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“Quiero descansar en paz, tranquila y en paz”, expresó el lunes la ecuatoriana Paola Roldán, quien desde hace tres años sufre de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y que promueve la eutanasia en su país.
“Sé que lo único que merezco es la vida y la muerte con dignidad”, agregó la mujer que, postrada en una cama, intervino vía telemática en una audiencia de magistrados de la Corte Constitucional, que empezó a debatir el tema.
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Roldán, de 42 años, interpuso en agosto pasado una demanda ante ese organismo contra un artículo del código penal ecuatoriano que condena el homicidio con prisión de 10 y 13 años.
A través de un equipo de abogados, plantea que se declare la “inconstitucionalidad condicionada” de esa cláusula para poder morir de manera asistida sin que los médicos sean castigados, además de que el Parlamento elabore un reglamento para aplicar la “muerte digna”.
La Corte Constitucional de Ecuador abrió el lunes una audiencia, que puede tomar varios días, para estudiar el pedido de “legalizar la eutanasia como un medio para que personas con enfermedades y lesiones graves e incurables ejerzan su derecho a una muerte digna”, según la defensa de Roldán.
Con una sonda que le suministra oxígeno y acompañada de su esposo, la mujer relató que, debido a la enfermedad, desde hace dos años recurre a la “alimentación parenteral”, la administración de nutrientes a través de un catéter directamente al corazón.
Ver al esposo de Paola Roldán al borde de las lágrimas, sin querer que se vaya, pero defendiendo el derecho a una muerte digna de su esposa. ¿Quiénes somos nosotros para decidir sobre el dolor ajeno? No hay nada más humano que ponerse en los zapatos de otros. #SiALaEutanasia pic.twitter.com/M6kDGqrHsl
— Pablo Villalta (@PabloVillalta1) November 21, 2023
“Tengo problemas de deglución”, señaló. “He rozado la muerte tantas veces”.
“Lo que vivo es doloroso, solitario y cruel. Sin embargo, no vengo a exponerme hoy para que me tengan lástima”, dijo Roldán, a quien solo le queda control sobre los músculos de la cara.
Dejando correr lágrimas y pidiendo agua de vez en cuando, sostuvo que representa a “cientos y cientos de voces que hoy salen del silencio” para reclamar la eutanasia como un “derecho”.
“Esta no es la lucha por morir, yo sé que estoy muriendo, es una lucha de cómo hacerlo (...) en la clandestinidad o puedo hacerlo sostenida en los brazos de mi marido” con ayuda y con legalidad, enfatizó.
Ramiro Ávila, uno de sus abogados, indicó ante los magistrados que “Paola abrió las puertas de su casa, de su vida y de su corazón para permitirnos precisar el alcance de un derecho necesario para cientos de personas, que hoy en día en Ecuador están padeciendo sufrimientos graves físicos y emocionales”.
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“Se ha convertido en la voz de esas personas que en Ecuador representan la cuarta causa de suicidios”, anotó en referencia a quienes sufren enfermedades incurables.
En América Latina, solo Colombia despenalizó la eutanasia, en 1997.
Los parlamentos de Uruguay y Chile discuten proyectos al respecto, mientras que en México existe la llamada ley del “buen morir”, que autoriza al paciente o su familia a solicitar que la vida no sea prolongada por medios artificiales.
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