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Tras citar su experiencia como limpiador de inodoros, un invitado a un pódcast cultural japonés cuestionó la idealización de ese oficio en Perfect Days, película premiada en Cannes y seleccionada para representar a Japón en los Óscar de este año. (Recomendamos más columnas de Gonzalo Robledo sobre Japón).
Al cineasta alemán Win Wenders le habían pedido un filme promocional sobre un proyecto de 17 baños públicos de alta tecnología construidos en el centro de Tokio. Pero el veterano director de Paris,Texas (1984) prefirió contar en clave de ficción la historia de uno de los empleados que cada día, con la consabida diligencia del trabajador nipón, limpia, desinfecta y da esplendor a los sofisticados inodoros.
Para convertir en poesía visual la cotidianeidad de un humilde sexagenario que cada mañana viste un uniforme azul y atraviesa medio Tokio para llegar a su trabajo, Wenders se inspiró en su admirado Yasujiro Ozu (1903-1963), cineasta minimalista que inmortalizó los pequeños avatares de la vida de la familia japonesa de la posguerra.
“Historia dotada de un innegable peso existencial” y “un antídoto contra el cinismo” son algunos de los comentarios de la crítica occidental a la obra protagonizada por Koji Yakusho, reconocido en Cannes como el mejor actor por su papel del empleado Hirayama.
Koji Yakusho es para los japoneses garantía de excelencia actoral y las salas que exhiben Perfect Days en Tokio se llenan, según confirmé dos días después de haber visto la última de Godzilla con la mitad del aforo.
Buscando opiniones japonesas en medios y redes me topé con el pódcast Diario cultural/plan de escape. El locutor y su invitado, jóvenes versados en cine, música y arte, examinan el enamoramiento incondicional de Wenders con el Japón tópico y elogian su gusto por el rock clásico.
También lo cuestionan por idealizar el trabajo de quienes, por un sueldo exiguo, “deben manejar a diario la caca de los demás”.
Calculadora en mano, desglosan los gastos de Hirayama y confirman que, en la vida real, su trabajo no alcanzaría para cubrir los sencillos hábitos de consumo que alegran su machacona rutina.
“¿Cuál sería el resultado si se dedicaran a limpiar inodoros durante un año?”, preguntan en referencia al guionista (empleado de cuello blanco en una poderosa agencia de publicidad nipona), al exitoso empresario productor de la película y al director alemán.
Consideran que “vista desde arriba”, la película es plácida. Pero resulta “grotesca” para quienes viven la realidad, que el invitado dice conocer bien, de los trabajos precarios.
Aunque dejan a Win Wenders como un diestro cineasta-repostero que esparce abundante azúcar para blanquear y edulcorar la realidad de muchos empleados japoneses de cuello azul, sus observaciones enriquecen la visión de una obra cinematográfica memorable.
* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.