Ramadán en Gaza: hambre, bombardeos y muerte
Este lunes comienza el mes sagrado del Ramadán y para miles de palestinos la fecha llega con más miedo y sufrimiento que otros años. Siguen cayendo volantes del ejército de Israel que les advierten de nuevos bombardeos.
Comienza el mes sagrado musulmán, el Ramadán, un momento de oración y ayuno para millones de personas, que aprovechan la fecha para reunirse y compartir con familiares y amigos. Este año, sin embargo, en Gaza no hay nada qué celebrar. Los bombardeos, el hambre que comienza a hacer más estragos y el miedo hacen que lo que comience es una semana de temor. De acuerdo con analistas, esta semana se anticipa tensa y potencialmente violenta, pues no hay señales de acuerdo entre Israel y Hamás, que hizo un llamado a todos los países musulmanes a protestar durante este mes.
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Comienza el mes sagrado musulmán, el Ramadán, un momento de oración y ayuno para millones de personas, que aprovechan la fecha para reunirse y compartir con familiares y amigos. Este año, sin embargo, en Gaza no hay nada qué celebrar. Los bombardeos, el hambre que comienza a hacer más estragos y el miedo hacen que lo que comience es una semana de temor. De acuerdo con analistas, esta semana se anticipa tensa y potencialmente violenta, pues no hay señales de acuerdo entre Israel y Hamás, que hizo un llamado a todos los países musulmanes a protestar durante este mes.
En Estados Unidos aumenta la preocupación por la situación. En una entrevista reciente, el presidente Joe Biden dijo que un acuerdo parecía ahora “difícil”. Y lamentó la posición del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Según Biden, “hace más daño a Israel de lo que ayuda” al no evitar más muertes en la Franja de Gaza. A principios de este mes, parecía posible un cese de las hostilidades antes del mes sagrado musulmán, pero las esperanzas se han atenuado desde que las conversaciones indirectas en El Cairo terminaron sin avances la semana pasada.
En declaraciones al periódico The Guardian, Hugh Lovatt, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, dijo que la llegada del Ramadán tenía implicaciones para toda la región: “Existe una oportunidad para que Hamas movilice a los palestinos en Israel y Cisjordania en torno a la percepción de que al-Haram al-Sharif (Ciudad Vieja de Jerusalén, llamada así para los musulmanes y el Monte del Templo para los judíos) está bajo amenaza. … La violencia en la explanada sagrada puede fácilmente desencadenar violencia en otros lugares, en Cisjordania o incluso más allá de la frontera de Israel, como en el Líbano”.
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La chispa inmediata más probable para las protestas, y posiblemente la violencia, sería la imposición de severas restricciones a las oraciones en al-Haram al-Sharif, dicen los observadores. Pero igualmente, ver multitudes de musulmanes orando sin obstáculos ayudaría a aliviar las tensiones después de meses de conflicto, señalan los expertos al diario inglés.
¿Qué es el Ramadán?
El noveno mes del año musulmán comienza cuando la luna nueva se hace visible. Se celebra entre marzo y abril, dependiendo de lo que los clérigos de cada país determinen. Este año comienza el 11 de marzo y termina el 10 de abril. Ese primer día es muy importante porque comienza un ayuno estricto, que no permite ingerir comida ni bebidas en el día; pueden comer algo suave (generalmente agua y dátiles) antes del amanecer.
Para los musulmanes, en el año 610 d.C. el ángel Gabriel se le apareció al profeta Mahoma y le reveló el Corán justo durante el mes del Ramadán, por eso es una fecha que también se aprovecha para leer la escritura sagrada musulmana, que tiene 114 capítulos dictados directamente por Dios y otros más que son actos y pensamientos de Mahoma.
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El final del Ramadán, llamado Eid al-Fitr, es un día de fiesta y congrega a las familias en espacios de oración para desayunar, darse regalos y estrenar, reflejo de la renovación espiritual que consiguieron durante el mes del ayuno. Sin embargo, este año, en Gaza esa celebración quizás no sea posible.
La tensión con Israel suele aumentar por estas fechas, sobre todo en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Miles de fieles musulmanes intentan llegar a la mezquita de al-Aqsa, que queda justo al lado del Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado para los judíos. En una declaración en vídeo publicada en un canal de Telegram el viernes, Abu Obeida, portavoz del ala militar de Hamás, llamó al Ramadán “el mes de la victoria, el mes de la yihad” y dijo que el grupo estaba defendiendo en Gaza el honor de todos los musulmanes del mundo.
“Llamamos a nuestro pueblo a marchar sobre Jerusalén… a orar en la mezquita… y a impedir que la ocupación logre sus objetivos de controlar y dividir. La mezquita de Al-Aqsa nos pertenece”.
Bombas en Ramadán
El ejército israelí bombardeó de nuevo el domingo la Franja de Gaza, causando decenas de muertos, la víspera del Ramadán y en plena movilización internacional para enviar ayuda humanitaria a la población al borde de la hambruna. Un primer barco cargado con ayuda está listo para zarpar desde la isla de Chipre, en el marco de un corredor marítimo humanitario anunciado por la Unión Europea, rumbo al enclave palestino, asolado tras más de cinco meses de guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás.
Según las autoridades del movimiento islamista, en el poder en Gaza desde 2007, al menos 85 palestinos murieron en las últimas 24 horas, en más de 60 bombardeos nocturnos en el centro y el sur del enclave, sobre todo en Jan Yunis. Al menos 13 personas fallecieron por un obús que cayó sobre tiendas de campaña de desplazados en Al Mawasi, entre Jan Yunis y Rafah, precisó el ministerio de Salud de Hamás.
El ejército israelí informó de una treintena de combatientes palestinos muertos en las últimas horas en el centro de Gaza y en Jan Yunis. La guerra estalló el 7 de octubre, con el ataque sin precedentes de comandos de Hamás en suelo israelí, en el que murieron unas 1.160 personas, sobre todo civiles, según un recuento de la AFP a partir de datos israelíes. Unas 250 personas fueron secuestradas y 130 siguen cautivas en Gaza, de las que 31 habrían fallecido, según las autoridades israelíes.
El asedio total impuesto por Israel ha provocado una catástrofe humanitaria en el territorio y, según la ONU, 2,2 millones de los 2,4 millones de habitantes están al borde de la hambruna.
“Alimento a mi hija con agua”
Según el ministerio de Salud de Hamás, 25 personas, la mayoría niños, han muerto por malnutrición y deshidratación. “Alimento a mi hija con agua, agua, para que no se muera. No me queda otra”, dice una madre en la ciudad de Gaza, Barak Abhar, con su bebé llorando en los brazos.
Israel deja entrar la ayuda humanitaria al territorio con cuentagotas, desde Egipto, que tiene la frontera cerrada. Varios países occidentales y árabes han lanzado desde el aire paquetes con comida y material médico. La UE y Estados Unidos, principal aliado de Israel, anunciaron el viernes que preparaban un corredor marítimo desde la isla de Chipre, situada a unos 370 km de Gaza. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que esperaba que zarparía el domingo un primer barco cargado por dos oenegés con 200 toneladas de comida.
Laura Lanuza, portavoz de la oenegé española Open Arms, que trabaja para este proyecto junto a la oenegé estadounidense World Central Kitchen (WCK), fundada por el cocinero español José Andrés, dijo el sábado que las autoridades israelíes habían inspeccionado la carga. WCK “ya tiene a personas en Gaza” y está “construyendo un embarcadero” para descargar la ayuda, añadió.
Un navío de apoyo logístico del ejército de Estados Unidos zarpó del país con material para instalar un embarcadero temporal en Gaza. Su construcción podría demorar unos 60 días, según el Pentágono.
La ONU, que ha advertido que una hambruna generalizada es “casi inevitable” en el territorio, insiste en que las entregas de ayuda por aire o mar no pueden sustituir a las terrestres.
Esta ayuda pasa por Rafah, en la frontera con Egipto. En esta localidad se hacinan cerca de 1,5 millones de personas, según la ONU, la inmensa mayoría desplazados que viven en condiciones miserables, en busca de comida y agua.
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