Trump necesitaba dinero; el caso en Nueva York se lo dará

“Error 500″, decía la página de donaciones para la campaña de Donald Trump a la presidencia sobre las 5:30 de la tarde (hora de la costa Este). El tráfico abrumador que recibió llevó a su colapso. Solo unos minutos antes, el exmandatario republicano había sido encontrado culpable de 34 delitos graves por un jurado de Nueva York relacionados con falsificación de registros comerciales y de conspiración para socavar la integridad de las elecciones de 2016.

“Error 500″, decía la página de donaciones para la campaña de Donald Trump a la presidencia sobre las 5:30 de la tarde (hora de la costa Este). El tráfico abrumador que recibió llevó a su colapso. Solo unos minutos antes, el exmandatario republicano había sido encontrado culpable de 34 delitos graves por un jurado de Nueva York relacionados con falsificación de registros comerciales y de conspiración para socavar la integridad de las elecciones de 2016.

“Escuchó 34 veces ‘culpable’, cargo por cargo, en menos de dos minutos”, comentaron los periodistas en el interior de la sala.

En una sociedad donde la mayoría confía en el sistema judicial y en sus direcciones, la respuesta a la decisión del jurado habría sido de total reproche a la conducta del expresidente, acusado de falsificar documentos para ocultar un soborno. Pero en una donde reina la polarización exacerbada por discursos populistas, así como la desconfianza en la justicia cuando no dicta decisiones a favor de un bando, la primera reacción es la de proteger sus intereses de manera religiosa.

“Estoy esperando a que me llegue mi cheque de pago mañana, y una parte de mi dinero seguro irá para él”, dice John McGuiven, un ciudadano de Nueva Jersey que fue hasta las cortes de Nueva York para mostrar su apoyo al candidato.

McGiven hacía parte de los contados seguidores del expresidente que quedaban en el Collect Pound Park, frente a los tribunales, una vez se conoció la noticia de la decisión de jurado. Como si de un partido de fútbol se tratara, el equipo perdedor, el de las gorras rojas que sigue al expresidente, se retiró de inmediato del lugar y se dirigió a la Trump Tower a esperar declaraciones de su ídolo tras la derrota. Los ganadores, por el contrario, se fueron congregando de a pocos en el parque frente a la corte, con caras sonrientes y esperanza en la sentencia.

“Trump irá a la cárcel”, dijo un hombre vestido de convicto con una máscara del expresidente.

McGiven, como otros fanáticos del expresidente que parecen no entender la profundidad del caso, reconoce que hubo “un pago a una prostituta”, en referencia a la actriz de cine para adultos Stormy Daniels, quien habría recibido un soborno del exabogado de Trump, Michael Cohen, en 2016, para guardar silencio sobre una aventura que tuvo con el republicano. Pero el fanático dice que “no hizo nada malo por eso”. Claro: el pago a Daniels no es un delito. La justicia local no lo castiga por eso. Lo que hizo mal Trump fue no declararlo como un gasto legal de campaña. Que una historia como la del affaire de Trump saliera a la luz habría impactado su carrera a la presidencia, y el soborno, por ende, entraba dentro de los gastos de campaña.

Ahora el juez de raíces colombianas Juan Manuel Merchán decidirá el futuro de Trump el próximo 11 de julio. ¿Irá a prisión? Lo más seguro es que no. Este es un crimen clase E, los menos graves de Nueva York que implican hasta 4 años de prisión, pero con la relevancia del acusado —tener a un expresidente en la cárcel representaría una gestión inmensa del servicio secreto—, lo más seguro es que se le dicte una multa y libertad condicional. Y si fuera a prisión, cabe destacar, no habría impedimento para que Trump continuara con su campaña.

Aunque la decisión pueda parecer adversa, parece no herirlo lo suficiente. De hecho, incluso podría fortalecerlo. Trump, que iba viendo cómo sus arcas se vaciaban de cara al tramo más importante de la carrera electoral, ha visto un nuevo impulso en sus donaciones, como suele ocurrir con cada decisión en la corte. Pero sobre todo está el efecto electoral que tiene este pleito.

“Yo nunca voté por él (Trump). No voté por Hillary, pero voté por Obama. Soy un demócrata registrado porque eso es lo que me dijeron: que los demócratas ayudarían a los pobres. Pero ahora votaré por Trump, no solo porque sigo pobre, sino porque esto es una broma. No necesitas un diploma de Harvard para entenderlo. Todo el sistema de justicia es un chiste Y al final no importa el color rojo o el azul, lo que importa es el voto verde (el dinero). Y la economía ahora está mal. Eso es lo que nos importa al final y es lo que Trump promete mejorar”, dice Raúl Rivera, un puertorriqueño que también se quedó acompañando a Trump en la corte.

Rivera dice que no le dará dinero a Trump, solo su voto en noviembre. Pero advierte que muchos lo harán en silencio, porque eso es lo que la ciudad ha provocado. “En algunos sitios me quito mi gorra roja porque temo ser atacado por cómo pienso. Tú no caminas esta ciudad con una gorra de Trump porque temes ser golpeado en la cara. Tienes que tener sentido común. Y muchos piensan igual. Muchos apoyarán a Trump, pero nunca te dirán que lo hacen por miedo”, concluye, advirtiendo que las encuestas volverán a equivocarse.

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