La red eléctrica de EE. UU., ¿el punto más frágil de la nación?
Cuando hay un apagón, la gente piensa que es porque la red eléctrica falló. La realidad es que el gobierno le ha fallado a esta pidiéndole que haga cosas que no está diseñada para hacer en condiciones que no puede soportar.
Mientras la nieve continúa sepultando casas y automóviles, la catástrofe invernal que azota a los Estados Unidos ha sacado a su vez el lado más humano de la población. En el noroeste de Nueva York, por ejemplo, los empleados de un concesionario de carros en Hamburgo (Nueva York) condujeron cerca de cuatro horas por las intransitables vías que conectaban su ciudad con la vecina Búfalo para llevar un generador y un tanque de diésel a un refugio que ya contabilizaba 27 horas sin electricidad. Al interior del recinto se encontraban unas 150 personas que ya se congelaban por las bajas temperaturas.
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Mientras la nieve continúa sepultando casas y automóviles, la catástrofe invernal que azota a los Estados Unidos ha sacado a su vez el lado más humano de la población. En el noroeste de Nueva York, por ejemplo, los empleados de un concesionario de carros en Hamburgo (Nueva York) condujeron cerca de cuatro horas por las intransitables vías que conectaban su ciudad con la vecina Búfalo para llevar un generador y un tanque de diésel a un refugio que ya contabilizaba 27 horas sin electricidad. Al interior del recinto se encontraban unas 150 personas que ya se congelaban por las bajas temperaturas.
Ese fue, sin duda, un acto heroico, considerando que la tormenta ya ha matado al menos a 42 personas y se espera que puedan ser más víctimas a medida que más ciudadanos se quedan atrapados dentro de sus casas sin energía para mantenerse calientes. Búfalo, además, ha sido la ciudad más azotada por esta tormenta invernal. Gran parte de las muertes son causadas por hipotermia, pero otras se deben a envenenamiento por monóxido de carbono. Cuando las personas se enfrentan al frío, el desespero las lleva a hacer cosas como meterse en su auto para mantenerse calientes.
Pero más allá de la valentía de los empleados de este concesionario y la empatía que tuvieron con sus vecinos, lo más destacable es la gran vulnerabilidad del sistema eléctrico estadounidense hoy. ¿Cómo es posible que se registren tantos apagones en un país desarrollado? Ya sea en invierno o en verano, la infraestructura le ha fallado a las personas cuando más requieren de la energía para mantener sus hogares a una temperatura cálida o fresca, como ocurrió en California a mitad de año.
“Los eventos de Navidad muestran cómo las empresas de servicios públicos y los reguladores continúan sobreestimando la confiabilidad de los combustibles fósiles para entregar energía en una tormenta de invierno. No era que el país no tuviera suficiente gas para satisfacer la gran demanda. Había mucha gasolina, pero la infraestructura resultó vulnerable al clima extremo. Se congelaron o rompieron suficientes pozos y tuberías para llevar la red al límite”, señaló Rebecca Leber de Vox.
Nada de esto es una sorpresa, ya que con cada invierno se repite la misma historia: los apagones son cada vez más frecuentes en Estados Unidos, que resulta ser el país desarrollado con más cortes de energía, según la revista Popular Science. Entre 2015 y 2020, los apagones se han duplicado, cada vez con efectos más mortales. Basta recordar la crisis en Texas de febrero del año pasado, inmortalizada por el viaje que hizo el senador del estado, Ted Cruz, a Cancún.
Mientras el político republicano vacacionaba con su familia, sus electores se congelaban. Las tormentas desencadenaron la peor falla de la infraestructura energética en la historia de Texas: más de 4,5 millones de hogares y negocios se quedaron sin electricidad, provocando escasez de agua, alimentos y calefacción. Al menos 246 personas murieron.
Según le dijo a la CNN Romany Webb, investigador del Centro Sabin para la Ley del Cambio Climático de la Universidad de Columbia, “la realidad es que el sistema eléctrico es antiguo y gran parte de la infraestructura se construyó antes de que empezáramos a pensar en el cambio climático”. El sistema no está diseñado para soportar las nuevas condiciones climáticas y esto se debe a que se construyó entre 1950 y 1960 con una proyección de vida útil de medio siglo. Es decir, ya superó el tiempo de actividad para el que estaba diseñado. ¿Por qué no se ha hecho algo para cambiarlo?
“Hemos visto una renuencia por parte de muchas empresas de servicios públicos a tener en cuenta el cambio climático en sus procesos de planificación porque dicen que la ciencia en torno al cambio climático es demasiado incierta”, dice Weeb, quien destaca cuán evidentes han sido las demostraciones del cambio climático temporada tras temporada.
El investigador agrega que los operadores de la red eléctrica optan por tomar decisiones de inversión basadas en los datos históricos y no en las proyecciones climáticas para evitar posibles pérdidas de dinero. Esto es peligroso. Un corte de electricidad como los que se han visto se puede convertir en una crisis de salud pública e impactar de forma desmedida a las familias con ingresos más bajos. En Búfalo, una mujer tuvo que quedarse toda una noche operando manualmente una máquina de respiración que necesitaba su bebé de un año para sobrevivir, mientras esperaba auxilio de los socorristas.
Hay otras cuestiones que complican la renovación de la red eléctrica, como los costos de cambiar las líneas de transmisión y la oposición de la gente a aceptar que estas sean levantadas cerca a sus casas. Pero que la infraestructura no se haya adaptado a las demandas más modernas, como soportar las condiciones climáticas más extremas, corregir los problemas de almacenamiento y distribución de energía, no es el único punto a revisar.
Además de frágil ante la naturaleza, el sistema estadounidense ha demostrado ser vulnerable al hombre. Según comunicó el Departamento de Seguridad en enero, hay grupos extremistas al interior del país que han estado desarrollando planes para atacar la infraestructura eléctrica desde hace años con el objetivo de crear una crisis.
La red eléctrica de Estados Unidos está compuesta por unos 725.000 Km de líneas de transmisión, 55.000 subestaciones y 6.400 plantas de energía, que a menudo están dispersas en rincones poco vigilados. En 2013, tras un ataque a una subestación registrado en California, la Comisión Federal Reguladora de Energía (Ferc) declaró que para causar un apagón de costa a costa, los grupos extremistas solo necesitaban destruir nueve de las 55.000 subestaciones del país.
“En un sistema centralizado, si [quiero] desmantelar una planta a carbón, ni siquiera tengo que desmantelar la planta, solo debo desmantelar la línea de transmisión. Puede causar un efecto dominó en el que un apagón puede hacer que se una todo un litoral”, le dijo Keith Taylor, profesor de la Universidad de California y experto en empresas de energía, a The Guardian.
Ese efecto dominó ya se vio en 2003, cuando un gran apagón en el noreste del país dejó sin energía a 45 millones de estadounidenses. Lo que comenzó como un apagón local manejable en Akron, Ohio, derivó en el colapso de toda la red eléctrica debido a un error de software.
Hace solo unas semanas, una serie de ataques en los estados de Oregón, Washington y Carolina del Norte prendió las alarmas en el país. Cuatro empresas de servicios públicos fueron atacadas de manera similar. En septiembre se registraron otros ataques similares en Florida.
John Robb, autor del libro Brave New War sobre la guerra de guerrillas en la era digital, señala que este tipo de sabotaje es cada vez más peligroso en un mundo interconectado y dependiente del buen funcionamiento de una infraestructura tan compleja como lo es la red eléctrica de Estados Unidos.
Y no solo son los ataques físicos con francotiradores los que preocupan, sino lo que puede pasar con un ataque cibernético como el que libró Rusia contra Ucrania en 2015, cuando desconectó a 230.000 personas y las dejó a oscuras. El secretario de Energía, David Huizenga, ha dicho que Rusia podría hacer lo mismo en el país.
“Creo que todos deben estar tan alarmados como yo. Hemos tenido desastres en el pasado, pero generalmente siempre han sido de escala regional. Lo que nunca hemos tenido es un apagón a escala nacional, que es completamente posible bajo algunas amenazas conocidas, como la amenaza cibernética, la amenaza a la seguridad física o incluso el clima extremo. Y el público estadounidense no está preparado para sobrevivir sin la red eléctrica por ningún período de tiempo”, le dijo Mike Mabee, un veterano de guerra de Irak y experto en seguridad de red autodidacta, a la CBS en agosto.
Según Mabee, el 38 % de las perturbaciones en la red eléctrica se deben a ataques físicos contra la infraestructura. La Dra. Liz Sherwood-Randall, asesora de seguridad nacional del presidente Joe Biden, también ha destacado que hay planes para desactivar el suministro de energía.
“Lo que necesitamos en este momento es lograr que la Casa Blanca reúna a todos los actores clave en una sala para identificar las mayores vulnerabilidades y luego tomar medidas para reducirlas”, le dijo Sherwood-Randall a la CBS.
El país se ha fijado la meta de cero emisiones de carbono de 2050, lo cual se logrará impulsando, por ejemplo, el uso de autos eléctricos. Pero para cumplir dicho objetivo también es necesario pensar en la renovación de la red eléctrica que suplirá la demanda para que la flota de nuevos autos eléctricos pueda funcionar. Se estima que la demanda de electricidad aumentará hasta en 60 % en los próximos años. Con una red tan frágil y vulnerable, y que ya no da abasto a la demanda del país, es lógico que continúen presentándose apagones. Se necesita un cambio total de la infraestructura para que sea más segura ante los ataques del hombre y más resistente ante el cambio climático.
“Por mucho tiempo hemos pensado que cuando hay un apagón es porque la red eléctrica falló. La realidad es que le fallamos a ella pidiéndole que haga cosas que no está diseñada para hacer en condiciones que no puede soportar”, señaló el comediante John Oliver en su programa Last Week Tonight.
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