Sergio Massa: cómo el ministro de Economía con inflación de 140% fue el más votado
El peronismo dio la sorpresa en las elecciones de Argentina el último domingo, superando al fenómeno electoral de Javier Milei, con quien se medirá el 19 de noviembre en la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales.
Hugo Santiago Caro
Es la pregunta del millón. El interrogante que quedó en la mente de gran parte de los latinoamericanos que no están tan cercanos a la dinámica política argentina y que en los últimos meses tenían como referencia el fenómeno de Javier Milei, el outsider que capitalizó la indignación joven y se catapultó con la promesa de refundar la política argentina desde las cenizas de lo que llamó una “casta maldita”, haciendo alusión a la política tradicional gaucha.
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Es la pregunta del millón. El interrogante que quedó en la mente de gran parte de los latinoamericanos que no están tan cercanos a la dinámica política argentina y que en los últimos meses tenían como referencia el fenómeno de Javier Milei, el outsider que capitalizó la indignación joven y se catapultó con la promesa de refundar la política argentina desde las cenizas de lo que llamó una “casta maldita”, haciendo alusión a la política tradicional gaucha.
Al frente, la sorpresa de las elecciones del último domingo: el representante de esa casta, el candidato del oficialismo y actual ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa. Para un sector importante, en su mayoría votantes de Milei y de la gran perdedora de la jornada, Patricia Bullrich (exministra de Seguridad de Mauricio Macri), el ministro representa el continuismo, la prolongación del gobierno del hoy imperceptible presidente Alberto Fernández, la forma del peronismo de retener el poder y seguir siendo la fuerza predominante como lo ha sido desde la crisis del corralito en 2001.
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En realidad, el corralito sigue siendo un recuerdo inquietante para los argentinos. La crisis económica que azotó al país a principios del milenio culminó con la dimisión del presidente Fernando De la Rúa, desencadenando una crisis nacional que afectó profundamente a los argentinos, generando un sentimiento similar al que Milei capitalizó con votos: que todos se vayan y no quede ni uno (en referencia a la clase política).
“Sergio asumió tres días antes de que nos fuéramos en helicóptero”, afirmó el hoy reelegido Jorge Ferraresi, intendente peronista de Avellaneda, haciendo referencia a la forma en la que salió De la Rúa de la Casa Rosada en 2001 después de renunciar.
Massa ascendió al puesto de ministro de Economía en un momento convulso de la economía argentina que hoy sigue sin mejorar. Una inflación por encima del 70 % en 2022, un dólar disparado y un índice de pobreza azotando sin descanso a una clase media. Venía de ser presidente de la Cámara de Diputados tras el fugaz paso de tres ministros tras fracasar en contener la crisis económica del país.
El funcionario llegó para asumir cuando nadie más quería hacerlo (ha sido su bandera de campaña), para centralizar todo y darle estabilidad a un gobierno dinamitado por la ruptura irreconciliable entre Alberto Fernández y la expresidenta (y vicepresidenta actual) Cristina Fernández de Kirchner.
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Massa llegó para darle autoridad a un gobierno que la había perdido a pesar de que no ha cumplido su función principal, controlar la crisis económica de Argentina. Desde que asumió la cartera en julio de 2022, la inflación ha pasado de un 71 % al 138 %, y el dólar ha triplicado su valor desde que comenzó el gobierno de Fernández.
“Inflación, pobreza, los indicadores principales empeoraron con Massa. ¿Qué te dice Massa? Que lo que está haciendo es ordenar la macroeconomía para la gestión que viene o el periodo que viene. Pero en términos concretos, Massa es más político que económico. Es algo más político de decir: ‘Bueno, yo me hice cargo, conmigo se centralizó la dirección. Yo hablé con los que tenía que hablar’, pero hablando de resultados económicos, la tendencia fue muy similar a como venía”, continúa Elman.
De ahí la sorpresa de que después de las PASO, las elecciones primarias celebradas en agosto para escoger a los candidatos que se enfrentaron el domingo, Massa pasara de ser el tercer candidato en intención de voto por debajo de Milei y Bullrich, a ser el más votado con un 36 % de los votos, por encima del 30 % que sacó Milei.
Massa, abogado de profesión, tiene la ventaja de saber moverse dentro del espectro político. Con Fernández prácticamente fuera del panorama, el ministro tiene la tarea de unir al peronismo y ser su nuevo referente después de que Argentina impulsara la figura de Milei como rechazo y hastío hacia el kirchnerismo, la alegada renovación que encarnaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que terminó de fracasar con la debacle de Alberto Fernández.
Después de haber sido miembro del gabinete de Cristina mientras fue presidenta, Massa se despegó en 2013 del kirchnerismo con su Frente de Renovación, el partido político con el que se separó del nicho más peronista de la política argentina. Desde allí comenzó a gravitar como una figura dada al diálogo, intentando incluso acercarse a Mauricio Macri por las épocas en que fue presidente (2015-2019).
El peronismo ve a Massa como un hijo pródigo, ya que en algún momento llegó a ser percibido como un traidor al afirmar que “Cristina es el pasado” o que “debería estar presa”, incluso enfrentándose a ella en elecciones locales en Buenos Aires. Pero más allá de eso, él representa la figura en la cual el oficialismo encuentra una alternativa para unirse frente a la amenaza que representa Milei, quien viene como una fuerza que busca desmantelarlos.
Massa, según Elman, tiene por delante también venderse como una figura autónoma y capaz de hacer una gestión mejor de la que podría hacer Milei, autodenominado anarcocapitalista que lleva por estandarte dolarizar al país, promover la venta libre de órganos humanos y quemar el Banco Central de Argentina, entre otras propuestas.
“El éxito de Massa en esta campaña fue justamente haber hablado de otra cosa, haber hablado del modelo de país frente al de Milei. O sea, nadie votó a Massa por su gestión en economía, nadie lo votó porque el tipo hizo las cosas bien. Lo votaron, en todo caso, porque veían que ante el discurso de Milei, digamos, implicaba menos costos o tenía todavía cierta cuota de esperanza o de no tanto pesimismo como la que tenía Milei en términos de lo que proyectaba”, analiza.
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Sin embargo, también afirma que también debe atraer al voto anti-Milei de sectores alejados del kirchnerismo, apuntando directamente a Juntos por el Cambio, la bancada que acompañó a Bullrich en su fracasada candidatura. Lo compara, incluso, con movimientos como el de Gustavo Petro, en Colombia, cuando concilió con sectores como el Partido Liberal.
“Yo creo que tensiones vamos a ver, pero creo que la principal pregunta para pensar en un gobierno de unidad es si los sectores que están nucleados en Juntos por el Cambio, que es la coalición de centroderecha, van a ser parte de ese gobierno. Como cuando Petro llamó al gobierno al Partido Liberal. Es conseguir los elementos menos radicales de los sectores tradicionales. Han sido figuras, gobernadores, quizás de Juntos por el Cambio, que no se sintieron representados por Bullrich, que no van a votar por Milei, pero que al mismo tiempo tienen una distancia muy fuerte con la figura de Cristina”, concluye.
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