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Las campanas de la iglesia del barrio popular de La Candelaria, donde los restos del doctor José Gregorio Hernández (1864-1919) reposaron hasta octubre de 2020, cuando fue exhumado para el proceso de beatificación, sonaron este viernes luego tras la beatificación del apodado “médico de los pobres” en la iglesia del colegio La Salle.
“Con nuestra autoridad apostólica concedemos que el venerable siervo de Dios José Gregorio Hernández Cisneros, fiel laico, experto en la ciencia y excelente en la fe, que reconociendo en los enfermos el rostro sufriente del Señor como el Buen Samaritano, los socorrió con caridad evangélica curando sus heridas del cuerpo y del espíritu, de ahora en adelante sea llamado beato”, indicó el nuncio apostólico Aldo Giordano en un pequeño acto religioso celebrado en la capilla de un colegio de Caracas.
¿Por qué Hernández fue beatificado?
El doctor Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en el estado Trujillo, y se graduó de Medicina con excelentes calificaciones en la Universidad Central (UCV). Después de haber completado sus estudios, Hernández regresó a su pueblo para atender a pacientes locales.
Cuenta la historia que atendió a cientos de pacientes durante la epidemia de gripe española a principios del siglo XX de manera gratuita. También ganó una beca para estudiar en París, ciudad que estaba a la vanguardia de la medicina. A su regreso, el doctor Hernández introdujo el microscopio en Venezuela y sentó las bases para la bacteriología en el país.
Hernández murió atropellado por un carro en Caracas en 1919, y desde entonces se convirtió en un mito para la sociedad venezolana, que poco a poco le fue atribuyendo milagros. En las casas de Venezuela, de hecho, hay figuras con la imagen del doctor Hernández para buscar la protección de los seres queridos.
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En junio de 2020, una comisión teológica integrada por siete expertos concluyó que un milagro atribuido a Hernández, quien fue a la vez un ferviente católico que consideró ordenarse como sacerdote, salvó la vida de Yaxury Solórzano, una niña gravemente herida durante un asalto, en marzo de 2017, cuando tenía 10 años.
Solórzano fue herida de bala en la cabeza cuando ladrones intentaron robarle la moto a su padre, y sufrió pérdida de masa encefálica y fractura craneal. Los médicos tratantes advirtieron que de sobrevivir quedaría con secuelas permanentes, sin embargo, se recuperó por completo.
“Durante la intervención quirúrgica, la madre de Yaxury pidió con fervor la intercesión del Dr. José Gregorio Hernández ante Dios, y ella misma afirma que percibió su presencia de forma inmediata, cuando sintió una mano en el hombro y una voz que le habló: ‘¡Quédese tranquila, todo irá bien!’”, reseña la CEV en una nota de prensa. Es por este acto, considerado un milagro, que Hernández fue beatificado. La beatificación, cabe destacar, es el último paso previo a la canonización.
La ceremonia no pudo realizarse en un acto masivo en algún estadio con capacidad para miles de personas, como se pensó en un principio, debido a la pandemia de covid-19, que ha desbordado hospitales en Venezuela con una segunda ola muy virulenta. En cambio, la declaración como beato se oficializó en un pequeño acto para 150 personas, con accesos restringidos.
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En la esquina donde falleció el homenajeado, en La Pastora, centro de Caracas, creyentes colocaron ramos de flores junto a un mural que fue enmarcado con una bandera venezolana.
“José Gregorio es un santo que se merece todos nuestros esfuerzos, porque ha hecho muchos milagros acá en La Pastora. Sanó a mucha gente”, expresó Nike Contreras, un comerciante de 56 años de La Pastora, que participó en la restauración de una estatua del médico en yeso. “Todos los días le rezo y me ha ayudado mucho”, agregó.
El reconocimiento al primer santo venezolano llega en un momento dramático para el país, pero que se produzca en plena pandemia le da un aura singular al acto, pues a este médico le tocó combatir la gripe española en su país hace poco más de un siglo.
“¡Viva José Gregorio!”, “¡José Gregorio es nuestro!”, expresaron los presentes inmediatamente después, mientras se revelaba un mosaico del “siervo de Dios”, vestido con el típico traje negro, bata de médico y estetoscopio, con una aureola en la cabeza.
“La beatificación del doctor Hernández es una bendición especial de Dios para Venezuela y nos invita a la conversión hacia una mayor solidaridad (...) para producir entre todos la respuesta del bien común tan necesitada para que el país reviva, renazca después de la pandemia, con espíritu de reconciliación”, señaló el papa Francisco el jueves en un mensaje con motivo de la ceremonia.
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