Tiroteos en EE. UU.: estudiantes de Michigan ya habían sobrevivido otras balaceras
Para varios de los sobrevivientes del tiroteo en la Universidad Estatal de Michigan, ver a una persona disparando contra sus compañeros de clase ha sido un episodio que han tenido que vivir varias veces desde que son niños.
El tiroteo que dejó tres estudiantes asesinados en la Universidad de Michigan hizo recordar antiguos episodios en la memoria de aquellos que sobrevivieron la pasada noche del 14 febrero. Algo que el New York Times ha definido como un “ritual” al cual los estudiantes en Estados Unidos se han venido acostumbrando desde niños: ver cómo los compañeros de clase son asesinados en las instituciones educativas se está “reproduciendo nuevamente”.
Este martes, un hombre afroamericano ingresó en la noche al campus universitario de la Universidad Estatal de Michigan, en la frontera con Canadá, y disparó a mansalva contra ocho personas. Tres de ellas murieron y cinco más ingresaron a centros médicos por sufrir heridas “potencialmente letales”.
“Para una generación de jóvenes estadounidenses, los tiroteos masivos en escuelas o universidades que alguna vez se consideraron santuarios de aprendizaje se han vuelto dolorosamente rutinarios”, afirmó el New York Times luego que la Policía anunciara que el agresor de Michigan se suicidara tras haber disparado contra los estudiantes en una Universidad que reúne diariamente cerca de 50.000 alumnos.
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Para Emma Riddle, una estudiante que estaba esa noche en el campus universitario resultaba difícil de creer que “esto esté sucediendo de nuevo”. Riddle, que ya había sido testigo y sobreviviente de los shootings masivos en Estados Unidos, explicó en un trino cómo fue su experiencia un año después de ver como “un quinceañero […] mató a cuatro de mis compañeros de clase”.
“Hace 14 meses tuve que evacuar Oxford High School cuando un quinceañero abrió fuego y mató cuatro de mis compañeros de clase e hirió a siete más”, cuenta Riddle. En aquel entonces, noviembre de 2021, Ethan Crumbley, un estudiante de 15 años utilizó un arma y disparó a 11 personas en la Escuela Secundaria de Oxford. Cuatro personas murieron, incluido un profesor y varios más fueron impactados por las balas.
Crumbley fue acusado de “terrorismo” y cuatro cargos de “asesinato en primer grado”, de los cuales se declaró culpable, lo que podría dictaminar cadena perpetua contra él. Asimismo, la Fiscalía decidió presentar cargos contra sus padres por haberle regalado de navidad la pistola que utilizó para “llevar a cabo la matanza”.
Para Riddle, hace pocos días tuvo que hacer el mismo proceso de “sentarme debajo de mi escritorio […] una vez más y enviar mensajes de texto (de despedida) a todos diciendo ´Te amo´”.
Aunque los hechos de tiroteos se den en diferentes partes de Estados Unidos, un alto porcentaje se concentra en las instituciones educativas, ya sea escuelas primarias, bachillerato o universidades. Antes de iniciar el nuevo siglo, la masacre de Columbine dejó 15 adolescentes muertos, una vez más, en las aulas donde los alumnos se dedicaban a estudiar.
También está el caso de otra estudiante de 21 años que se encontraba “justo en la acera de enfrente” de donde sucedieron los disparos el pasado 14 de febrero. A través de un mensaje en redes sociales, la joven expresó que “es el segundo tiroteo masivo que he vivido”, ya que “10 años y dos meses atrás” sobrevivió a la conocida masacre de Sandy Hook.
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En aquel diciembre de 2012, un joven de 19 años asesinó a su madre en su casa y acto seguido, se dirigió a una escuela primaria en la cual hirió de muerte a 20 niños, todos ellos menores de 19 años.
Un reporte de la Oficina del Defensor del Niño indicaba que Adam Lanza, el autor de esos disparos, presentaba un “estado mental en deterioro”. Además, tenía armas de equipamiento militar de alto calibre en su mochila y en su casa. Todas ellas compradas legalmente por su madre, Nancy Lanza. Este fue uno de los motivos que llevaron a las autoridades a concluir en 2012 que Adam Lanza sentía fascinación por la violencia y los tiroteos masivos que ocurrían en ese momento antes de suicidarse en las instalaciones del colegio.
“No podemos seguir permitiendo que esto ocurra. No podemos seguir siendo complacientes”, aseguró la estudiante. “Es incomprensible que haya tenido que vivir dos tiroteos”, puntualizó.
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La organización Gun Violence Archive (GVA), que se encarga de recopilar información sobre tiroteos masivos y actos de violencia con armas en EE. UU., aseguró que en lo corrido de 2023 han podido registrar 73 hechos que involucran armas y víctimas civiles muertas.
GVA considera como “tiroteo masivo” aquel que involucra tres víctimas, sean muertos o heridos, sin incluir al autor del ataque si es que ha fallecido o sufrido lesiones durante el suceso.
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El tiroteo que dejó tres estudiantes asesinados en la Universidad de Michigan hizo recordar antiguos episodios en la memoria de aquellos que sobrevivieron la pasada noche del 14 febrero. Algo que el New York Times ha definido como un “ritual” al cual los estudiantes en Estados Unidos se han venido acostumbrando desde niños: ver cómo los compañeros de clase son asesinados en las instituciones educativas se está “reproduciendo nuevamente”.
Este martes, un hombre afroamericano ingresó en la noche al campus universitario de la Universidad Estatal de Michigan, en la frontera con Canadá, y disparó a mansalva contra ocho personas. Tres de ellas murieron y cinco más ingresaron a centros médicos por sufrir heridas “potencialmente letales”.
“Para una generación de jóvenes estadounidenses, los tiroteos masivos en escuelas o universidades que alguna vez se consideraron santuarios de aprendizaje se han vuelto dolorosamente rutinarios”, afirmó el New York Times luego que la Policía anunciara que el agresor de Michigan se suicidara tras haber disparado contra los estudiantes en una Universidad que reúne diariamente cerca de 50.000 alumnos.
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Para Emma Riddle, una estudiante que estaba esa noche en el campus universitario resultaba difícil de creer que “esto esté sucediendo de nuevo”. Riddle, que ya había sido testigo y sobreviviente de los shootings masivos en Estados Unidos, explicó en un trino cómo fue su experiencia un año después de ver como “un quinceañero […] mató a cuatro de mis compañeros de clase”.
“Hace 14 meses tuve que evacuar Oxford High School cuando un quinceañero abrió fuego y mató cuatro de mis compañeros de clase e hirió a siete más”, cuenta Riddle. En aquel entonces, noviembre de 2021, Ethan Crumbley, un estudiante de 15 años utilizó un arma y disparó a 11 personas en la Escuela Secundaria de Oxford. Cuatro personas murieron, incluido un profesor y varios más fueron impactados por las balas.
Crumbley fue acusado de “terrorismo” y cuatro cargos de “asesinato en primer grado”, de los cuales se declaró culpable, lo que podría dictaminar cadena perpetua contra él. Asimismo, la Fiscalía decidió presentar cargos contra sus padres por haberle regalado de navidad la pistola que utilizó para “llevar a cabo la matanza”.
Para Riddle, hace pocos días tuvo que hacer el mismo proceso de “sentarme debajo de mi escritorio […] una vez más y enviar mensajes de texto (de despedida) a todos diciendo ´Te amo´”.
Aunque los hechos de tiroteos se den en diferentes partes de Estados Unidos, un alto porcentaje se concentra en las instituciones educativas, ya sea escuelas primarias, bachillerato o universidades. Antes de iniciar el nuevo siglo, la masacre de Columbine dejó 15 adolescentes muertos, una vez más, en las aulas donde los alumnos se dedicaban a estudiar.
También está el caso de otra estudiante de 21 años que se encontraba “justo en la acera de enfrente” de donde sucedieron los disparos el pasado 14 de febrero. A través de un mensaje en redes sociales, la joven expresó que “es el segundo tiroteo masivo que he vivido”, ya que “10 años y dos meses atrás” sobrevivió a la conocida masacre de Sandy Hook.
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En aquel diciembre de 2012, un joven de 19 años asesinó a su madre en su casa y acto seguido, se dirigió a una escuela primaria en la cual hirió de muerte a 20 niños, todos ellos menores de 19 años.
Un reporte de la Oficina del Defensor del Niño indicaba que Adam Lanza, el autor de esos disparos, presentaba un “estado mental en deterioro”. Además, tenía armas de equipamiento militar de alto calibre en su mochila y en su casa. Todas ellas compradas legalmente por su madre, Nancy Lanza. Este fue uno de los motivos que llevaron a las autoridades a concluir en 2012 que Adam Lanza sentía fascinación por la violencia y los tiroteos masivos que ocurrían en ese momento antes de suicidarse en las instalaciones del colegio.
“No podemos seguir permitiendo que esto ocurra. No podemos seguir siendo complacientes”, aseguró la estudiante. “Es incomprensible que haya tenido que vivir dos tiroteos”, puntualizó.
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La organización Gun Violence Archive (GVA), que se encarga de recopilar información sobre tiroteos masivos y actos de violencia con armas en EE. UU., aseguró que en lo corrido de 2023 han podido registrar 73 hechos que involucran armas y víctimas civiles muertas.
GVA considera como “tiroteo masivo” aquel que involucra tres víctimas, sean muertos o heridos, sin incluir al autor del ataque si es que ha fallecido o sufrido lesiones durante el suceso.
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