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El 28 de junio de 2009, Manuel Zelaya Rosales fue sacado de su cama a punta de fusil; en pijama y medias, fue enviado a una base aérea en Tegucigalpa, en donde abordó un avión rumbo a Costa Rica. Desde allá se enteró de que sus cuatro hijos y su esposa, Xiomara Castro, habían escapado de los soldados y estaban ocultos en algún lugar en la montaña.
“He sido sacado de mi casa de forma brutal, secuestrado por soldados encapuchados que me apuntaban con rifles de grueso calibre. Pero yo, hasta las próximas elecciones de 2010, sigo siendo el presidente de Honduras. Solo me puede quitar el pueblo, nunca un grupo de gorilas”. Pero no pudo retomar el poder y fue su esposa quien tomó sus banderas políticas.
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Xiomara Castro se convirtió en una activista que movilizó masas para exigir la restauración su marido al poder. En esas marchas se dio a conocer y comenzó a gestarse una carrera política, que este domingo puede culminar con un triunfo histórico. Si ella gana en las urnas será la primera mujer en la historia en llegar la Presidencia de Honduras.
Es su tercer intento, desde que su marido creó el movimiento Partido Libertad y Refundación (LIBRE). Castro, de 62 años, ya había intentado ser la presidenta de Honduras en 2011 y 2016; pero quedó en segundo lugar. Si hoy las encuestas confirman las tendencias, romperá con cien años de bipartidismo: el conservador Partido Nacional de Honduras (PNH) y el centrista Partido Liberal (PLH), que gobiernan el país desde fines del siglo XIX.
Esta vez los hondureños parecen decididos a apoyar a Castro; al menos eso dicen las encuestas y la calle. “Esta vez voy a votar por una mujer”, dice Marina López, de 58 años, “me cansé de la corrupción de los hombres”, explica. La aplauden varias mujeres a su alrededor. Y es que en Honduras las mujeres son mayoría; quizás esta vez acudan a las urnas y hagan valer esa superioridad numérica.
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“Xiomara no está preparada; su única incursión en la vida política fue su papel de primera dama y luego las marchas que dirigió para exigir el regreso al poder de su marido; creo que le falta”, señala el hondureño Pedro Sánchez ante la televisión local.
En caso de convertirse en la primera mujer en gobernar Honduras, Castro aseguró que buscará “un gobierno de reconciliación, un gobierno de perdón”. Promete reconstruir Honduras, a través de un socialismo democrático, que siembra temores en sectores conservadores y entre los empresarios, esos mismos a quienes Zelaya señaló de haberlo sacado del poder.
“Llegó la hora de vencer al comunismo. Llegó la hora de acabar con esos aviones y jets que el Chapo Guzmán le mandó a Mel Zelaya [esposo de Xiomara Castro]”, dijo ante la multitud Nasry Asfura, candidato oficialista y alcalde de Tegucigalpa, quien ataca las posturas de la candidata, como la legalización del aborto y del matrimonio igualitario.
Por su parte, Yani Rosenthal, candidato de la tercera fuerza, el derechista Partido Liberal (PL), quien cumplió una condena de tres años en Estados Unidos por lavado de dinero del narcotráfico, también ataca a Castro: “No queremos un camino de izquierda radical, tampoco un camino de derecha corrupta, queremos un camino liberal por el centro, hacia el futuro”, comentó.
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Un país empobrecido
Si Castro gana, deberá enfrentar un escenario muy complejo: violencia, migración y narcotráfico, tres males que tienen al país sumido en el caos: la violencia de las pandillas y el narcotráfico alcanza al 54 % de la población, según cifras del Instituto Nacional de Estadística divulgadas este año. Y aunque este año Tegucigalpa y San Pedro Sula, que en su momento figuraron entre las primeras diez ciudades más violentas del mundo, salieron del ranking de las 25 urbes con más índices de homicidios, según el último informe de la organización no gubernamental mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, los hondureños no tienen paz.
No es el único problema. Según la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), la pobreza en el país centroamericano aumentó al 70 % en 2020, con un alza de 10,7 puntos porcentuales con respecto al 59,3 % de 2019. De acuerdo con Ismael Zepeda, economista del Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), tres de cuatro hondureños terminarán este 2021 en condición de pobreza”.
La pobreza extrema aumentó un 4 %, según Hugo Noé Pino, exministro hondureño de Finanzas. ¿Y eso qué provocó? Más migración. Desde octubre de 2018 han salido varias caravanas con miles de centroamericanos, la mayoría hondureños, con el propósito de llegar a Estados Unidos.
Narcotráfico y corrupción
Juan Orlando Hernández, actual presidente hondureño, dejará el poder el 27 de enero. Su gestión estuvo marcada por señalamientos de un fiscal en Nueva York que lo acusa de ser cómplice de tráfico de drogas. Por ese delito está preso y condenado a cadena perpetua en Estados Unidos su hermano, Juan Antonio “Tony” Hernández.
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Pero sobre Xiomara Castro también hay sospechas. Un capo del narcotráfico aseguró haber sobornado a Manuel Zelaya, esposo de la candidata. Asfura, otro candidato, es investigado por malversar fondos del municipio. Todos niegan los cargos.
¿Pareja presidencial?
Los críticos señalan que Xiomara Castro es solo la fachada y que quien va a mandar es su esposo, el expresidente Zelaya, pero él lo niega. “Yo no soy el candidato. La que va a estar adentro es Xiomara, es otro ser humano. ¿Qué va a hacer conmigo? No sé, puede que me mande para mi casa, a cuidar de los nietos”.
Pero los críticos aseguran que el peso político de Zelaya es inevitable y él estará al frente del país. Comparan a esta pareja con la de los Kirchner en Argentina.
“El programa de gobierno que propongo aboga por cambiar el sistema obsoleto y agotado que nos oprime y construir la democracia participativa, y refundarla sobre criterios renovados, nacidos del debate general”, explica Xiomara Castro, que defiende su independencia de su esposo recordando que ella es administradora de empresas y fue una primera dama con agenda propia.
Si gana Castro, el número de mujeres que ocupan la función de jefa de Estado o de gobierno ascenderá a 23. De acuerdo con Naciones Unidas, hasta ahora hay 22, nueve jefas de Estado y trece primeras ministras. “Solo un 6 % de países tienen a una mujer como jefa de Estado y apenas un 7 % presidiendo un gobierno. En total, de 193 países, solo 22 mujeres ocupan una de esas dos funciones, dos más que el año pasado. Por regiones, Europa, especialmente la del norte, es la que más mujeres tiene en altos cargos en todo el mundo. En cuanto a los parlamentos, la mayor representación parlamentaria femenina global corresponde a Nicaragua”, revela Naciones Unidas.
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Las mujeres piden a gritos un cambio ante la violencia de género y los feminicidios, que aumentaron el desplazamiento forzado en Honduras, de acuerdo con un estudio realizado por la organización Grupo de Sociedad Civil con apoyo de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Honduras es el segundo país con la tasa de feminicidios más alta de la región, con 5,1 por cada 100.000 habitantes, según datos de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL). Tegucigalpa y San Pedro Sula, dos de las ciudades donde se focalizó la investigación, estuvieron entre las cinco ciudades más violentas de América Latina en los últimos años. En el 2020, más de 309 mujeres fueron asesinadas en Honduras, y de enero a agosto del 2021 se han registrado 184 feminicidios.
Castro prometió igualdad de oportunidades para las mujeres en su país. “Nuestra propuesta encarna la despatriarcalización de las estructuras institucionales y planteamos la necesidad de transformar un modelo económico que nos oprime”.
Hoy puede ser el día para que Honduras elija a una mujer como Jefa de Estado. Las cartas están echadas y la tercera puede ser la vencida para Xiomara Castro, la primera dama que se convirtió en un fenómeno político a punta de marchas a favor de su marido.
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