presidente del Consejo Nacional de Seguridad Privada de México (CNSP), quien agregó que se identificó operaciones criminales relacionadas con laboratorios que hacían pruebas falsas en Jalisco, Chihuahua y Ciudad de México.
Ahora se ha encontrado un nuevo negocio ilícito: la venta de pruebas alteradas de COVID-19. Desde que Estados Unidos comenzó a exigirle una prueba negativa de coronavirus a los viajeros que buscan ingresar al país, los turistas han acudido a los mercados clandestinos para comprar pruebas falsas por un valor en promedio de entre US $40 y US $100.
El negocio ya comenzó en México. Los clientes suelen estar en las playas mexicanas buscando cómo esquivar los controles internacionales para regresar a su país de origen o simplemente con la intención de viajar al país vecino de vacaciones.
“Es una opción conveniente para ahorrarte las boludeces de esperar tantas horas. Deciles que es de mi parte porque si no, no te van a dar bola”, le dijo uno de los intermediarios de este negocio a Elías Camhaji de El País.
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Los contactos se hacen por WhatsApp, en donde se le piden los datos personales a los clientes. En el chat se acuerda qué hora y día debe ir en el certificado falsificado. Después de acordar las reglas, el vendedor envía un número de cuenta para realizar el depósito del pago. Una vez confirmado todo, el cliente recibe su documento en unos minutos.
“Para evitar las pruebas falsas, la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) ha estipulado un formato especial y obligatorio que firman los turistas para hacerse responsables de que la prueba que están entregando es absolutamente auténtica”, dice Marisol Vangeas, jefe de la Secretaría de Turismo del estado de Quintana Roo en México.
Aunque el negocio comenzó en México, las autoridades internacionales han apuntado que la actividad criminal se ha extendido por otros países. En diciembre de 2020, la Interpol denunció el interés de la delincuencia organizada por pruebas falsas de COVID-19. En noviembre, la Associated Press señaló un modus operandi similar en Francia, pues se encontró que se le estaban vendiendo resultados negativos a los viajeros que iban al aeropuerto Charles De Gaulle entre US $180 y US $360.
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“A medida que el tráfico internacional va reanudándose paulatinamente, la realización de pruebas de detección del virus será cada vez más importante, ya que los delincuentes, además de centrar sus objetivos en las vacunas contra la COVID-19, comenzarán a producir y distribuir en paralelo kits fraudulentos de detección del virus”, advertía la Interpol a finales de 2020.
Por esto, la Interpol le hace una invitación a los viajeros a permanecer atentos y desconfiar de las ofertas de pruebas de coronavirus falsas, pues no solo incurren en un delito sino que ponen en riesgo a toda la población.