Xenofobia al alza: ¿qué hay detrás de la falta de empatía?
El más reciente estudio de Oxfam sobre migración en la región denunció un importante crecimiento de la discriminación hacia los migrantes. Detrás de esto está la falta de esfuerzos por parte de las poblaciones receptoras por comprender qué hay detrás de estos fenómenos.
La percepción sobre la migración en la región está empeorando, según el informe “Sí, pero no aquí”, que presentó la ONG Oxfam el lunes. Hay un deterioro de la empatía hacia esta comunidad, y, en el marco de este aumento de la discriminación, son las mujeres migrantes las más afectadas. Un estudio, apoyado por la Unión Europea, recogió que solo el 37,5 % de los encuestados en Colombia reconocían que se debía brindar especial apoyo a esta población porque tenía enormes desafíos. En 2019, ese respaldo constaba del 62 %. Es una reducción sorprendente, ya que los desafíos de las mujeres al migrar no han desaparecido, sino que han ido aumentando.
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La percepción sobre la migración en la región está empeorando, según el informe “Sí, pero no aquí”, que presentó la ONG Oxfam el lunes. Hay un deterioro de la empatía hacia esta comunidad, y, en el marco de este aumento de la discriminación, son las mujeres migrantes las más afectadas. Un estudio, apoyado por la Unión Europea, recogió que solo el 37,5 % de los encuestados en Colombia reconocían que se debía brindar especial apoyo a esta población porque tenía enormes desafíos. En 2019, ese respaldo constaba del 62 %. Es una reducción sorprendente, ya que los desafíos de las mujeres al migrar no han desaparecido, sino que han ido aumentando.
“Ninguna mujer, le aseguro que nadie en su círculo cercano de mujeres, está preparada para ir a un país para y que de entrada, solamente por su nacionalidad, le digan que es prostituta. Entre otras, porque dentro de la población migrante hay un número muy grande de mujeres profesionales. Este es un elemento importante. Tampoco estamos preparadas para que lleguemos y nos ofrezcan siempre empleos precarios como mesera, vendedora ambulante o ayudante doméstica. Y tampoco estamos preparadas para que nos paguen menos por el mismo trabajo que hace otra mujer”, destaca Gloria Isabel García-Parra, directora regional para América Latina y El Caribe de Oxfam.
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Estos desafíos a los que se enfrentan estas mujeres que migran, sin mencionar los peligros como la violencia sexual en el recorrido, están chocando entonces con esa falta de empatía por parte de la población de acogida. ¿A qué se debe? La razón de esto no es otra que la falta de información. ¿Cómo ser empático si no buscamos entender de qué trata este fenómeno? En Colombia, pese a ser uno de los países de acogida más importantes en el mundo, continuamos fallando a la hora de instruirnos sobre la migración, que termina siendo palabra enorme, según García-Parra.
Lo primero que debemos hacer para revertir esta tendencia de apatía hacia la población migrante es cuestionarnos el porqué de nuestros prejuicios y cómo se construyeron. Piense en el caso de un empleador que contrata a una venezolana porque “le sale más económica”, ya que ella, en medio de su desesperación, aceptará las condiciones que le imponga con tal de darle de comer a su familia. Una ciudadana colombiana, al ver esto, no se enoja con el empleador, sino con la migrante venezolana. ¿Por qué?
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“¿Qué sistema de creencias tenemos en el que no entendemos que la responsabilidad no es de ella?”, se pregunta García-Parra, “ella está legitímente buscándose el pan de cada día, como lo hacemos todos, pero hay un empleador rico que se está haciendo más rico a costa de los pobres”, agrega.
Aquí es donde entra el estudio que debemos hacer de la palabra migración, que, como dijo nuestra experta, es enorme. La migración no debe ser entendida solo como movilidad humana. Dice Ana Gabriela Salazar, socióloga de la Universidad Central de Venezuela e investigadora del Observatorio Internacional de Migraciones y Derechos Humanos de ARGOS, que “el abordaje o comprensión de las migraciones no puede estar desligado del análisis histórico del capitalismo”.
El sistema económico actual está fallando en ofrecerle oportunidades dignas de trabajo a la ciudadanía, pero esta, en lugar de culpar al empleador que explota y a veces incluso roba a sus empleados, elige culpar a quien por necesidad se ve en la obligación de aceptar condiciones peyorativas y humillantes para sobrevivir.
“Cuando alguien dice que va a trabajar un turno de doce horas y lo hago por 20 mil pesos, lo hace porque no tiene alternativas. Seguramente, las otras acciones posibles son indignas o ilegales. Si las únicas alternativas son la mendicidad o el robo, esta se vuelve una dimensión muy importante. Hay gente que dice yo opto por lo primero, así me esclavice. Y en medio de esta desesperación, vemos la deshumanización, que es muy crítica. Hay migrantes a las que les dicen que les pagan a final de mes y, cuando reclaman su salario, les dicen que no les darán nada, y si se quejan les llaman a las autoridades migratorias. Esto va más allá de la migración. ¿Cómo puede hacerle esto el dueño de una panadería, que tiene un ingreso seguro, a alguien?”, se queja García-Parra.
La funcionaria de Oxfam destaca que no se han podido documentar todos los casos de venezolanos y de venezolanas a quienes se les ha robado o maltratado en sus trabajos. Pero García-Parra asegura que 9 de cada 10 mujeres a las que se les aproximan han sido maltratadas en sus lugares de trabajo. Y, todo esto, influye en su salud mental. El estudio de Oxfam concluye que las personas que migran y que se empiezan a sentir “menos” que los demás pueden desarrollar sentimientos que socavan su salud mental. Por esto, es necesario que los gobiernos desarrollen políticas de salud mental de manera urgente para ayudar a esta población.
“Desafortunadamente, eso (la salud mental en migrantes) es una cosa que todavía estamos muy lejos de poder entrar en discusión. Sí, es un asunto crítico, cuyas secuelas pueden ser complicadas. Pero si las comunidades migrantes todavía no han resuelto lo básico como la comida diaria, ni se les pasa por la cabeza pensar en su salud mental. Es muy lamentable”, señala la experta.
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