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En el 2012, el expresidente Barack Obama creó el programa DACA, destinado a permitirles a las personas que ingresaron al país siendo niños vivir allí, estudiar y trabajar mientras legalizaban su situación.
Los requisitos para acceder al beneficio, para quedarse en el “sueño americano” no son laxos. Deben tener menos de 31 años al momento de presentarse y sustentar su permiso con papeles y testigos. Sin embargo, Trump está planeando abolir DACA.
Según los medios de comunicación estadounidenses, el presidente anunciará en los próximos días su decisión de acabar con la medida y dar la orden de deportar a los dreamers.
Tomás Péndola es uno más entre esos 800 mil. Es profesor de química en uno de los mejores liceos de Florida, llegó a Miami a los 10 años y ahora se siente más estadounidense que argentino. Pero su modo de vida y sus proyectos pueden desaparecer con apenas una firma, la firm de un hombre que se llama Donald Trump.
Tomás nunca "saltó la valla" ni sobrepasó la estadía de su visa. Su familia emigró en 2001, huyendo de la crisis financiera que ese año puso a media Argentina bajo el nivel de pobreza. Él sólo tenía 10 años.
Ahora, 16 años después, Tomás es un profesional que educa a 150 jóvenes en la MAST Academy, un liceo en Miami apodado como "el Harvard de las secundarias".
Pero vive en un limbo migratorio.
"Uno se siente atrapado. Eres libre, pero tienes tantas limitaciones que básicamente te sientes atrapado", dice este maestro de 26 años en su apartamento en Pequeña Habana, en Miami, donde vive con su padre, un carpintero indocumentado.
Pone el ejemplo de The Terminal, una cinta con Tom Hanks de 2004 en la que el personaje queda atrapado en un aeropuerto.
"Así es como nos sentimos los que fuimos traídos aquí cuando éramos pequeños. No pertenecemos a nuestro país básicamente porque no lo recordamos", cuenta Tomás. "Y al mismo tiempo crecimos en un país al cual te dicen que no perteneces".
En su cuarto, Tomás atesora una espada de Zelda y otra de Star Wars. En un estante hacen fila una veintena de muñecos coleccionables Pop Vinyls, entre ellos (obviamente) Groot, Hulk y Darth Vader.
Si no le renuevan su permiso de trabajo en octubre de 2018, cuando expira, Tomás teme quedar en la calle.
"Me he estado preparando para eso, ahorrando dinero, y trataré de ver qué hacer con mi vida luego", comenta.