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                                                                                                                                ¿Y qué esperaban que dijera Melania Trump?

                                                                                                                                El plagio que hizo la esposa de Donald Trump del discurso de Michelle Obama en 2008 señala también la incapacidad de los personajes públicos para hablar en un tono que no sea políticamente correcto.

                                                                                                                                Juan David Torres Duarte

                                                                                                                                Melania Trump y su esposo, Donald Trump, durante el primer día de la Convención Republicana en Cleveland. / EFE
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Las palabras de Trump y de Obama, en costados en apariencia contradictorios, niegan sobre todo el debate. Nadie puede argüir que el futuro de los niños no es importante, ni que los buenos valores del hogar —según el hogar— llevan por un buen camino. Nadie escucharía jamás a un republicano o a un demócrata decir que el trabajo carece de sentido y que más bien, para mejor salud, los hombres de su patria deberían dedicarse al ocio. Ambos discursos demuestran que las variaciones entre un partido y otro son, en franca lid, mínimas, a pesar de que existan sendas diferencias entre un gobierno con Donald Trump y otro con Hillary Clinton. La obstinada alabanza del trabajo, la figura de la familia como la semilla del futuro y el progreso: un discurso que podría formular cualquiera.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Es el mismo desvío de los discursos en contra del terrorismo. La pasividad de las palabras de Hollande después del atentado en Niza —y también después de los atentados en París— desenfunda una falta de voluntad generalizada: basta con señalar el problema, condenarlo —como el resto de países— y quedarse impasivos ante el avance del enemigo. No se escuchan en esos eventos de emergencia palabras como las de Martin Luther King: “Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad”. No aparecen, entre las muchas páginas de sus declaraciones a media voz, frases como esta de Charles de Gaulle para que los franceses resistieran ante los nazis: “Esta guerra no se limita al triste territorio de nuestro país. Esta guerra no se decidió en la Batalla de Francia. Esta guerra es una guerra mundial. Todos los errores, todos los retrasos, todos los sufrimientos no impiden que haya, en el universo, todos los medios necesarios para aplastar un día a nuestros enemigos”.

                                                                                                                                Mientras Hollande reafirmaba su compromiso de libertad con un discurso vano, el Daesh se daba ya por ganador; mientras Melania Trump expone en un inglés duro su fascinación por la familia y los valores y los sueños, los afroamericanos son asesinados por policías y los policías asesinados por afroamericanos, y hay al menos dos tiroteos al día en todo el país. Responde ante las escopetas con flores resecas. Entre tanto, su partido propone en su plataforma de gobierno que no existan prohibiciones para las ventas de armas. Que cualquiera pueda adquirirlas. Pero lo importante son los valores: Dios, la familia, el trabajo y un arma.

                                                                                                                                 

                                                                                                                                Melania Trump y su esposo, Donald Trump, durante el primer día de la Convención Republicana en Cleveland. / EFE
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Las palabras de Trump y de Obama, en costados en apariencia contradictorios, niegan sobre todo el debate. Nadie puede argüir que el futuro de los niños no es importante, ni que los buenos valores del hogar —según el hogar— llevan por un buen camino. Nadie escucharía jamás a un republicano o a un demócrata decir que el trabajo carece de sentido y que más bien, para mejor salud, los hombres de su patria deberían dedicarse al ocio. Ambos discursos demuestran que las variaciones entre un partido y otro son, en franca lid, mínimas, a pesar de que existan sendas diferencias entre un gobierno con Donald Trump y otro con Hillary Clinton. La obstinada alabanza del trabajo, la figura de la familia como la semilla del futuro y el progreso: un discurso que podría formular cualquiera.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Es el mismo desvío de los discursos en contra del terrorismo. La pasividad de las palabras de Hollande después del atentado en Niza —y también después de los atentados en París— desenfunda una falta de voluntad generalizada: basta con señalar el problema, condenarlo —como el resto de países— y quedarse impasivos ante el avance del enemigo. No se escuchan en esos eventos de emergencia palabras como las de Martin Luther King: “Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad”. No aparecen, entre las muchas páginas de sus declaraciones a media voz, frases como esta de Charles de Gaulle para que los franceses resistieran ante los nazis: “Esta guerra no se limita al triste territorio de nuestro país. Esta guerra no se decidió en la Batalla de Francia. Esta guerra es una guerra mundial. Todos los errores, todos los retrasos, todos los sufrimientos no impiden que haya, en el universo, todos los medios necesarios para aplastar un día a nuestros enemigos”.

                                                                                                                                Mientras Hollande reafirmaba su compromiso de libertad con un discurso vano, el Daesh se daba ya por ganador; mientras Melania Trump expone en un inglés duro su fascinación por la familia y los valores y los sueños, los afroamericanos son asesinados por policías y los policías asesinados por afroamericanos, y hay al menos dos tiroteos al día en todo el país. Responde ante las escopetas con flores resecas. Entre tanto, su partido propone en su plataforma de gobierno que no existan prohibiciones para las ventas de armas. Que cualquiera pueda adquirirlas. Pero lo importante son los valores: Dios, la familia, el trabajo y un arma.

                                                                                                                                 

                                                                                                                                Por Juan David Torres Duarte

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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