Un cambio de época llamado Javier Milei: el rol de la nueva oposición argentina
Desde Argentina, hay quienes coinciden en que el presidente electo está marcando historia, entre otras cosas, porque está orillando al peronismo a configurarse como una fuerza opositora, dentro de la cual se deben redefinir varios aspectos, como los liderazgos. Mientras, el factor Mauricio Macri sigue siendo una incógnita.
María José Noriega Ramírez
Argentina entra a una nueva era con Javier Milei. Sí, lo hará de forma oficial el mismo día que se conmemoren 40 años desde el regreso de la democracia, el 10 de diciembre, cuando asuma las riendas de la Casa Rosada, pero desde ya está marcando un antes y un después en las páginas de la historia, una en la que faltan por ver varias cosas, entre ellas, el rol que tendrá la oposición peronista y el que jugará ese sector que, junto con La Libertad Avanza, se declaró victorioso tras las elecciones: el de Mauricio Macri. Muchas preguntas rondan en la atmósfera: cómo Milei llevará a cabo las ideas que dio en campaña, como la de cerrar el Banco Central o la de la dolarización, pero, sobre todo, cómo será la transición de poder con Alberto Fernández, entre una fuerza que representa un pasado que muchos no quieren revivir y su apuesta de cambio radical.
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Argentina entra a una nueva era con Javier Milei. Sí, lo hará de forma oficial el mismo día que se conmemoren 40 años desde el regreso de la democracia, el 10 de diciembre, cuando asuma las riendas de la Casa Rosada, pero desde ya está marcando un antes y un después en las páginas de la historia, una en la que faltan por ver varias cosas, entre ellas, el rol que tendrá la oposición peronista y el que jugará ese sector que, junto con La Libertad Avanza, se declaró victorioso tras las elecciones: el de Mauricio Macri. Muchas preguntas rondan en la atmósfera: cómo Milei llevará a cabo las ideas que dio en campaña, como la de cerrar el Banco Central o la de la dolarización, pero, sobre todo, cómo será la transición de poder con Alberto Fernández, entre una fuerza que representa un pasado que muchos no quieren revivir y su apuesta de cambio radical.
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Hay quienes piensan que su triunfo en las urnas va mucho más allá del mismo kirchnerismo. “Esto es una ruptura más importante”, cree Julio Burdman, analista y politólogo argentino. “Más que representar una opción antiperonista o antikirchnerista, él aparece en la política como una fuerza que se opone al conjunto de la dirigencia política. Milei representa un cambio de época en Argentina, una que ya no está regida por la centralidad del kirchnerismo ni por la del antikirchnerismo. Representa otra cosa”. Allí, en medio, está lo que piensa que será una intensa discusión dentro de la fuerza política saliente. Habrá una disputa por el liderazgo, por su perfil. Habrá, según él, un sector del oficialismo que pasará a una dura oposición, mientras que otro buscará negociar, como lo harían los gobiernos provinciales, que son dependientes del gobierno nacional. El liderazgo del peronismo, dice, está en duda.
Fernando Dopazo, consultor político argentino, piensa algo similar: Milei no solo representa la derrota del kirchnerismo, sino del peronismo, que, en medio de su diversidad, no solo pierde a figuras como la de Cristina Fernández de Kirchner o la del mismo Alberto Fernández, sino que también algunos alcaldes y gobernadores que apoyaron a Sergio Massa en campaña están ahora en una especie de limbo. Pero no solo eso: “Es la primera vez que lo que surge como una tercera fuerza, más allá del peronismo y del radicalismo histórico, como el partido centenario, aliado hasta hace poco de la gente de Macri, no está en el poder”. Por eso, considera que el triunfo de Milei trae consigo una responsabilidad para el peronismo: replantear su forma de actuar. De ahí que no descarta que nombres como el de Florencio Randazzo, candidato a vicepresidente de Juan Schiaretti y ministro del Interior y Transporte de Cristina Fernández en su último mandato, así como los de algunos personajes dentro de la administración de Carlos Menem en los años 90, que vienen con la “configuración” del peronismo, según él, se acerquen al gobierno de Mieli.
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En la prensa argentina se lee que el país dio un salto al vacío, o al menos así lo expone Eduardo Aliverti en Página 12: “Asume un presidente sin experiencia alguna de gestión en ningún ámbito, sin gobernadores propios, sin alcaldes, sin mayoría parlamentaria, sin mínima organización de absolutamente nada. Y, estructuralmente, a merced de lo que le surta Mauricio Macri. Es inédito”. Su texto, después de una crítica a la reciente elección y a los primeros comentarios del próximo ocupante de la Casa Rosada, que incluyen posturas como que no se negocia lo prometido bajo ningún punto de vista y que lo cumplirá a rajatabla, añade: “No debería perderse de vista que las cosas siguen en disputa”.
Precisamente, el periodista Werner Pertot suma un factor a la discusión: “Mauricio Macri se convirtió en el nuevo padrino del gobierno de Javier Milei (…) y sabe que él llega con cierta debilidad estructural: no tiene bloques legislativos sólidos, no tiene gobernadores y ni siquiera intendentes que sean propios. Macri le puede aportar eso... por un precio”, escribió en Página 12. Al respecto, Burdman considera que es muy pronto para saber cómo quedará el bloque pro Milei en el Legislativo: “La Libertad Avanza es una bancada pequeña y es difícil que una fuerza nueva obtenga varios diputados. Ahora bien, no sabemos el entendimiento que tiene con Macri, que no se conoce todavía si es un acuerdo o una alianza. Él tiene varios senadores y diputados que le responden. Por lo tanto, habría que hacer esos cálculos. También habría que considerar si Milei ampliará la base con otros partidos, incluso con algunos peronistas provinciales”. Ahí, aunque sería difícil, se podría lograr algo, a diferencia de lo que podría suceder con la Corte Suprema de Justicia, que lleva cerca de diez años limitando a los gobiernos, como le sucedió tanto a Macri como a Alberto Fernández.
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