Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Desde que obtuvo su independencia en 1825, Bolivia ha tenido 36 golpes de Estado. Algunos medios de comunicación, como el español El País, incluso hablan de más de 100. Hoy, miércoles 26 de junio, vivió el intento de uno nuevo. El Estado latinoamericano, que es considerado uno de los más inestables del mundo, vio cómo Juan José Zuñiga, quien hasta hace pocas horas era el comandante general del Ejército, amenazó con tomar la sede del Ejecutivo, mientras se desplazaba en un tanque seguido de vehículos militares, todos movilizados de manera “irregular” por la plaza en la que se ubica la sede del Gobierno en La Paz.
Tras lo sucedido, el presidente Arce, mientras el gabinete estaba atrincherado en el Palacio Quemado, anunció un decreto presidencial con el que nombró a una nueva cúpula militar, con el comandante José Wilson Sánchez Velásquez a la cabeza. Él le ordenó a todas las fuerzas terminar las movilizaciones y, en consecuencia, los tanques y personal instalados en la Plaza Murillo comenzaron a retirarse hacia sus diferentes unidades militares. Zuñiga se fue en un vehículo blindado, con rumbo desconocido.
Una historia de golpes de Estado
El primero ocurrió un año después de la firma de la Constitución de 1826, la cual le otorgó duración vitalicia como presidente al Gran Mariscal de Ayacucho. Él no aceptó el mando por más de dos años, que debían cumplirse a finales de 1828, pero el 18 de abril un motín de las tropas colombianas lo derrocó y aprisionó. Durante la transición, el general José María Pérez de Urdininea asumió el mando. Fue hasta agosto que el general José Miguel de Velasco asumió la presidencia de Bolivia.
El segundo y el tercer golpe se produjeron menos de seis meses después. En 1829, el mariscal Santa Cruz se hizo cargo de la Presidencia y permaneció en ella casi 10 años, hasta febrero de 1839, cuando el general Velasco lo quitó del poder. Santa Cruz fue quien estuvo al frente durante la época del Protectorado de la Confederación Perú-Boliviana (1836-39) y la guerra contra Argentina y Chile. El gobierno de Velasco, a su vez, fue asediado por el general Ballivián, quien protagonizó el quinto golpe, en 1841, tras un breve interinato de Mariano Enrique Calvo, quien estuvo casi siete años en el gobierno.
Resumiendo un poco de historia, el décimo golpe de Estado es considerado uno de los más exóticos, según los historiadores. De acuerdo con el portal Correo del Alba, la noche del 28 de diciembre de 1864, el general Melgarejo se levantó contra José María Achá, cuando la oposición era terreno de disputas. Consolidado el levantamiento, uno de sus lugartenientes le preguntó a Melgarejo: “Y ahora, ¿a quién proclamamos presidente: a Ballivián (Adolfo, hijo del presidente José Ballivián) o a Belzu? A ninguno, dijo el golpista, sino a Mariano Melgarejo, y se hizo del poder por seis años”.
El golpe de Estado número 14, que produjo una guerra civil, tuvo lugar al finalizar el siglo XIX. El enfrentamiento se dio entre el Partido Conservador (que postulaba el sistema unitario) y el Liberal (que quería uno federalista), al tiempo que transcurría una disputa entre las regiones del norte y del sur, que se peleaban la sede del Gobierno. Esta guerra, que duró cuatro meses, terminó con la llegada del presidente Alonso (conservador y representante de los intereses sureños) y de la Junta Federal, instaurada en La Paz, hegemonizada por el liberalismo, aunque también tuvo la participación de algunos conservadores disidentes. El resultado de esta revolución consolidó el traslado de la sede gubernamental y parlamentaria a la ciudad de La Paz, quedando la Corte Suprema de Justicia en Sucre.
El siguiente golpe de Estado transcurrió en la segunda década del siglo XX y fue bautizado como la “gloriosa revolución”. Se formó una Junta de Gobierno por los golpistas José María Escalier, Bautista Saavedra y José Manuel Ramírez (civiles los tres, pero con apoyo franco de fracciones del Ejército). A los seis meses, la convención convocada para legitimar el golpe convirtió en presidente a Bautista Saavedra.
El número 16 ocurrió en la década de los 30, pero entre este y el anterior se desarrollaron un par de episodios a considerar. Entre ellos, por ejemplo, que en 1924 se produjo un “golpe desde arriba”, que dejó a Hernando Siles como dueño absoluto del poder, al menos hasta 1930, año en el que renunció. Según el mismo portal, “a diferencia de la estabilidad política de los 40 años anteriores, el ciclo iniciado por la gloriosa revolución del 12 de julio se caracterizó más bien por su notoria inestabilidad”.
Hubo diez golpes de Estado más en Bolivia hasta 1970. El número 24 estuvo entrelazado con el Plan Cóndor. De hecho, Juan José Torres, quien fue derrocado y luego fundó la Alianza de la Izquierda Nacional, fue secuestrado y asesinado en Buenos Aires, en el marco del proyecto que estuvo integrado por las dictaduras de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Se habla de que el golpe que lo sacó del poder en el año 71 recibió un claro apoyo de Estados Unidos, que envió ayuda militar a Bolivia.
Tras dicho golpe, perpetrado por el coronel Hugo Banzer, se instaló por siete años una dictadura, considerada por el diario Página 12 como “un aparato de represión mucho más feroz que el de sus antecesores, suprimiendo los sindicatos, despojando a la población de los derechos civiles y militarizando las minas del país”. Él fue reemplazado por una junta militar que se mantuvo por cuatro años antes de ser derrocada en 1982.
Luego de 15 años, en 1997, Banzer llegó a ser presidente de Bolivia con el 22 % de los votos. Durante su mandato constitucional dispuso la erradicación de las plantaciones de coca, tradicional sustento económico de los campesinos bolivianos, y una serie de medidas de ajuste que empobrecieron aún más a la población, relató el diario argentino.
En 2001, con 75 años, falleció sin ser procesado por las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. De hecho, en 2014, Amnistía Internacional pidió que se esclarecieran los abusos cometidos entre 1954 y 1982 (lo que comprende las dictaduras de René Barrientos, Alfredo Ovando y la suya). Según la organización, durante esos años, más de 350 personas fueron asesinadas o desaparecidas.
Volviendo al recuento histórico, en octubre de 2003 se produjo un movimiento popular que obligó a renunciar al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (2002-2003). El cargo lo asumió su vicepresidente, Carlos D. Mesa Gisbert, quien fue víctima de una presión parecida y declinó el mando en 2005. Las elecciones de diciembre de ese año dieron, por primera vez en mucho tiempo, la mayoría absoluta a Evo Morales Ayma. Él asumió la presidencia en 2006 y con reelecciones sucesivas, cuestionadas por sus adversarios, estuvo en el poder hasta el 10 de noviembre de 2019.
Antes de las elecciones de ese año hubo un estallido social, considerado por algunos el golpe número 36, en el que se vieron casas de funcionarios marcadas y asaltadas, incluyendo la del propio Morales. También salieron a relucir grupos de choque con armamento pesado en las calles, asociaciones como la “Juventud Cruceña” que en cámara escenificaron el saludo nazi, la profanación del monumento a José Martí en la ciudad de Santa Cruz, y militares reprimiendo violentamente. Todo eso estuvo acompañado de la exigencia de la renuncia de Morales, así como la de todo su gobierno, incluida la presidenta del Senado.
📧 📬🎥 El próximo mes tendremos al aire En foco, el newsletter de la sección de video de El Espectador. En este espacio podrán encontrar el resumen de todos nuestros contenidos multimedia: documentales, entrevistas, pódcasts y formatos como La Pulla, El Meollo, Claroscuro, entre otros. Si desea suscribirse, puede ingresar a este enlace y dejarnos sus datos.
📧 📬 🌍 Semana a semana tendremos un resumen de las noticias que nos harán sentir que No es el fin del mundo. Si desea inscribirse y recibir todos los lunes nuestro newsletter, puede hacerlo en el siguiente enlace.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.
Si le interesan los temas internacionales, quiere opinar sobre nuestro contenido o recibir más información, escríbanos al correo mmedina@elespectador.com o aosorio@elespectador.com