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Los correos forman parte de una investigación de los legisladores demócratas sobre el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, que dejó cinco muertos y culminó la campaña fallida del entonces presidente Trump para desacreditar el resultado de los comicios.
“El expresidente Trump trató de corromper a la agencia principal de aplicación de la ley de nuestro país en un intento descarado de dar la vuelta al resultado de unas elecciones que perdió”, dijo en un comunicado la presidenta del comité de Supervisión y Reformas de la Cámara Baja, la demócrata Carolyn Maloney.
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Uno de los correos lo envió una asistente de Trump, Molly Michael, el pasado 14 de diciembre, el día en el que el Colegio Electoral se reunía para certificar el resultado de las elecciones de noviembre, en las que el ahora presidente, Joe Biden, se impuso al entonces mandatario.
El correo llevaba por asunto “De parte del presidente de Estados Unidos” e iba dirigido a Jeffrey Rosen, que entonces era el “número dos” del Departamento de Justicia pero que ese mismo día ascendió a dirigir la agencia, después de que Trump anunciara la salida del entonces fiscal general, William Barr. El mensaje destinado al que estaba a punto de convertirse en fiscal general interino de EE.UU. contenía un “argumentario” que la Casa Blanca esperaba que Rosen repitiera sobre el presunto fraude electoral en el condado de Antrim, en Michigan, del que no había ninguna prueba fehaciente.
“Se están encubriendo cosas respecto a las máquinas de votación en Michigan”, indicaba el correo, que daba a Rosen herramientas para responder a los argumentos que se encontraría si defendía esa postura, que luego se demostró que era falsa.
Rosen resistió a las presiones de la Casa Blanca, que llegaron a estar encabezadas por el jefe de gabinete, Mark Meadows, quien le pidió que investigara presuntas irregularidades en las firmas de las papeletas en un condado del estado clave de Georgia, donde también ganó Biden.
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“¿Puedes creértelo? No voy ni a responder a este correo”, escribió Rosen a su “número dos” en funciones, Richard Donoghue, al reenviarle el mensaje de Meadows el 1 de enero. En otro correo, Rosen le dijo a su “número dos” que se había “negado” a hablar con el abogado de Trump, Rudy Giuliani, sobre sus denuncias falsas de que al entonces mandatario le habían “robado” las elecciones.
Estos correos son tan solo un ejemplo del impulso de Trump para revertir los resultados de las elecciones, incluida la presión ejercida sobre el Departamento de Justicia. “Y muestran que Trump burló una norma anticorrupción establecida de que el Departamento de Justicia actúa independientemente de la Casa Blanca en investigaciones criminales o acciones policiales, una brecha que se erosionó constantemente durante el mandato de Trump”, explicó la periodista del New York Times Katie Benner.
De hecho, el diario estadounidense informó que Mark Meadows le pidió a Rosen que investigara teorías de conspiración infundadas sobre las elecciones, “incluida una que afirmaba que las personas asociadas con un contratista de defensa italiano podían usar tecnología satelital para manipular el equipo de votación de EE. UU. desde Europa”, se lee en la publicación del diario estadounidense.
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Los correos salen a la luz en medio de otro escándalo relacionado con el Departamento de Justicia, generado por la revelación de que, bajo el mandato de Trump (2017-2021), esa agencia incautó metadatos de congresistas demócratas e incluso exigió obtener los del propio abogado de la Casa Blanca, Don McGahn.
A esto se suma que, de acuerdo con un artículo publicado por el Wall Street, Trump no solo presionó al Departamento de Justicia para que a la Corte Suprema que invalidara la victoria del presidente Biden, también consideró la posibilidad de reemplazar al fiscal general interino con otro funcionario.