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Los haitianos no olvidan el devastador terremoto de 2010 por una razón fundamental: todavía hoy viven las consecuencias de ese desastre: las ruinas siguen en las calles, la miseria aumentó, la inseguridad crece y la falta de servicios sanitarios continúa. Por eso este sábado 14 de agosto cuando la tierra se volvió a estremecer muchos recordaron los penosos días que vivieron hace 11 años.
Este terremoto registró una intensidad de 7,2 grados en la escala de Richter; el de 2010 fue de 7,3 grados; sin embargo, expertos dicen que el más reciente pudo haber causado menos daños porque el epicentro fue la ciudad de Saint-Louis-du-Sud, que se ubica a unos 160 km de la poblada capital haitiana, Puerto Príncipe, la zona más poblada del país.
Expertos explicaban que la magnitud de aquella catástrofe no fue producto esencialmente de la actividad sísmica, sino de la elevada exposición al riesgo en la zona, pues las edificaciones eran vulnerables y no había medidas preventivas para un evento de este calibre. Además, había superpoblación en zonas de alto riesgo. Hoy el país sigue en ruinas, aquellas edificaciones no fueron levantadas de nuevo y muchos viven en carpas en campos de refugiados.
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Las autoridades reportaban esta mañana 29 muertos, pero el número subió con el paso de las horas, pues aún no se tenían datos completos de las provincias. Las víctimas mortales ascendió a al menos 304, informó la agencia de Protección Civil del país caribeño.
“El número de muertos por el terremoto aumentó a 227, de los cuales 158 fueron registrados en el sur”, indicó en Twitter la institución.
También hay “cientos de heridos y desaparecidos”, subrayó. El gobierno haitiano declaró el estado de emergencia en respuesta a la catástrofe. “La situación en Haití es dramática”, dijo el primer ministro, Ariel Henry. Y agregó: “Estoy movilizando todos los recursos de mi administración para acudir en ayuda de las víctimas”, escribió en Twitter el primer ministro de Haití, Ariel Henry, al tiempo que llamaba a la unidad de la nación.
Ayuda internacional
En un breve comunicado el presidente estadounidense, Joe Biden, aprobó ayuda “inmediata” para el país caribeño, dijo a la prensa un funcionario de la Casa Blanca. El Gobierno de Chile ofreció este sábado apoyo logístico, tanto material como humano. según informó el canciller chileno, Andrés Allamand. “El Gobierno de Chile está preparado para asistir de manera rápida esta emergencia y colaborar con el pueblo haitiano en el proceso de reconstrucción”, afirmó Allamand a través de su cuenta de Twitter.
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“Mi solidaridad y la de todo el pueblo español con Haití por el grave terremoto que ha sufrido (...) Contáis con el apoyo de España para salir adelante tras este terrible suceso”, dijo el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en Twitter.
Por su parte el gobierno de Venezuela se encuentra atento para facilitar el apoyo logístico y necesario a Haití por el terremoto, informó el canciller venezolano, Jorge Arreaza. “Desde Venezuela expresamos nuestra solidaridad con el pueblo de Haití, tras el terremoto de gran magnitud que ha sacudido el sur del país. Estamos atentos a facilitar apoyos logísticos e insumos necesarios. Nuestras condolencias y deseos de recuperación a los heridos”, dijo Arreaza en su cuenta de Twitter.
El gobierno de Peru, encabezado por Pedro Castillo, también ofreció su ayuda a los haitianos. Así mismo, el presidente dominicano, Luis Abinader, se solidarizó con Haití y ofreció su colaboración. “Expreso en mi nombre y del Gobierno dominicano, nuestra consternación por el terremoto que azotó a Haití esta mañana”, escribió Luis Abinader en Twiiter.
Una tragedia tras otra
Los residentes compartieron imágenes en las redes sociales de las ruinas de edificios de hormigón, incluida una iglesia en la que aparentemente se estaba celebrando una ceremonia el sábado en la ciudad suroccidental de Les Anglais.
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Un terremoto de magnitud 7 transformó en enero de 2010 gran parte de Puerto Príncipe y las ciudades cercanas en ruinas polvorientas. Causó la muerte de más de 200.000 personas y dejó otras 300.000 heridas.
Más de un millón y medio de haitianos se quedaron sin hogar, dejando a las autoridades de la isla y a la comunidad humanitaria internacional ante un reto colosal en un país que carece de un registro de tierras y de códigos de construcción.
El terremoto destruyó cientos de miles de viviendas, al igual que edificios administrativos y escuelas, así como el 60% del sistema sanitario de Haití.
La reconstrucción del principal hospital del país sigue incompleta, y las organizaciones no gubernamentales se han esforzado por suplir las numerosas deficiencias del Estado.
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El terremoto de este sábado se produce poco más de un mes después de que el presidente Jovenel Moise fue asesinado en su casa por un comando armado, lo que conmocionó a un país que ya lucha contra la pobreza, una creciente violencia de las bandas criminales y la pandemia de covid-19.
El juez de instrucción designado el lunes para dirigir la investigación judicial sobre el magnicidio de Moise anunció el viernes que abandona el caso.
La policía dice que ha detenido a 44 personas en relación con el asesinato, incluidos 12 policías haitianos, 18 colombianos que supuestamente formaban parte del equipo del comando y dos estadounidenses de origen haitiano.
El jefe de seguridad de Moise se encuentra entre los detenidos en relación con el complot supuestamente organizado por un grupo de haitianos con vínculos en el extranjero.
La policía ha emitido avisos de búsqueda de otras personas, entre ellas un juez de la Corte Suprema de Haití, un exsenador y un empresario.