Con segundo día de capilla ardiente, Sudáfrica rinde honor a Desmond Tutu
Es el segundo y último día de una capilla ardiente organizada en la catedral de San Jorge en Ciudad del Cabo. El funeral será este sábado.
Los sudafricanos continuaron rindiendo homenaje el viernes a monseñor Desmond Tutu, en el segundo y último día de una capilla ardiente organizada en la catedral de San Jorge en Ciudad del Cabo, desde donde luchó contra el régimen racista del apartheid durante mucho tiempo.
“Es un héroe de leyenda. Tutu jugó un papel importante en mi vida, como en la de todos los africanos”, explicó a la AFP Libane Serenji, artista pintor.
La víspera, cerca de 2.000 personas, de todas las edades y de todos los colores, desfilaron para reclinarse unos segundos, con una señal de cruz o un saludo de la cabeza, ante los restos de monseñor Tutu.
Una orquesta de fieles, entre ellos un niño con trompeta, acogió en música la procesión que traía por segundo día consecutivo el modesto ataúd de pino que contenía el cuerpo de “The Arch”, celebrado por su papel en la reconciliación de la “nación arcoíris” después de la caída del régimen racista.
El actual arzobispo de Ciudad del Cabo, monseñor Thabo Makgoba, derramó incienso alrededor del ataúd, cargado, como el día anterior, por seis sacerdotes.
Los miembros de la familia, en particular dos de las hijas de Tutu, con la cabeza envuelta en tejidos de colores vivos, se abrazaban y se consolaban delante de la catedral a la llegada del ataúd.
El cuerpo del Premio Nobel de la Paz, fallecido el domingo a los 90 años, será reducido a polvo por aquamación, una alternativa ecológica a la incineración a base de agua, precisó a la AFP el decano de la catedral, el padre Michael Weeder.
Sus cenizas serán luego enterradas, “probablemente el domingo”, en la catedral, precisó.
Las banderas están a media asta en todo el país desde el lunes y las campanas de la catedral sonaron toda la semana al mediodía, durante diez minutos, para llamar a los transeúntes a que pensaran en Tutu.
Para su funeral, ni ceremonia suntuosa ni gastos importantes, el prelado había dejado instrucciones estrictas. La asistencia a la misa debía limitarse a un centenar de personas debido al covid.
Desmond Mpilo (que significa “vida” en zulú) deja a su viuda, con la que se casó en 1955 y que el país apoda cariñosamente “Mama Leah”, y cuatro hijos.
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Los sudafricanos continuaron rindiendo homenaje el viernes a monseñor Desmond Tutu, en el segundo y último día de una capilla ardiente organizada en la catedral de San Jorge en Ciudad del Cabo, desde donde luchó contra el régimen racista del apartheid durante mucho tiempo.
“Es un héroe de leyenda. Tutu jugó un papel importante en mi vida, como en la de todos los africanos”, explicó a la AFP Libane Serenji, artista pintor.
La víspera, cerca de 2.000 personas, de todas las edades y de todos los colores, desfilaron para reclinarse unos segundos, con una señal de cruz o un saludo de la cabeza, ante los restos de monseñor Tutu.
Una orquesta de fieles, entre ellos un niño con trompeta, acogió en música la procesión que traía por segundo día consecutivo el modesto ataúd de pino que contenía el cuerpo de “The Arch”, celebrado por su papel en la reconciliación de la “nación arcoíris” después de la caída del régimen racista.
El actual arzobispo de Ciudad del Cabo, monseñor Thabo Makgoba, derramó incienso alrededor del ataúd, cargado, como el día anterior, por seis sacerdotes.
Los miembros de la familia, en particular dos de las hijas de Tutu, con la cabeza envuelta en tejidos de colores vivos, se abrazaban y se consolaban delante de la catedral a la llegada del ataúd.
El cuerpo del Premio Nobel de la Paz, fallecido el domingo a los 90 años, será reducido a polvo por aquamación, una alternativa ecológica a la incineración a base de agua, precisó a la AFP el decano de la catedral, el padre Michael Weeder.
Sus cenizas serán luego enterradas, “probablemente el domingo”, en la catedral, precisó.
Las banderas están a media asta en todo el país desde el lunes y las campanas de la catedral sonaron toda la semana al mediodía, durante diez minutos, para llamar a los transeúntes a que pensaran en Tutu.
Para su funeral, ni ceremonia suntuosa ni gastos importantes, el prelado había dejado instrucciones estrictas. La asistencia a la misa debía limitarse a un centenar de personas debido al covid.
Desmond Mpilo (que significa “vida” en zulú) deja a su viuda, con la que se casó en 1955 y que el país apoda cariñosamente “Mama Leah”, y cuatro hijos.
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