"¡Soy el presidente cristiano y obrero!": La estrategia evangélica de Maduro en Venezuela
Siguiendo el ejemplo de otros gobernantes de Latinoamérica, el presidente venezolano lleva semanas diseñando una estrategia política dirigida a los sectores evangélicos de su país. El apoyo de los cristianos será clave para Maduro en un año en el que la Revolución Bolivariana buscará ganar las elecciones parlamentarias.
Jesús Mesa / @JesusMesa
Atlanta y Caracas están separadas a casi 3.000 kilómetros de distancia, pero el próximo 15 de enero ambas ciudades se sentirán más cerca que nunca. Ese día, ambas conmemorarán por todo lo alto el natalicio del reverendo Martin Luther King Jr, uno de los hijos más ilustres de la población estadounidense:
Muchos podrían preguntarse qué relación tiene Luther King Jr. con Venezuela. La realidad es que poco y nada, pues el pastor estadounidense nunca visitó el país suramericano ni tampoco le dedicó algunas palabras en sus famosos discursos. Pero para el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, la tiene toda. De hecho, el mandatario decretó el 15 de enero como el Día Nacional del Pastor Evangélico en su país. Una decisión que, además de rendir un homenaje al pastor estadounidense, es una jugada busca conquistar a un importante sector de la población en su país.
El 2020 es un año electoral, y el presidente venezolano lo sabe. Si la situación política en Venezuela lo permite, el país celebrará elecciones parlamentarias en diciembre. Los comicios son claves para el chavismo, pues la Asamblea Nacional, único poder político controlado por la oposición, está en juego. De ganarlas, el chavismo recuperaría un poco la legitimidad internacional que ha perdido en los últimos años.
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“¡Soy cristiano de Cristo y el pueblo de Cristo puede contar conmigo, Nicolás Maduro, el presidente cristiano y obrero! ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Venezuela! ¡Hasta la victoria siempre!”, entonó el líder bolivariano en una sorprendente retransmisión televisiva, cuando anunció la creación del día festivo.
“Este guiño a los cristianos forma parte del juego político, pues la Revolución Bolivariana no cuenta con las bases que tenía hace años”, explica a El Espectador Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. “Los evangélicos son una población religiosa políticamente disciplinada, a diferencia de otros credos. Por eso es tan importante ganarse su apoyo”, agrega.
Al parecer Maduro tomó nota de lo que ha venido ocurriendo en América Latina en los últimos tres años. En 2016, los evangélicos fueron claves para que, contra todos los pronósticos, ganara el No en el plebiscito por la paz impulsado por el entonces presidente Juan Manuel Santos en Colombia. Dos años después, en el que era considerado el país más católico del mundo, el exmilitar brasileño Jair Bolsonaro ganó las elecciones de manera abrumadora, con una importante base evangélica detrás.
No obstante, la relación de Maduro con el protestantismo y el cristianismo no era la mejor hasta hace unos años. A diferencia de lo que ocurría con Hugo Chávez, que se manifestaba abiertamente cristiano y seguidor de Jesús, el actual presidente venezolano es un confeso seguidor de las enseñanzas de Sai Baba, un gurú espiritual hindú. Un credo que los cristianos radicales consideran como “herejía”.
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Pero en la revolución todo es posible. Aún más en la Bolivariana, que a lo largo de sus 20 años ha ido adquiriendo características de diversas fuentes ideológicas como el marxismo-leninismo, el cristianismo y el culto a Simón Bolivar, entre otros. De hecho, Maduro no se ahorró un solo gesto en la exaltación evangélica, tan exagerado que incluso le ha provocado críticas en las filas chavistas.
La piedra angular de su estrategia religiosa es la Vicepresidencia de Asuntos Religiosos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), formalizada este mes, en la que puso a José Gregorio Vielma Mora, un viejo zorro del chavismo, a darle forma a lo que, según dice él, es “la gran idea del presidente Nicolás Maduro” para avanzar en la pacificación de Venezuela.
Dentro de la estrategia del presidente figuran elementos como los “Consejos Pastorales de Gobierno”, eventos dirigidos por el gobierno con los que buscan impulsar la gestión social y la integración de los colectivos religiosos con las administraciones regionales y locales; la creación de la primera Universidad Teológica Evangélica de Venezuela, donde se integrarán unos 25 institutos teológicos del país, y la distribución de cerca de 70 mil hectáreas para colectivos religiosos, con el objetivo de que las dediquen a la producción agrícola. Allí trabajarán más de 1.500 productores cristianos y evangélicos.
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“Con tantas dificultades que se viven hoy en Venezuela, la gente busca conectarse espiritualmente, y la religión es una salida a las dificultades diarias”, explica Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. “Para una población que sufre por las condiciones adversas y preocupada por la pérdida de sus valores tradicionales, el mensaje evangélico es especialmente atractivo”, agrega.
En Venezuela, cerca del 79 % de la población es católica y el 13 % evangélica, según los últimos datos de Latinobarómetro divulgados en 2014. Pero como en toda América Latina, es probable que esa distribución haya sufrido algunas variaciones en estos últimos cinco años. En el caso brasileño, por ejemplo, en la última década la Iglesia católica perdió el 12 % de sus fieles, que empezaron a frecuentar el culto evangélico. En la actualidad, el 22 % de los brasileños se declaran evangélicos.
Por ello, la renovada estrategia de Maduro demuestra que la religión con fines políticos por fin llegó a Venezuela. Maduro lo ha dicho con claridad en los últimos días: “Creo en el Cristo de los pueblos, en el Cristo que enfrentó a los fariseos, en el Cristo antiimperialista”. Y Chávez afirmaba que Cristo fue el primer revolucionario y era también el jefe ideológico de la Revolución Bolivariana. "El más grande socialista de nuestra era se llama Jesús de Nazareth", decía.
Atlanta y Caracas están separadas a casi 3.000 kilómetros de distancia, pero el próximo 15 de enero ambas ciudades se sentirán más cerca que nunca. Ese día, ambas conmemorarán por todo lo alto el natalicio del reverendo Martin Luther King Jr, uno de los hijos más ilustres de la población estadounidense:
Muchos podrían preguntarse qué relación tiene Luther King Jr. con Venezuela. La realidad es que poco y nada, pues el pastor estadounidense nunca visitó el país suramericano ni tampoco le dedicó algunas palabras en sus famosos discursos. Pero para el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, la tiene toda. De hecho, el mandatario decretó el 15 de enero como el Día Nacional del Pastor Evangélico en su país. Una decisión que, además de rendir un homenaje al pastor estadounidense, es una jugada busca conquistar a un importante sector de la población en su país.
El 2020 es un año electoral, y el presidente venezolano lo sabe. Si la situación política en Venezuela lo permite, el país celebrará elecciones parlamentarias en diciembre. Los comicios son claves para el chavismo, pues la Asamblea Nacional, único poder político controlado por la oposición, está en juego. De ganarlas, el chavismo recuperaría un poco la legitimidad internacional que ha perdido en los últimos años.
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“¡Soy cristiano de Cristo y el pueblo de Cristo puede contar conmigo, Nicolás Maduro, el presidente cristiano y obrero! ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Venezuela! ¡Hasta la victoria siempre!”, entonó el líder bolivariano en una sorprendente retransmisión televisiva, cuando anunció la creación del día festivo.
“Este guiño a los cristianos forma parte del juego político, pues la Revolución Bolivariana no cuenta con las bases que tenía hace años”, explica a El Espectador Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. “Los evangélicos son una población religiosa políticamente disciplinada, a diferencia de otros credos. Por eso es tan importante ganarse su apoyo”, agrega.
Al parecer Maduro tomó nota de lo que ha venido ocurriendo en América Latina en los últimos tres años. En 2016, los evangélicos fueron claves para que, contra todos los pronósticos, ganara el No en el plebiscito por la paz impulsado por el entonces presidente Juan Manuel Santos en Colombia. Dos años después, en el que era considerado el país más católico del mundo, el exmilitar brasileño Jair Bolsonaro ganó las elecciones de manera abrumadora, con una importante base evangélica detrás.
No obstante, la relación de Maduro con el protestantismo y el cristianismo no era la mejor hasta hace unos años. A diferencia de lo que ocurría con Hugo Chávez, que se manifestaba abiertamente cristiano y seguidor de Jesús, el actual presidente venezolano es un confeso seguidor de las enseñanzas de Sai Baba, un gurú espiritual hindú. Un credo que los cristianos radicales consideran como “herejía”.
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Pero en la revolución todo es posible. Aún más en la Bolivariana, que a lo largo de sus 20 años ha ido adquiriendo características de diversas fuentes ideológicas como el marxismo-leninismo, el cristianismo y el culto a Simón Bolivar, entre otros. De hecho, Maduro no se ahorró un solo gesto en la exaltación evangélica, tan exagerado que incluso le ha provocado críticas en las filas chavistas.
La piedra angular de su estrategia religiosa es la Vicepresidencia de Asuntos Religiosos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), formalizada este mes, en la que puso a José Gregorio Vielma Mora, un viejo zorro del chavismo, a darle forma a lo que, según dice él, es “la gran idea del presidente Nicolás Maduro” para avanzar en la pacificación de Venezuela.
Dentro de la estrategia del presidente figuran elementos como los “Consejos Pastorales de Gobierno”, eventos dirigidos por el gobierno con los que buscan impulsar la gestión social y la integración de los colectivos religiosos con las administraciones regionales y locales; la creación de la primera Universidad Teológica Evangélica de Venezuela, donde se integrarán unos 25 institutos teológicos del país, y la distribución de cerca de 70 mil hectáreas para colectivos religiosos, con el objetivo de que las dediquen a la producción agrícola. Allí trabajarán más de 1.500 productores cristianos y evangélicos.
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“Con tantas dificultades que se viven hoy en Venezuela, la gente busca conectarse espiritualmente, y la religión es una salida a las dificultades diarias”, explica Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. “Para una población que sufre por las condiciones adversas y preocupada por la pérdida de sus valores tradicionales, el mensaje evangélico es especialmente atractivo”, agrega.
En Venezuela, cerca del 79 % de la población es católica y el 13 % evangélica, según los últimos datos de Latinobarómetro divulgados en 2014. Pero como en toda América Latina, es probable que esa distribución haya sufrido algunas variaciones en estos últimos cinco años. En el caso brasileño, por ejemplo, en la última década la Iglesia católica perdió el 12 % de sus fieles, que empezaron a frecuentar el culto evangélico. En la actualidad, el 22 % de los brasileños se declaran evangélicos.
Por ello, la renovada estrategia de Maduro demuestra que la religión con fines políticos por fin llegó a Venezuela. Maduro lo ha dicho con claridad en los últimos días: “Creo en el Cristo de los pueblos, en el Cristo que enfrentó a los fariseos, en el Cristo antiimperialista”. Y Chávez afirmaba que Cristo fue el primer revolucionario y era también el jefe ideológico de la Revolución Bolivariana. "El más grande socialista de nuestra era se llama Jesús de Nazareth", decía.