“Quiero que este país crezca”: Freddy Uribe, venezolano radicado en Colombia
El restablecimiento de las relaciones con el país vecino genera expectativas en la población migrante. Para una pareja venezolana, reabrir consulados facilitaría la convalidación de títulos, lo que les permitiría aportar conocimiento en Colombia.
Yuleimi Guerrero estudió hasta cuarto semestre de la carrera universitaria de Geografía e Historia en su natal Venezuela. No pudo continuar y, como millones de personas, vino a Colombia en busca de mejores oportunidades.Llegó en 2020, y a las pocas semanas de su arribo todo cerró a causa de la pandemia. Apenas fue posible, empezó a trabajar en talleres de costura. “No me fue nada bien”, dice, pues luego de tres semanas de trabajo, doce horas cada día, apenas le pagaron $35.000. Entonces empezó a escuchar que la empleadora decía que le gustaba contratar venezolanos, porque “se conforman con cualquier cosa”. Sin embargo, también tuvo buenas experiencias, como con otra jefa que les enseñaba, apoyaba y remuneraba de manera justa.
A finales de 2020, a Colombia llegó también su esposo, Freddy. “La situación en Venezuela empeoró bastante. En el trabajo no estaba generando nada de ingresos”, cuenta. Cruzó por la trocha porque la frontera estaba cerrada. Buscaron un lugar para instalarse juntos en Cúcuta. Al igual que Yuleimi, Freddy, quien, además de trabajar en talleres de costura, se desempeña en el sector de la construcción, alude a las malas experiencias laborales que tuvieron, de las que, no obstante, dice que aprendieron. Al final, su calidad como personas y trabajadores les fueron abriendo más puertas y así han podido irse ganando el sustento. “Nos contratan más seguido”.
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Hace poco, a Yuleimi se le presentó una oportunidad para ir a la sabana de Bogotá a trabajar en cultivos de flores. Freddy viajó con ella y espera poder conseguir trabajo pronto. Poder convalidar su título de técnico en construcción civil sería de mucha ayuda, por lo que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela le parece una noticia positiva, pues, con la reapertura de los consulados, ese tipo de trámites sería mucho más fácil de realizar.
Ya tienen el permiso temporal de protección. Se hicieron un chequeo general de salud, recibieron un “excelente trato” y pronto esperan poder acceder a servicios financieros. Entre sus aspiraciones también está seguir estudiando y quedarse en Colombia, que Freddy considera su “segunda casa”. “Quiero que este país crezca también. Qué mayor logro sería poder trabajar acá, aportar a la producción del país”, agrega. Por lo mismo, su mayor sueño es emprender y generar empleo.
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Integración: clave para el crecimiento social, económico y cultural
Yuleimi pide aprender las lecciones de la experiencia venezolana: resalta, por ejemplo, los subsidios insostenibles que se dieron a los servicios públicos, que tienen al país constantemente sin energía.
Por lo mismo, Freddy menciona que, aunque la situación en Venezuela ha venido mejorando, como muestran algunos indicadores económicos, “mientras el venezolano se conforme con eso y no aspire a más, siento que la situación no va a mejorar realmente”.
Recomendamos: De atender a integrar: el próximo paso de la política migratoria en Colombia
Yuleimi y Freddy son dos de más de 2,5 millones de personas que han llegado o retornado desde Venezuela, según las cifras más actualizadas de Migración Colombia. Casi en simultáneo a la publicación de esa información, el Gobierno saliente dejó listo el Conpes 4100, cuyo objetivo es pasar de dar una primera atención de emergencia a la población migrante y refugiada a brindar condiciones para la integración efectiva en la sociedad colombiana, como aquella a la que aspiran Yuleimi y Freddy.
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Yuleimi Guerrero estudió hasta cuarto semestre de la carrera universitaria de Geografía e Historia en su natal Venezuela. No pudo continuar y, como millones de personas, vino a Colombia en busca de mejores oportunidades.Llegó en 2020, y a las pocas semanas de su arribo todo cerró a causa de la pandemia. Apenas fue posible, empezó a trabajar en talleres de costura. “No me fue nada bien”, dice, pues luego de tres semanas de trabajo, doce horas cada día, apenas le pagaron $35.000. Entonces empezó a escuchar que la empleadora decía que le gustaba contratar venezolanos, porque “se conforman con cualquier cosa”. Sin embargo, también tuvo buenas experiencias, como con otra jefa que les enseñaba, apoyaba y remuneraba de manera justa.
A finales de 2020, a Colombia llegó también su esposo, Freddy. “La situación en Venezuela empeoró bastante. En el trabajo no estaba generando nada de ingresos”, cuenta. Cruzó por la trocha porque la frontera estaba cerrada. Buscaron un lugar para instalarse juntos en Cúcuta. Al igual que Yuleimi, Freddy, quien, además de trabajar en talleres de costura, se desempeña en el sector de la construcción, alude a las malas experiencias laborales que tuvieron, de las que, no obstante, dice que aprendieron. Al final, su calidad como personas y trabajadores les fueron abriendo más puertas y así han podido irse ganando el sustento. “Nos contratan más seguido”.
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Hace poco, a Yuleimi se le presentó una oportunidad para ir a la sabana de Bogotá a trabajar en cultivos de flores. Freddy viajó con ella y espera poder conseguir trabajo pronto. Poder convalidar su título de técnico en construcción civil sería de mucha ayuda, por lo que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela le parece una noticia positiva, pues, con la reapertura de los consulados, ese tipo de trámites sería mucho más fácil de realizar.
Ya tienen el permiso temporal de protección. Se hicieron un chequeo general de salud, recibieron un “excelente trato” y pronto esperan poder acceder a servicios financieros. Entre sus aspiraciones también está seguir estudiando y quedarse en Colombia, que Freddy considera su “segunda casa”. “Quiero que este país crezca también. Qué mayor logro sería poder trabajar acá, aportar a la producción del país”, agrega. Por lo mismo, su mayor sueño es emprender y generar empleo.
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