¿Qué es la Unasur y qué implica el regreso de Colombia a este organismo?
Recién terminaba la reunión de presidentes en Brasilia cuando Gustavo Petro anunció su decisión de reintegrar al país a la Unasur. La organización, que ya cuenta 15 años de funcionamiento, es según analistas un impulso necesario para que Latinoamérica avance hacia objetivos comunes.
Cuando Hugo Chávez propuso la idea de crear la Unasur, ya habían sido varios sido los intentos fallidos de lograr la cooperación regional en Latinoamérica. Era el año 2004, y mientras Chávez ocupaba el Palacio de Miraflores, otros presidentes respaldaron la idea de que el continente necesitaba un bloque que trabajara de manera conjunta hacia objetivos comunes.
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Cuando Hugo Chávez propuso la idea de crear la Unasur, ya habían sido varios sido los intentos fallidos de lograr la cooperación regional en Latinoamérica. Era el año 2004, y mientras Chávez ocupaba el Palacio de Miraflores, otros presidentes respaldaron la idea de que el continente necesitaba un bloque que trabajara de manera conjunta hacia objetivos comunes.
La idea de Chávez fue secundada por Rafael Correa, en Ecuador. Y en cuestión de meses, Evo Morales, entonces presidente de Bolivia, y Néstor Kirchner, mandatario de Argentina, dieron su visto bueno a crear una organización que permitiera “construir un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político”, según quedó establecido en el documento que le dio vida a la Unasur.
Así nació la Unión de Naciones Suramericanas, el bloque regional al que Colombia, a través del presidente Gustavo Petro, decidió regresar este martes. Casi 15 años después de su fundación, analistas coinciden en que las disputas políticas y las peleas ideológicas no han permitido progresar al organismo que podría servir como el motor que puede hacer que Latinoamérica entre en la carrera para competir con otros continentes en materia de medio ambiente, economía y salud.
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El aviso de Petro es un comentario que se ajusta a lo que prometió en su campaña presidencial sobre “una sola América Latina”. El deseo del mandatario colombiano de unir a Colombia con sus vecinos se vio obstaculizado por las pugnas que se han dado entre Bogotá y Lima. No obstante, la idea de crear objetivos comunes para las naciones suramericanas volvió a ser un tema de conversación tras la Cumbre que reunió a todos los presidentes del continente este martes en Brasilia.
Por ejemplo, cuando se conoció la decisión de Petro, el exmandatario Iván Duque expresó que la decisión no dependía únicamente de la Casa de Nariño, pues “para reingresar hay que hacer todo el trámite […] en el Congreso y de control en la Corte Constitucional”. Vale la pena recordar que mientras fue mandatario, Duque tomó la decisión (sin tramitarla por el Congreso) de abandonar la Unasur. Esto debido a que para él, este bloque regional era un megáfono de “la dictadura en Venezuela”, y además, era un grupo de países partícipes en la “fractura del sistema interamericano”.
Mauricio Jaramillo Jassir, politólogo y profesor de la Universidad del Rosario, explicó que el trino de Duque es “una interpretación lógica pero equivocada”. El analista menciona que “la ley 1440 que ratificó el Tratado de Unasur sigue vigente, nunca se derrogó”, por ende, no es necesario que Petro deba pedir aprobación previa del Legislativo para poder reintegrarse al bloque regional.
Así pues, opina Jaramillo, si Duque abandonó la Unasur sin consentimiento del Congreso, “constitucionalmente”, Petro podría reintegrarse al bloque por la misma vía. Es decir, a través de una única decisión del Ejecutivo.
La Unasur, un sueño por cumplir
Originalmente la Unasur era un grupo conformado por los 12 países que componen Latinoamérica. Su objetivo principal era alcanzar el sueño que Brasil mantiene desde hace décadas de unir al continente para posicionarse en la escena global.
El Centro de Investigación Económica y Política (CEPR) define al organismo como un ente “paralizado”, puesto que durante su existencia ha tenido un largo historial tanto de avances en materia de salud como de problemas políticos e ideológicos.
Así pues, la Unasur se cataloga como una entidad intergubernamental dotada de personalidad jurídica internacional. ¿Qué quiere decir esto? Que la Unasur es un bloque continental que vela y procura el bienestar político, económico, sanitario e incluso cultural de cada uno de sus miembros.
Desde que se fundó como bloque, la Unasur se organizó en 12 comisiones, cada una de ellas enfocada en temas de importancia para todo el continente; entre ellos derechos humanos, medio ambiente, educación, desarrollo sostenible etc. En teoría, cada uno de sus doce miembros sería encargado de dirigir y llevar a cabo los asuntos de una comisión en específico.
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Pero la idea se empezó a desmoronar cuando, tras años de peleas políticas entre presidentes, para 2020 siete de sus doce miembros se habían retirado de manera indefinida del organismo. Esto significó que más del 80 % del aforo quedó huérfano para discutir los asuntos más importantes de la región.
Jair Bolsonaro abandonó la organización debido a la “prolongada crisis” que esta vivía cuando asumió la Presidencia de Brasil en 2019. Lo mismo sucedió con Argentina cuando Mauricio Macri argumentó que se alejaba del bloque debido a la “agenda con alto contenido ideológico” que estaba “muy alejada de sus objetivos iniciales”.
Detlef Nolte, politólogo y director del Instituto de Estudios de América Latina (ILAS) define a la Unasur como una “organización zombie” debido a los problemas ideológicos, políticos y de consenso que se han presentado desde el nacimiento mismo de la organización. “Estaba prácticamente muerta pero ahora Petro y Lula la quieren revivir”.
Por ejemplo, la Cumbre de Brasilia fue la primera vez en nueve años en que todos los jefes de Estado se reunieron. Esto no sucedía desde 2014, en una reunión que se mantuvo en Quito, Ecuador.
“Los problemas que resultaron en la desintegración de Unasur no se han resuelto”, cuenta Nolten, independientemente que en los últimos años gobiernos progresistas como el de Boric, Lula o Petro hayan triunfado en las urnas. “No hay un consenso básico (como en la Unión Europea) sobre los temas. Hay discrepancias en la guerra de Ucrania, diferencias sobre qué son los derechos humanos” e incluso sobre cuál es el significado de democracia, acota el analista.
Colombia: mejor adentro que afuera
Ambos analistas coinciden en que la Unasur, aunque haya presentado fallas en los últimos años, es vital para el desarrollo tanto de Colombia como del continente. Hay temas que desde Bogotá no se pueden gestionar de manera aislada, explica Nolten, como el caso de la migración, que es un fenómeno que está acentuado en Venezuela, pero se ha propagado a casi todos los 12 países del continente.
Otro ejemplo es el del medio ambiente y el cuidado de la Amazonía que ha hecho eco desde Brasil y Colombia. “Aunque no haya una posición común de los países sudamericanos se podría dialogar sobre temas de interés y causar una movilización real”, asegura Nolten.
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Incluso la cuestión sobre la democracia en Venezuela es un tema que podría tratarse mejor en la Unasur. Si bien hay discrepancias sobre el papel político que juega Nicolás Maduro en Venezuela, estos debates son necesarios y fructíferos para lograr una mayor integración, acota el politólogo. Para él, la mejor forma de aprovechar los beneficios que el bloque trae consigo es la de modificar algunas estructuras que ya “se han quemado con el tiempo”, según dice. Por ejemplo, la Unasur podría ser un espacio de debate y concertación en que se lleguen a avances en salud de manera continental.
Nolten explica que en el supuesto caso de una próxima pandemia, un accionar conjunto permitiría afrontar mejor los riesgos y ofrecer respuestas más rápidas de manera unificada que en lugar de hacerlo de forma individual.
“Esta Unasur (la de Petro, Lula, Boric y los demás países) podría esperarse como un organismo más modesto y concreto. Yo creo que se pueden reducir en temas” específicos que tengan que ver con todos. “La gran lección de Unasur es que tiene que haber cooperación entre ideologías distintas. […] Es el mejor momento para hacerlo”, asegura Jaramillo.
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