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Sergei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, llega este lunes a Brasil, donde tiene previsto tener un encuentro con su homólogo brasileño, Mauro Vieira. Esta visita toma lugar después de que Luiz Inácio Lula da Silva sostuviera un encuentro con Xi Jinping, presidente chino, la semana pasada, y de que Brasil lleve meses insistiendo en jugar un rol de mediador en medio de la guerra en Ucrania.
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Como se lee en la editorial de El País, de España, del 15 de abril, “el presidente brasileño, amparado en el peso de Brasil y en su propio prestigio internacional, pretende liderar la negociación y la paz (...). A diferencia de Xi Jinping, Lula sí ha condenado la invasión, reconoce que se trata de una guerra y ha efectuado una videollamada a Zelenski”. En medio de ello, las intenciones del líder de los trabajadores son claras: quiere posicionar a Brasil de nuevo en el ajedrez geopolítico del momento, en un intento por recuperar la posición que el país latinoamericano tuvo en el pasado y que su antecesor, Jair Bolsonaro, dejó de lado.
En medio de ello, Lula le mostró ciertos guiños a Beijing: de acuerdo con la nota de prensa china, Lula afirmó que su país está “comprometido a construir relaciones más estrechas con China” y “dar forma a un orden internacional justo y equitativo”, además de que cuestionó el uso del dólar como moneda global. Con respecto a la guerra en Ucrania, Xi y Lula coincidieron en que “el diálogo y la negociación son la única vía factible para solucionarla”, que “se deben alentar todos los esfuerzos que conduzcan a su resolución pacífica” y acordaron mantenerse “en comunicación sobre el tema”.
Con ese contexto de fondo, sabiendo que Lula defendió la creación de una especie de G20 para negociar el fin del conflicto en Europa del Este, Lavrov llega a Brasilia, una acción que podría entenderse como la antesala a una discusión de negociaciones para un posible acuerdo entre las partes.
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“En este momento, Brasil es un candidato mucho más apropiado que China para mediar en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Esto se debe a que Brasil, desde el inicio del conflicto, ha intentado no alinearse directamente con ninguno de los bandos, ni ha apoyado las acciones de Rusia al invadir territorio ucraniano, pero tampoco ha emitido un gran apoyo formal a Ucrania, al presidente ucraniano. Además, Brasil tiene un historial de mediación”, dijo a Radio Francia Internacional (RFI) Giovana Branco, máster en Relaciones Internacionales e investigadora del Grupo de Estudios de Conflictos Internacionales de la PUC-SP.
Con relación a ello, Rubens Duarte, coordinador de Mundolab, un centro de investigación de relaciones internacionales con sede en Brasil, le dijo a The Guardian: “Para volver a la política internacional, Brasil debe tener relaciones positivas con todos los países”. Por su parte, Bruna Santos, directora del Instituto Brasil en el Centro Wilson, agregó al mismo diario: “El enfoque de Lula sobre el tema en Ucrania, tanto en la sustancia como en la retórica, está causando mucha desconfianza en Washington y otras capitales occidentales de Europa”.
Este no es el primer intento de mediación que hace Lula como cabeza de Estado de Brasil: durante su primer período en el cargo, entre 2003 y 2010, su gobierno envió una misión de mantenimiento de la paz a Haití y en 2010 intentó negociar un acuerdo nuclear con Irán junto con Turquía. En lo que respecta a Lavrov, en su gira por Latinoamérica, el jefe de la cartera de Exteriores ruso visitará Venezuela, Cuba y Nicaragua.
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