Así fue como el lobby cristiano derrotó el derecho al aborto en EE. UU.
Desde hace varios años, una marea legislativa antiaborto comenzó a ganar terreno en ese país; este viernes lograron cambiar un fallo que durante 50 años fue la tabla de salvación de millones de mujeres: Roe vs. Wade fue derogado y ahora serán las autoridades de cada Estado las que decidan sobre los derechos femeninos.
El panorama es oscuro para las estadounidenses. Y lo es porque cuando la Corte Suprema deroga el derecho federal al aborto, anulando el fallo Roe vs. Wade, deja en manos de las autoridades locales la decisión de prohibirlo o no. Incluso ya se habla de que en el Congreso podría pasar una ley federal que prohíba el aborto en los 50 estados. El Instituto Guttmacher calcula que 26 de los 50 estados prohibirán el aborto. La mayoría de los estados donde el aborto seguiría siendo legal se encuentran en la costa oeste: California, Nevada, Oregón y Washington.
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El panorama es oscuro para las estadounidenses. Y lo es porque cuando la Corte Suprema deroga el derecho federal al aborto, anulando el fallo Roe vs. Wade, deja en manos de las autoridades locales la decisión de prohibirlo o no. Incluso ya se habla de que en el Congreso podría pasar una ley federal que prohíba el aborto en los 50 estados. El Instituto Guttmacher calcula que 26 de los 50 estados prohibirán el aborto. La mayoría de los estados donde el aborto seguiría siendo legal se encuentran en la costa oeste: California, Nevada, Oregón y Washington.
¿Cómo pasó? Esto ha sido un trabajo de años, una filigrana que los republicanos de extrema derecha comenzaron a tejer, pero que consiguió los principales avances gracias a Donald Trump, quien justo después del fallo dijo en Fox News que el fallo fue “la voluntad de Dios”; mientras que quien fuera su vicepresidente, Mike Pence, celebró la sentencia diciendo que por fin el derecho al aborto fue “tirado al basurero de la historia”.
En un giro histórico, la Corte Suprema de Estados Unidos enterró la sentencia que garantizaba el derecho a abortar. La decisión no no ilegaliza la interrupción voluntaria del embarazo, sino que devuelve al país a la situación vigente antes de la emblemática sentencia “Roe v. Wade” de 1973, cuando cada estado era libre de autorizarla o no.
El lobby cristiano antiaborto
El llamado movimiento “provida junto con la creciente derecha cristiana y otros grupos ultraconservadores impulsaron al Partido Republicano promoviendo figuras antiaborto en el sistema judicial, el congreso, parlamentos locales con una intención: deshacer el fallo que siempre fue el centro de su agenda. Todo comienza justo en 1973 luego del fallo Roe vs. Wade, que según la derecha cristiana de EE. UU “destruyó la moralidad cristiana respaldando el ‘aborto a la carta’”. Y comenzó una cruzada silenciosa y mentirosa, según explica Katherine Stewart, autora de The Power Worshipers en la prensa estadounidense.
“En ese instante, 1973, cuenta la historia, el rebaño de creyentes se levantó en protesta y lanzó su apoyo al partido de la “Vida” ahora conocido como Partido Republicano; el movimiento se decidió por el aborto como prueba de fuego por razones que tenían más que ver con la política que con los embriones. Luego se dispuso a cambiar la religión de muchas personas en el país para servir a sus nuevas ambiciones políticas. Desde el principio, el “asunto del aborto” nunca ha sido solo sobre el aborto. También se ha tratado de dividir y unir para movilizar votos en aras de acumular poder político”, señala Stewart.
Dice la escritora que el movimiento, alertado por resoluciones de organizaciones religiosas como la Convención Bautista del Sur en apoyo al aborto en ciertos casos, decidieron volver cuestión de “moral” su práctica. Y fue así como la derecha estadounidense comenzó en la década de los 70 a mencionar la “vida” en plataformas políticas. En 1984, el senado de EE. UU. aprobó una enmienda constitucional para prohibir el aborto. En 1984, Americans United for Life convocaron una conferencia para lanzar la cruzada contra Roe vs. Wade.
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Bajo su paraguas crecieron muchas organizaciones antiaborto con mucha influencia en Washington D.C. Así fueron ubicando legisladores ultraconservadores y luego enfocaron su atención en las cortes estatales y la Corte Suprema. Hay figuras que han logrado visibilidad especial en este tema como Marjorie Dannenfelser, la persona más relevante del lobby provida norteamericano, quien durante 30 años ha incendiado al país su retórica; usa términos como genocidio para referirse a los derechos reproductivos femeninos.
Según la prensa estadounidense, esta mujer hizo un pacto en 2016 con Donald Trump. Cuando su carrera presidencial se estancaba por agresión sexual, el candidato le pidió a Dannenfelser que sumara su voz y su amplia infraestructura electoral a la maquinaria republicana. Ella contestó que de acuerdo, pero “a cambio de nominar jueces provida para el Supremo”. Trump cumplió su parte del pacto con tres designaciones. Pero hizo mucho más, motivado por su vicepresidente, el ultraconservador Mike Pence.
El presidente Trump nombró a 54 jueces federales de apelación en cuatro años, casi tantos como los que designó Barack Obama, pero en la mitad del tiempo. Con sus rápidos nombramientos, el expresidente “invirtió” el equilibrio de varias cortes de apelación a través de las cuales se revisan casos importantes antes de ser considerados ante la Corte Suprema.
En su primer discurso, tras llegar a la Casa Blanca, Pence, quien se desempeñara como gobernador de Indiana entre 2013 y 2017, auguró el fin de la práctica del aborto, legalizado por el Tribunal Supremo desde 1973, cuando declaró inconstitucional cualquier interferencia del Estado en la decisión de una mujer sobre su embarazo. Y comenzó su trabajo silencioso, pero efectivo. “Si todos hacemos lo que está en nuestras manos, podemos restituir, otra vez y en nuestro tiempo, la santidad de la vida en la ley estadounidense”, dijo Pence.
De acuerdo con un artículo publicado por el portal Politico “la mafia de Indiana de Mike Pence es la que está a cargo de la política de atención médica”. Desde que Pence llegó a la VIcepresidencia de EE. UU., una ola de leyes antiaborto se extiende por el Medio Oeste y sur del país.
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Kentucky, Mississippi, Ohio, Iowa, Dakota del Norte, Georgia y ahora Alabama han aprobado en las últimas semanas leyes que prohíben el aborto una vez se detecta el latido del corazón del feto. En estados como Texas, en donde los republicanos son mayoría, fracasaron intentos de imponer esta restricción. Igual pasó en Florida, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia Occidental. En Misuri se espera que sea aprobado sin oposición, aunque se hicieron algunas modificaciones, pero ninguna de estas normativas aprobadas incluye los embarazos provocados por violación o incesto.
De acuerdo con un artículo publicado por el portal Politico “la mafia de Indiana de Mike Pence es la que está a cargo de la política de atención médica”. Desde que Pence llegó a la VIcepresidencia de EE. UU., una ola de leyes antiaborto se extiende por el Medio Oeste y sur del país.
Kentucky, Mississippi, Ohio, Iowa, Dakota del Norte, Georgia y ahora Alabama han aprobado en las últimas semanas leyes que prohíben el aborto una vez se detecta el latido del corazón del feto. En estados como Texas, en donde los republicanos son mayoría, fracasaron intentos de imponer esta restricción. Igual pasó en Florida, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia Occidental. En Misuri se espera que sea aprobado sin oposición, aunque se hicieron algunas modificaciones, pero ninguna de estas normativas aprobadas incluye los embarazos provocados por violación o incesto.
La anulación de Roe vs Wade cumple con la “ambición de décadas de la derecha cristiana y les da una licencia muy explícita para promulgar el régimen más duro que puedan imaginar para defender lo que afirman son los valores bíblicos de una nación cristiana”, explica Aarah Posner, autoría del libro Unholy: Why White Evangelicals Worship at the Altar of Donald Trump. “Crea un mundo posterior a Roe en el que las legislaturas estatales se sienten más empoderadas para intensificar sus ataques no solo contra los derechos reproductivos, sino también contra los derechos LGBT”, concluyó.
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