Tiroteo en Maine: campanazo a un Congreso fragmentado en plena víspera electoral
Hasta el momento, los dos ataques perpetrados por un exmarine de Estados Unidos han cobrado la vida de 18 personas. Este suceso ocurre en un momento crucial, con un nuevo presidente en la Cámara baja del Congreso (llamado a legislar sobre el control de armas) y con el actual mandatario, Joe Biden, y el exmandatario Donald Trump perfilándose como favoritos para la contienda presidencial en 2024, en la que la violencia armada será un tema clave.
Hugo Santiago Caro
El tiroteo en Lewistone, Maine, ocurrido la noche del miércoles pasado, resulta ser el más mortífero de los 505 episodios de ataques con armas de fuego que se han presentado en todo Estados Unidos en los casi 11 meses que lleva el 2023, dejando de momento 18 víctimas mortales.
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El tiroteo en Lewistone, Maine, ocurrido la noche del miércoles pasado, resulta ser el más mortífero de los 505 episodios de ataques con armas de fuego que se han presentado en todo Estados Unidos en los casi 11 meses que lleva el 2023, dejando de momento 18 víctimas mortales.
También es el primero que consigue una cifra de muertes que alcanza el doble dígito desde que en enero un hombre de 72 años mató a 11 personas durante la celebración del Año Nuevo Lunar en Monterey Park, California.
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En esta ocasión, en Maine, fue un exmarine de los Estados Unidos quien propició el ataque en diferentes ocasiones, primero en una bolera y luego en un bar, para después darse a la fuga. Según informó The New York Times: “Siete murieron en la bolera, ocho murieron en el bar y tres que habían resultado heridos murieron en los hospitales locales”.
Curiosamente, los incidentes en Lewistone se producen el mismo día en que la Cámara baja del Congreso de EE. UU. logra solucionar después de 22 días el estancamiento producido por la salida de Kevin McCarthy de su cargo como líder del recinto.
Fue casi un mes en que la votación de proyectos de ley se vio completamente atascada, así como la aprobación de fondos que pidió Joe Biden de urgencia para apoyar a Ucrania e Israel por más de US$100 millones. Sin embargo, parece que la crisis en el Congreso está por comenzar a solucionarse de alguna manera con la elección del miércoles del republicano Mike Johnson, ferviente partidario del exmandatario Donald Trump.
La masacre de Maine podría ser un llamado de atención al Congreso sobre la regulación del porte de armas en el país. Hace poco más de un año, en julio de 2022, se votó una ley bipartita que regulaba el porte de armas. Fue un avance histórico y el más importante en la materia en 30 años que fue firmado por el presidente Joe Biden, aunque reconoció que no era lo que él esperaba.
“Aunque esta legislación no incluye todo lo que quiero, sí incluye medidas que he pedido durante mucho tiempo y que salvarán vidas”, afirmó el mandatario, que pretendía que se restringiera el acceso a rifles de asalto, pero que consiguió que el Estado invirtiera millones de dólares en salud mental y seguridad escolar (seis de los tiroteos ocurridos en 2023 tuvieron lugar en centros educativos).
Con la alerta de lo que ocurrió en Maine, puede surgir el interrogante sobre si con la presidencia de Johnson se retomará el debate sobre una regulación más estricta del porte de armas por parte de los estadounidenses. Pero la respuesta más probable es que no.
“Es muy poco probable que el nuevo liderazgo republicano permita que el tema llegue al pleno de la Cámara. El apoyo entre los republicanos a leyes de control de armas más estrictas ha disminuido desde la Ley Bipartidista de Comunidades más Seguras (el proyecto votado en 2022)”, afirma Dorian Kantor, profesor de Relaciones Internacionales y Ciencia Política de la Pontifica Universidad Javeriana y experto en la política de EE. UU.
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Cabe destacar que a McCarthy, el predecesor de Mike Johnson, lo destituyó una moción de censura que promovió el ala más radical de su propio partido, la bancada republicana, un reflejo de lo fragmentada que está la interna del grupo de legisladores. Asimismo, Kantor asegura que la regulación del porte de armas es un tema muy divisivo en Estados Unidos, por lo que apuestan a apegarse a la segunda enmienda de la Constitución, la cual permite poca o ninguna regulación de la posesión de armas. “En medio de una oleada de tiroteos masivos, los republicanos se han centrado en la salud mental y la seguridad pública como únicas opciones políticas viables”, afirma. Justamente esas son las apuestas en cuanto a fondos públicos de la ley de 2022.
Además de esto, el Congreso de Estados Unidos tiene tareas más importantes y apremiantes para las siguientes semanas. Según la agencia AFP, el presidente Biden instó a Johnson a “votar ‘rápidamente’ los fondos de ayuda a Israel y Ucrania, en guerra respectivamente contra el grupo islamista palestino Hamás y Rusia, y a trabajar para evitar un ‘cierre’, es decir una parálisis de la administración federal que podría producirse a mediados de noviembre si no se aprueba un presupuesto”.
Fue justamente el sentarse a negociar con la Casa Blanca el hecho que colmó la paciencia de los radicales republicanos con McCarthy. Con su salida le cobraron haber negociado un plazo de 45 días para evitar el cierre de gobierno. Ese plazo vence el próximo 17 de noviembre, por lo que siguen corriendo contra el tiempo para negociar nuevamente el cierre, o shutdown.
“Mike Johnson tendrá que reunir a su grupo para llegar a un acuerdo que sea aceptable para todos los republicanos. La Cámara también tiene que decidir cuánta ayuda militar (si hay alguna) recibirá Ucrania, cuánta ayuda militar enviar a Israel, cómo contrarrestar a China (que cerró acuerdos económicos importantes durante el Foro de las Nuevas Rutas de la Seda), etc. La petición de Biden de US$106 mil millones para defensa ocupará a la Cámara durante algún tiempo”.
Tiroteo en víspera electoral
Cabe resaltar que al ser un tema tan divisivo, el porte de armas en Estados Unidos suele ser también politizado y en momentos como este, en el que Joe Biden aspira a la reelección en 2024 y parece inminente que se enfrentará de nuevo con Donald Trump, también es válido preguntarse si lo ocurrido en Maine pondrá esta discusión en la agenda electoral.
Para Kantor, no hay muchas posibilidades de que Biden recule y se acerque a posiciones más conservadoras, como ya pasó con la aprobación en septiembre de la construcción de un nuevo fragmento del muro fronterizo con México, algo que prometió en su primera campaña jamás hacer y que aparenta ser una estrategia para congraciarse con los votos republicanos indecisos.
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“Hay que recordar que Joe Biden fue uno de los autores de la Ley de Control del Crimen Violento y del Orden Público de 1994, que incluía una prohibición federal de las armas de asalto. Las regulaciones sobre armas son muy populares entre la base demócrata, por lo que el presidente no cambiará de opinión, aunque es poco probable que se tomen medidas significativas”, afirma Kantor.
El docente remarca también la reacción de Biden a lo ocurrido en Maine, pues pidió a “los legisladores republicanos del Congreso que cumplan con su deber de proteger al pueblo estadounidense”. También dijo que “no es normal, no podemos aceptar” el asombroso número de tiroteos masivos en Estados Unidos.
Sobre el otro lado de la contienda electoral, Kantor afirma que la posición es casi unánime. Mientras Trump, que se autodenomina “el presidente más favorable a las armas y a la segunda enmienda”, ocupa su atención con los juicios que enfrenta, todos sus contendientes por el aval republicano se inclinan por apegarse a la enmienda y apuntar a la salud mental como principal causante de estas tragedias.
“Vivek Ramaswamy ha llamado a la segunda enmienda la ‘enmienda que protege a todas las demás’. Tanto Ramaswamy como Nikki Haley han planteado el espectro de que los demócratas quieren quitar las armas a los ciudadanos que respetan la ley. Mike Pence ha abogado por guardias armados en las escuelas públicas y castigos más estrictos para los tiradores en masa. E incluso el relativamente moderado Chris Christie ha dicho que es la salud mental y no la disponibilidad de armas la culpable del asombroso número de tiroteos masivos en Estados Unidos. Los republicanos han convertido la cuestión de la posesión de armas en una prueba de fuego y la han catapultado al centro mismo de las guerras culturales, las cuestiones que más dividen a la izquierda y la derecha estadounidenses”, concluye.
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