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José Antonio Kast
Hijo de inmigrantes alemanes que llegaron a Chile en 1951, recibiendo constantes cuestionamientos sobre por qué su padre se enlistó en el ejército nazi, argumentando que lo hizo por “obligación”, José Antonio Kast es un abogado de 55 años, que se formó en el Colegio Alemán de Santiago y luego ingresó a la Universidad Católica, uno de los centros académicos de la élite chilena, para estudiar Derecho.
Jaime Guzmán, un intelectual conservador de la dictadura de Augusto Pinochet, así como una de las mentes detrás de la actual Constitución (1980), es uno de sus referentes políticos, y quien lo llevó a militar en la Unión Demócrata Independiente (UDI). “El legado de Jaime Guzmán sigue vivo y sin duda lo defenderemos con fuerza para un Chile mejor”, afirmó el candidato presidencial, quien en las encuestas se disputa la llegada al Palacio de La Moneda con Gabriel Boric, candidato de la izquierda.
Siendo concejal y diputado bajo el sello conservador de la UDI, renunció en 2016 a la que había sido su colectividad política por 20 años, tomando la decisión de participar en la carrera presidencial de entonces, alcanzando el 7,93 % de los votos. Estos resultados lo llevaron a fundar el Partido Republicano, sello con el cual hoy aspira a llegar a la Presidencia.
El modelo ultraliberal, impuesto durante la dictadura de Pinochet, es una de sus apuestas. Así, según se lee en AFP, su programa busca darle más libertad de acción al mercado y limitar lo más posible la intervención del Estado en la economía, así como reducir el IVA del 19 % al 17 % y aumentar la oferta de empleo para mayores de 60 años. “Una sociedad que priorice la igualdad sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos”, dijo Kast, quien está convencido de que “la mejor forma para mejorar las pensiones es postergar la edad de jubilación”. Así, es el único candidato que defiende el sistema privado de pensiones, instaurado durante la dictadura y fuertemente criticado por la ciudadanía.
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La disminución del gasto público, la reducción tributaria y la eliminación de varios ministerios, entre ellos el de la Mujer, hacen parte de su plan de gobierno. La intervención militar en la región de La Araucanía, en el sur de Chile, donde se vive un conflicto con los indígenas mapuches, y el aumento de las penas para delitos comunes se suman a su lista de disposiciones. Ahora bien, sus propuestas más polémicas son la detención de opositores en las casas en el marco de un Estado de excepción y la clausura del Instituto Nacional de Derechos Humanos, además de la construcción de una zanja para evitar la entrada de inmigrantes irregulares, la derogación de los beneficios compensatorios a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos en la dictadura y la creación de una “Coordinación Internacional Anti-Radicales de Izquierda”.
Su afinidad por figuras como Jair Bolsonaro y Donald Trump se ha hecho evidente, a lo que se suma el hecho de que fue una de las figuras que hicieron campaña por el rechazo a la elaboración de la nueva Constitución. Sin embargo, en días recientes su postura fue más moderada y aseguró que respetará la voluntad popular.
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Como expresión del populismo de derecha que está surgiendo en Chile, Germán Campos-Herrera, investigador asociado del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales (ICSO) de la Universidad Diego Portales, asegura que Kast hoy es una de las opciones para ganar las elecciones, dada la pérdida de confianza en la derecha moderada, representada por Sebastián Piñera, que no supo manejar los efectos del estallido social, la pandemia y la crisis migratoria en el norte del país. La ausencia de gobernabilidad en el sur de Chile para solucionar el conflicto con los mapuches y la fragmentación del bloque político de centroizquierda también pueden explicar por qué este candidato se perfila como uno de los que tienen mayor respaldo, según las encuestas.
Gabriel Boric
“No le tengan miedo a la juventud para cambiar este país”, dijo Gabriel Boric, quien con tan solo 35 años se convirtió en uno de los siete candidatos más sonados para ocupar el puesto en el Palacio de La Moneda. Oriundo de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, su nombre empezó a resonar entre la crispación social del 2011 cuando lideró, junto a tres compañeros, las fuertes manifestaciones que sacudieron el país demandando una educación gratuita, libre y de calidad. Sus voces calaron en el hartazgo de los jóvenes chilenos, a tal punto que Boric logró llegar al Congreso en 2014.
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Allí representó su región natal de Magallanes, tan lejana de Santiago como olvidada por sus políticas centralistas. En 2017 fue reelegido, convirtiéndose en el candidato más votado de su región y en el segundo de todo el país liderando la postura de su conglomerado político, el Frente Amplio. Su protagonismo se reforzó en octubre de 2019, cuando firmó un acuerdo para la paz, justicia y una nueva Constitución que detuviera la violencia a raíz de la revuelta social de ese año; una decisión que provocó tensiones con el Partido Comunista (PC), que se negó a firmar el pacto.
“Esta generación permitió un cambio dentro de la élite, primero accediendo al Congreso, como diputados, y luego con una alta incidencia para instalar nuevos temas en la agenda política chilena”, sostuvo Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago, a France 24. Y es que Desde que llegó al Congreso, con su barba frondosa, con sus mangas recogidas y sin corbata, Boric promovió el aborto legal, el feminismo y el matrimonio igualitario, unas causas que pretende impulsar si llega a la Presidencia.
A 20 días de las elecciones de este domingo, el abanderado de Apruebo Dignidad, una coalición política creada por el Frente Amplio, presentó su plan de gobierno. Descentralización, feminismo, crisis climática y trabajo digno son los cuatro ejes de su programa. Además de las cuatro principales reformas estructurales: salud, pensiones, educación y reforma tributaria.
Concretamente propone reformar el sistema de pensiones de Chile y eliminar el sistema de administradoras de fondos privados, conocidas como AFP. Además, quiere introducir una reforma tributaria progresiva que aumentaría los impuestos corporativos. También propone aumentar el salario mínimo, reducir la jornada laboral y condonar los créditos estudiantiles.
“Vamos a construir un sistema público, sin fines de lucro, que sea autónomo, que logre entregar pensiones dignas a todos sin importar la condición o calidad que tenga. Eso tiene un costo importante. Va a ser difícil, va a generar resistencia como ya ustedes pueden haber visto en los últimos días, pero creemos que es necesario”, dijo el candidato.
Los mercados le temen, aunque su discurso actual está a años luz de las proclamas radicales que defendía hace una década, cuando era estudiante de Derecho y estaba al frente de la poderosa Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.