Trump, Latinoamérica y Colombia: tres escenarios de lo que viene
El presidente electo podría tejer buenas relaciones con mandatarios como Javier Milei o Nayib Bukele. Con Gustavo Petro, la relación se prevé tensa, pero con posibilidades de limitarse a lo pragmático.
Camilo Gómez Forero
Si bien expertos como Manuel Camilo González, profesor de política y relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, coinciden en que América Latina no representa un interés grande para Donald Trump en el tablero geopolítico, como quedó demostrado en su primer mandato, a excepción de Venezuela por un corto período de tiempo, también hay que destacar que el republicano pudo encontrar en su primer gobierno un gran socio en el vecindario. Ahora puede volverlo a encontrar. Eso sí: no será en Colombia.
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Si bien expertos como Manuel Camilo González, profesor de política y relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, coinciden en que América Latina no representa un interés grande para Donald Trump en el tablero geopolítico, como quedó demostrado en su primer mandato, a excepción de Venezuela por un corto período de tiempo, también hay que destacar que el republicano pudo encontrar en su primer gobierno un gran socio en el vecindario. Ahora puede volverlo a encontrar. Eso sí: no será en Colombia.
Entre 2019 y 2021, cuando coincidieron en la presidencia de sus países, Trump y el brasilero Jair Bolsonaro construyeron una relación bastante cordial y cercana, caracterizada por la afinidad ideológica en temas clave como el manejo de la pandemia, la política exterior y su visión sobre el medio ambiente. La amistad fue tan sólida que Bolsonaro se convirtió en uno de los pocos presidentes que mostró su apoyo a Trump cuando este cuestionó la legitimidad de las elecciones de su país en las que fue derrotado.
Para un segundo período, Trump podría encontrar lo que tuvo con Bolsonaro ahora con el presidente de Argentina, Javier Milei, quien estaría interesado en que Estados Unidos, con una silla clave en el Fondo Monetario Internacional (FMI), le ayude a revisar sus vencimientos de deuda. De igual manera, también podría construir una relación sólida con el salvadoreño Nayib Bukele, quien fue el primer mandatario en felicitar a Trump por su reelección y es una de las piezas en el tablero que podrían ayudar al republicano a mejorar su gestión de la migración.
En cuanto a la relación con Colombia, hay mucha especulación. Sergio Guzmán de Colombia Risk apuntó que “el escenario más probable” es una descertificación al país en su lucha contra el narcotráfico. Sobre esto, hay que destacar que la última vez que ocurrió algo así fue en el gobierno de Ernesto Samper, cuando la administración del demócrata Bill Clinton tomó la decisión ante la revelación del financiamiento del Cartel de Cali para la campaña presidencial de Samper.
Sobre esta idea, hay que destacar que en su primer gobierno Trump amenazó con descertificar a Colombia en la lucha contra las drogas si no actuaba para revertir el aumento de producción de cocaína en 2017. También dijo en 2019 que Iván Duque no había hecho “nada” por EE. UU. En esta área. Estos episodios son cruciales para entender que la advertencia que hace Guzmán no la da a la ligera. Sin embargo, también hay que resaltar que históricamente, los gobiernos demócratas, como el de Clinton, suelen estar más pendientes de Colombia que los republicanos, según expertos, y este es un gobierno republicano.
Llegar a una descertificación sería un caso extremo, empujado por un evento como el que ocurrió con Samper. Sin un evento de esta índole que obligue al gobierno estadounidense a actuar de esa manera, esta puede quedarse en una herramienta de Trump para persuadir al gobierno de Petro, sin que llegue a tomar una decisión abrupta como Guzmán lo plantea.
Alejandro Bohórquez Klauun, profesor de la Universidad Externado de Colombia, advierte que “Trump en materia de política exterior no es impredecible. De hecho, es lo contrario. Y es curioso que en una región donde escribimos la historia del populismo no sabemos leer a un populista. Hay que entender que esto para él funciona como una empresa y para él son negocios en el modo pragmático. Cosa de que si soy tu amigo vamos y cerramos todo en una güisquería. Así es él. Lo más probable, por eso, es que Milei sea su amigo y que a Petro lo vaya a tener a metros”.
Mientras algunos sectores apuntan a una crisis diplomática entre Petro y Trump, Bohórquez destaca el tono mesurado que ofreció Petro al conocerse la victoria del estadounidense el miércoles. El presidente colombiano extendió una invitación al diálogo sobre las cuestiones de migración y su relación con el cambio climático y cerró su mensaje, curiosamente, lanzando un dardo a los demócratas por su complacencia con la guerra en Gaza.
“Petro puede ser un poco dogmático, pero ya lo vemos con más acercamiento. Y es que hay una realidad: Estados Unidos sigue siendo nuestro principal socio comercial”, señala Bohórquez, destacando que no va a haber una gran pelea. “Le toca con mesura”, remató.
González, por otro lado, coincide en que Petro está siendo moderado “y está reproduciendo el mensaje de Harris hacia los países de América Latina de parar la migración con los programas de terceros países seguros. Ahora, el cambio climático será la piedra en el zapato para ambos países. Y, sobre las relaciones con Venezuela, hay que esperar a ver cómo evoluciona la coalición del carbón, que se va a seguir fortaleciendo, por lo que existe la posibilidad de que Trump no tome acciones directas contra Venezuela y deje que el régimen sobreviva”.
Descartando la idea de que Petro y Trump vayan a ser mejores amigos, y entendiendo que tampoco se perfilan como grandes rivales de entrada, queda una última posibilidad: que manejen una tensa cordialidad como la que tuvieron en su momento el republicano y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Cuando coincidieron en el poder, Trump y AMLO mantuvieron grandes tensiones por las políticas migratorias que pensaba la Casa Blanca, incluida la construcción de un muro fronterizo, y las constantes amenazas con aranceles para que México obedeciera el deseo estadounidense.
Aunque López Obrador defendía púbicamente que no iba a ceder ante la presión de Trump, finalmente accedió a colaborar con Estados Unidos para frenar el flujo migratorio debido a las presiones. El intercambio de interacciones entre ambos llegó a escalar un peldaño: pasó de tuits a notas diplomáticas. Sin embargo, nunca escaló más allá de eso y se mantuvo en una cordialidad basada en lo transaccional. Una mera relación de trabajo con la que se notaba que ninguno estaba feliz de interactuar con el otro, pero que tampoco llegó a deteriorarse por conveniencia de ambos. Entendiendo que Colombia juega un papel clave en el rompecabezas migratorio de la región, este sería el escenario más factible. Petro, según los expertos, podría terminar cooperando con Trump en materia migratoria, bien sea por iniciativa propia o al sufrir presiones como las sufrió AMLO. Toda la relación también dependerá de la influencia que el caucus hispano del Partido Republicano, que no ve con buenos ojos a Petro, tenga sobre el presidente electo.
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