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El avance de la variante ómicron a escala global ha dejado una serie de efectos secundarios en áreas como el mercado laboral y la atención en salud. Estados Unidos, por ejemplo, enfrenta dos grandes problemas en materia laboral: no solo hay una escasez de personal de salud lo suficientemente grave como para tener que recurrir a la Guardia Nacional, sino que muchas empresas han despedido de forma masiva a los empleados que no están vacunados.
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En estados como Delaware, Nueva York, Carolina del Norte y Minnesota, han abundado los reportes sobre hospitales que han retirado a decenas de empleados por no haberse vacunado, una directriz que están adoptando también grandes empresas del sector privado. Citigroup, por ejemplo, se convirtió en la primera firma en Wall Street en adoptar la vacunación obligatoria.
De hecho, el último mandato impuesto por el Gobierno de Biden les exige a los negocios que tengan más de 100 trabajadores solicitarles a sus empleados estar vacunados. Esta nueva política de vacunación entró en vigor a principios de este mes y afectó a 84 millones de empleados. Se estima que puede salvar 6.500 vidas y prevenir 250.000 hospitalizaciones en los próximos seis meses, de acuerdo con ABC.
Sin embargo, esta nueva orden fue llevada a los tribunales por 27 estados republicanos y por varias empresas que alegan que la decisión de vacunar a los ciudadanos les compete a los estados y no al gobierno federal. Por su parte, el Gobierno de Biden mantiene su postura y reitera que esta nueva orden es legal. Actualmente, este mandato está en un limbo legal, a la espera de la resolución por parte de la Corte Suprema, que se encuentra revisando el caso.
Parte de la preocupación del Gobierno actual es que EE. UU. es el país que más muertos ha tenido por COVID-19, de acuerdo con The Guardian. El número de fallecidos ha superado los 800.000, según datos de la Universidad Johns Hopkins. De hecho, 200.000 personas dentro de esa lista fallecieron después de que se inició el proceso de vacunación.
Al tiempo que se realizan los recortes de personal, los hospitales han reportado un déficit crítico de personal del 24 %, de acuerdo con el Departamento de Salud y Recursos Humanos de Estados Unidos. Según este informe, 5.000 hospitales notificaron esta situación, es decir 1 de cada 4 hospitales está careciendo de personal cualificado.
Debido al aumento de los casos de COVID por la variante de ómicron, el Gobierno Federal decidió enviar a la Guardia Nacional a varios hospitales en el país. Al estado de Oregon, por ejemplo, envió 500 personas. Asimismo, California recurrió a la Guardia Nacional para ayudar con la sobrecarga de pacientes en sus hospitales; fueron 200 personas a colaborar con el procesamiento de pruebas de COVID-19 en más de 50 sitios del estado. Otros estados que también han recurrido a la reserva militar son Georgia, New Hampshire, Connecticut, Louisana, Maryland, Pennsylvania, Nueva York y Minnesota.
Una industria que se ha visto particularmente afectada por la escasez de personal, producto de las incapacidades y aislamientos obligatorios por contagio, es la aviación. Estados Unidos, México, incluso Colombia (en donde en menos de dos semanas del nuevo año se han cancelado casi 400 vuelos), atraviesan por esta situación.
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En México, donde no es necesario presentar una prueba negativa de COVID para ingresar, los casos de contagios han aumentado en estados turísticos como Quintana Roo y Baja California Sur. Estos estados contienen varios de los destinos turísticos más apetecidos del país, ciudades como Cancún, Tulum y Los Cabos.
Desabastecimiento de pruebas rápidas
Debido a la rápida propagación de ómicron, hay un desabastecimiento de pruebas rápidas en países como Estados Unidos, pese a que la FDA, la organización que allí regula la administración de comida y medicamentos, autorizó al menos 12 pruebas caseras de antígenos y a que el presidente Joe Biden prometió que 500 millones de pruebas rápidas para el COVID-19 estarían disponibles para este mes.
La situación se debe a diferentes factores: uno de ellos es la escasez de tests producidos por los fabricantes, de acuerdo con The Guardian, estos problemas se remontan al inicio de la pandemia, cuando la CDC, el Centro de Prevención y Control de Enfermedades, distribuyó pruebas defectuosas a laboratorios en febrero 2020. Entonces, cuando empezó el proceso de vacunación y se redujeron los casos de COVID-19 se llegó a pensar que hacer pruebas rápidas iba a ser innecesario, lo que hizo que uno de los fabricantes más importantes del país, Abbott Laboratories, que produce hasta el 75 % del total de pruebas en Estados Unidos, destruyera millones de tarjetas de prueba de COVID-19, cancelara los contratos con proveedores y cerrara una de las fábricas en donde se elaboraban estas pruebas.
Para que los fabricantes se puedan poner al día con la producción de estas pruebas, la FDA debe autorizar la creación de más pruebas de antígenos; solamente ha aprobado 12. En Europa, por otra parte, hay 46 tipos de prueba, de acuerdo con The Guardian.
Esta semana, México, al igual que Estados Unidos o Australia, también informó que sufre de escasez de pruebas para detección del COVID, por lo que se está desincentivando el testeo masivo. Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del país, aseguró que el problema no es solo de México, sino global. López-Gatell le recomendó a la población, “en lugar de correr al quiosco a hacerse una prueba, quédese en casa. Esto incluye estar pendiente de monitorear la respiración. Si la oxigenación baja entonces sí podría ser una condición de mayor riesgo”. De acuerdo con la Secretaría de Salud los casos de COVID-19 aumentaron un 188 % en los contagios semanales.
En el caso australiano, una organización deficiente afectó la distribución de las pruebas. Originalmente, el gobierno australiano decidió prohibir el reparto de las pruebas alegando medidas de seguridad. Debido a esto, las farmacéuticas del occidente del país no lograron abastecerse y, además, aún siguen esperando los lineamientos del gobierno para saber cómo repartirán los tests.
De acuerdo con ABC, el presidente del gremio de farmacéuticas del occidente de Australia, Andrew Ngeow, aseguró que lo que más desean es saber cómo “se van a usar, cuándo se van a usar y qué debe hacer el paciente después de una prueba positiva o negativa”.
Puesto a que el Gobierno determinó que las pruebas rápidas, que van a ser otorgadas a la ciudadanía de forma gratuita, tenían que ser costeadas por las farmacias y no por ellos mismos, estas farmacéuticas aún no entienden cómo funcionará la nueva orden, no saben cuánto costará cada prueba y cuándo el gobierno les pagará por ellas.
Esto ha causado que muchas farmacias se abstengan de adquirir las pruebas por falta de recursos y por falta de instrucciones, afectando de forma directa a la ciudadanía.
Escasez de sangre
Estados Unidos no solo enfrenta una carencia de pruebas y personal disponible, también en recursos vitales como los bancos de sangre. Por primera vez en su historia la Cruz Roja ha declarado una crisis nacional, de acuerdo con la CBC.
Según este medio, la pandemia ha disminuido la participación de los donantes, se han cancelado las campañas de donación de sangre, sumado a los problemas con el personal.
Los hospitales necesitan estas donaciones de sangre para aquellos pacientes que requieran una transfusión, pacientes que tendrán cirugías, trasplantes, tratamientos de cáncer y enfermedades crónicas, entre otros cuadros. La Cruz Roja indicó que debido a la carencia en los bancos de sangre ha habido días en los que no han podido entregar la cantidad de sangre que los hospitales necesitan.
China, dos años después
China, en donde fue detectado el virus del COVID por primera vez y en donde hace dos años se reportó el primer fallecimiento por el contagio, enfrenta dos situaciones importantes y complejas: la primera es el nuevo brote de COVID-19 en algunas regiones del país. La segunda es los próximos Juegos Olímpicos de Invierno.
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Hasta ahora, el Gobierno ha decidido implementar fuertes medidas restrictivas para evitar la propagación del COVID-19 en todo el país y la subsecuente cancelación de los juegos. Por eso ha decidido confinar su tercera ciudad: Anyang.
Los cinco millones en esa ciudad se han sumado al millón de personas confinadas hace una semana en Yuzhou y a los 13 millones de habitantes de la ciudad de Xi’an, que entró en su tercera semana de encierro, cuyos ciudadanos han recurrido incluso al trueque de aparatos electrónicos por comida, debido a la prohibición total del Gobierno de salir de sus casas y a la insuficiente provisión de alimento por parte del Estado.
Hace pocos días el país registró 110 nuevos casos locales, lo que preocupa al Gobierno ya que el próximo mes empiezan estos juegos bajo estrictos protocolos de sanidad, de acuerdo con AFP.
Pruebas masivas de COVID-19 se están llevando a cabo en las ciudades restringidas y en otras ciudades también. El Gobierno está haciendo visitas domiciliarias para asegurarse de que ninguna persona evada el confinamiento estricto. Asimismo, está ofreciendo vacunas para cualquier persona mayor de tres años.
Pese a la oleada de ómicron, el Gobierno sigue optimista y adelante con los planes para llevar a cabo estos juegos. De acuerdo con la BBC, el ingreso a espectadores extranjeros estará prohibido, únicamente podrán asistir a estos juegos los residentes de China continental.
El Gobierno también ha recomendado que sus ciudadanos no viajen desde otra parte del país hacia la capital para asistir a estos eventos. Además, decidió crear una burbuja olímpica para separar a los medios de comunicación, los espectadores y los atletas; quien desee entrar a cada una de estas burbujas debe estar vacunado y pasar 21 días en cuarentena, hacerse pruebas diarias y usar máscaras faciales en todo momento.
Las fiestas en Downing Street
En medio de la incertidumbre por la que atraviesa el mundo con motivo de ómicron, no es extraño que llame la atención lo que ocurre en el Reino Unido, que no solo está lidiando con el COVID-19, sino que también está afrontando los escándalos del primer ministro, Boris Johnson, quien se ha disculpado por asistir a una fiesta para más de 100 personas en mayo de 2020, durante una de las cuarentenas más estrictas que enfrentó el país.
El primer ministro reconoció haber estado de parranda junto con varios miembros de su gabinete, mientras los ciudadanos estaban encerrados en sus hogares para evitar la propagación del COVID-19. Adicionalmente, hubo reportes de que el primer ministro estuvo de fiesta durante navidad, cuando en el país todavía había restricciones.
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Por otro lado, de acuerdo con la BBC, hasta el momento ha habido casi 15 millones de casos confirmados y más de 150.000 personas han muerto por esta razón. Sin embargo, las cifras solo incluyen a las personas que murieron dentro de los 28 días posteriores a la prueba positiva de coronavirus.
En términos de vacunación, hasta ahora, el 90 % de las personas mayores de 12 años han recibido su primera dosis de vacuna, el 83 % han recibido la segunda y el 63 % han recibido un refuerzo, de acuerdo con el medio británico.
Reino Unido ha sido uno de los pocos países que no han endurecido sus medidas respecto al COVID-19 ante la llegada de ómicron y, según el profesor David Heymann de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, “el Reino Unido es el más cercano a cualquier país en ser fuera de la pandemia si no está ya fuera de la pandemia y teniendo la enfermedad como endémica”, de acuerdo con CNBC.
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