Sudando petróleo
Aunque el presidente venezolano Hugo Chávez aseguró que con el barril de petróleo a US$70 la revolución está asegurada, otras voces creen que al mandatario no le alcanzará la chequera para mantener sus programas sociales.
Joaquim Ibarz / Especial para El Espectador
El derrumbe de los precios del petróleo amenaza la estabilidad del gobierno de Hugo Chávez. El auge económico que Venezuela experimentó en los últimos cinco años terminó de manera abrupta. La caída de la cotización del crudo redujo los ingresos fiscales a un nivel crítico para el gobierno. Al agotarse la chequera, por primera vez desde que llegó al poder en 1999, el presidente bolivariano utiliza una palabra que no figuraba en su vocabulario: austeridad.
La creciente preocupación de Chávez por la caída de los ingresos petroleros, aún es mayor en Cuba, Bolivia y Nicaragua, países que reciben cuantiosas donaciones a fondo perdido. Lo mismo cabe decir de movimientos populistas-nacionalistas, como el del peruano Ollanta Humala, que son financiados desde Caracas. Pese a que hay millones de venezolanos sin casa y sin trabajo, Chávez reparte por toda América los petrodólares para alimentar su imagen de líder continental.
Los expertos afirman que Chávez se verá obligado a incumplir los acuerdos de ayuda que asumió con varias naciones latinoamericanas. Según cifras del Centro de Investigaciones Económicas (Cieca), desde 2004 el gobierno de Caracas ha donado cerca de 25.000 millones de dólares a Cuba, Bolivia, Nicaragua, Haití y Honduras. Además, desde 2005, Venezuela ha gastado 3.500 millones de dólares en la compra de armas a Rusia.
En un gobierno con vocación de gasto público, que basa su popularidad en dádivas y subsidios, que nacionaliza las industrias rentables aumentando la burocracia estatal a más de dos millones de empleados, la abrupta baja del precio del petróleo lo deja sin dinero para atender varios proyectos sociales.
En el palacio de Miraflores se teme que los ingresos de los hidrocarburos no cubran el abultado presupuesto nacional. Analistas venezolanos y extranjeros advierten que de mantenerse el precio del barril en 70 dólares, el país no tendrá recursos para cubrir las importaciones. Los productos del exterior, en especial los alimentos, son cada vez más necesarios por la caída de la producción a causa de la invasión de fincas y del hostigamiento oficial a los agricultores y empresarios de toda condición.
Crítico acérrimo de las “recetas neoliberales”, que aconsejan vigilar el gasto público, Chávez utilizó la bonanza petrolera para promover un programa económico populista, con acoso a las empresas privadas (la mitad se han visto obligadas a cerrar) y aumentar el papel del Estado en la conducción económica.
Al ver las orejas del lobo, Chávez dio un giro inesperado; el gran despilfarrador se puso a fustigar el derroche, a promover el ahorro y a anunciar recortes en la nómina de trabajadores del Estado, que se duplicó desde su llegada al poder en 1999, hasta alcanzar los dos millones.
Aunque el gobierno afirma que la compañía estatal Pdvsa extrae 3.27 millones de barriles diarios de crudo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el Departamento de Energía de Estados Unidos y la Agencia Internacional de Energía, con sede en París, reportan cifras muy inferiores. Según estas entidades, la producción venezolana del año pasado fue de 2.4 millones de barriles diarios, 28% menos que los 3.5 millones que produjo en 1988, antes de que Chávez llegara al poder.
De esos 2.4 millones de barriles diarios, 600.000 son para consumo interno subsidiado, 300.000 van a Petrocaribe con fuertes descuentos y otros 400.000 se comparten con socios de la petrolera estatal venezolana Pdvsa, como Chevron, Repsol, Lukoil y Petrobras. Cuba recibe cada día 100.000 barriles a precio de ganga.
La mitad de los ingresos públicos de Venezuela son financiados con exportaciones de crudos. Cerca del 94% de las divisas que recibe el país provienen de la venta de petróleo. Aunque Chávez insiste en que el país está preparado para resistir “el terremoto” financiero global, su vicepresidente, Ramón Carrizalez, sorprendió al anunciar que la “austeridad” será el criterio fundamental para elaborar el presupuesto de 2009.
En el primer semestre del 2008 el precio promedio del crudo venezolano estuvo en torno a los 103 dólares por barril. Ahora ronda los 70 dólares y tiende a la baja.
El derrumbe de los precios del petróleo amenaza la estabilidad del gobierno de Hugo Chávez. El auge económico que Venezuela experimentó en los últimos cinco años terminó de manera abrupta. La caída de la cotización del crudo redujo los ingresos fiscales a un nivel crítico para el gobierno. Al agotarse la chequera, por primera vez desde que llegó al poder en 1999, el presidente bolivariano utiliza una palabra que no figuraba en su vocabulario: austeridad.
La creciente preocupación de Chávez por la caída de los ingresos petroleros, aún es mayor en Cuba, Bolivia y Nicaragua, países que reciben cuantiosas donaciones a fondo perdido. Lo mismo cabe decir de movimientos populistas-nacionalistas, como el del peruano Ollanta Humala, que son financiados desde Caracas. Pese a que hay millones de venezolanos sin casa y sin trabajo, Chávez reparte por toda América los petrodólares para alimentar su imagen de líder continental.
Los expertos afirman que Chávez se verá obligado a incumplir los acuerdos de ayuda que asumió con varias naciones latinoamericanas. Según cifras del Centro de Investigaciones Económicas (Cieca), desde 2004 el gobierno de Caracas ha donado cerca de 25.000 millones de dólares a Cuba, Bolivia, Nicaragua, Haití y Honduras. Además, desde 2005, Venezuela ha gastado 3.500 millones de dólares en la compra de armas a Rusia.
En un gobierno con vocación de gasto público, que basa su popularidad en dádivas y subsidios, que nacionaliza las industrias rentables aumentando la burocracia estatal a más de dos millones de empleados, la abrupta baja del precio del petróleo lo deja sin dinero para atender varios proyectos sociales.
En el palacio de Miraflores se teme que los ingresos de los hidrocarburos no cubran el abultado presupuesto nacional. Analistas venezolanos y extranjeros advierten que de mantenerse el precio del barril en 70 dólares, el país no tendrá recursos para cubrir las importaciones. Los productos del exterior, en especial los alimentos, son cada vez más necesarios por la caída de la producción a causa de la invasión de fincas y del hostigamiento oficial a los agricultores y empresarios de toda condición.
Crítico acérrimo de las “recetas neoliberales”, que aconsejan vigilar el gasto público, Chávez utilizó la bonanza petrolera para promover un programa económico populista, con acoso a las empresas privadas (la mitad se han visto obligadas a cerrar) y aumentar el papel del Estado en la conducción económica.
Al ver las orejas del lobo, Chávez dio un giro inesperado; el gran despilfarrador se puso a fustigar el derroche, a promover el ahorro y a anunciar recortes en la nómina de trabajadores del Estado, que se duplicó desde su llegada al poder en 1999, hasta alcanzar los dos millones.
Aunque el gobierno afirma que la compañía estatal Pdvsa extrae 3.27 millones de barriles diarios de crudo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el Departamento de Energía de Estados Unidos y la Agencia Internacional de Energía, con sede en París, reportan cifras muy inferiores. Según estas entidades, la producción venezolana del año pasado fue de 2.4 millones de barriles diarios, 28% menos que los 3.5 millones que produjo en 1988, antes de que Chávez llegara al poder.
De esos 2.4 millones de barriles diarios, 600.000 son para consumo interno subsidiado, 300.000 van a Petrocaribe con fuertes descuentos y otros 400.000 se comparten con socios de la petrolera estatal venezolana Pdvsa, como Chevron, Repsol, Lukoil y Petrobras. Cuba recibe cada día 100.000 barriles a precio de ganga.
La mitad de los ingresos públicos de Venezuela son financiados con exportaciones de crudos. Cerca del 94% de las divisas que recibe el país provienen de la venta de petróleo. Aunque Chávez insiste en que el país está preparado para resistir “el terremoto” financiero global, su vicepresidente, Ramón Carrizalez, sorprendió al anunciar que la “austeridad” será el criterio fundamental para elaborar el presupuesto de 2009.
En el primer semestre del 2008 el precio promedio del crudo venezolano estuvo en torno a los 103 dólares por barril. Ahora ronda los 70 dólares y tiende a la baja.