Así han caído las dictaduras: ¿qué falta para Venezuela?
De Chile a Egipto, todas las transiciones democráticas han tenido dinámicas y condiciones diferentes. Estas historias sirven de lección para el presente y futuro de Venezuela.
Camilo Gómez Forero
“No hay un manual”, advierte Sandra Botero, profesora de Ciencia Política y Gobierno de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos en la Universidad del Rosario. A lo largo de la historia, cuando un país ha pasado de un régimen autoritario o dictatorial a uno democrático, no lo ha hecho con un modelo único.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
“No hay un manual”, advierte Sandra Botero, profesora de Ciencia Política y Gobierno de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos en la Universidad del Rosario. A lo largo de la historia, cuando un país ha pasado de un régimen autoritario o dictatorial a uno democrático, no lo ha hecho con un modelo único.
A Japón, por ejemplo, la democracia le fue impuesta por un gobierno extranjero (Estados Unidos) después de la Segunda Guerra Mundial. En Portugal, el cambio llegó a través de las fuerzas militares que, cansadas del costo de las guerras coloniales en África, lideraron la Revolución de los Claveles. Mientras que en España esto fue producto del desgaste de la cúpula en el poder.
“En Argentina, la dictadura se desintegró sola en 1983, en parte con el choque externo de la Guerra de las Malvinas, que se sumó a la lista de problemas de la Junta Militar. En Chile hubo una transición controlada totalmente por Augusto Pinochet, donde se pusieron de acuerdo para que hubiera elecciones y Pinochet aceptó que si perdía se iba, pero con sus condiciones: ser senador vitalicio, que no le hicieran ningún proceso judicial y todas sus condiciones”, dice Botero.
Cada caso es diferente, aunque comparta protagonistas y escenas. Luego tenemos el final de la década de 1980 con la caída de la Unión Soviética. En esas transiciones a la democracia es donde más vemos que estos procesos no solo son una negociación entre las élites, sino que la fuerza de las masas también es fundamental. Este modelo ha sido mucho más común desde comienzos de los 2000, extendiéndose no solo por Europa, sino también en África.
“Eso fue lo que pasó más tarde en las revoluciones de colores, como en Ucrania, donde las movilizaciones obligaron al régimen a cambiar sus cálculos. También lo vimos con la Primavera Árabe: la movilización de la gente en la calle por más de tres días fue la que obligó a que hubiera un quiebre entre los militares y Hosni Mubarak, quien se montó en un avión y se fue”, recuerda Botero.
Entender cada uno de esos modelos, con sus condiciones y características específicas, es vital para responder una pregunta que ronda en la cabeza de millones de venezolanos desde hace años: ¿cómo caen las dictaduras? Hay, como vemos, muchos componentes. Cada una es particular. Agotados por la crisis política en su país, y desanimados por las veces que el cambio, la gente continúa cuestionando qué les hace falta. ¿Más presión internacional?
“Lograr o no una transición es una partida de ajedrez en la que ambas partes tienen fichas sobre el tablero. Y el éxito depende de si hay fracturas de la parte controlada por la dictadura”, dice Botero. Para la experta, hay que entender que, bajo los modelos clásicos, la presión internacional ha sido solo un componente en los procesos de democratización: imprescindible, sí, pero no el fundamental.
Por ahora, Venezuela vive varios factores que no se habían visto: hay descontento popular en los barrios populares que sostuvieron al chavismo, cumpliendo con el requisito de la Primavera Árabe. “Eso quedó demostrado el domingo pasado. El chavismo, que fue muy fuerte en las clases populares en sus orígenes, y llega de forma democrática al poder representando a estas clases que fueron ignoradas por una élite de derecha, ya se rompió. Y la represión está agravando ese divorcio”, dice Botero.
También hay más acompañamiento de la comunidad internacional que legitima los procesos, como en la Revolución Naranja de Ucrania, la de las Rosas en Georgia y la de los Tulipanes en Kirguistán. Pero no hay voluntad de Nicolás Maduro de conceder espacio a la oposición, como en el caso de Chile, ni factores que rompan el apoyo de las fuerzas armadas, como en Argentina o Portugal. Esta parte es la más clave para el éxito en el caso venezolano.
“Si ese apoyo no se rompe, esto no cambiará. No solo porque tienen el monopolio de las armas, sino que además manejan un montón de negocios, y eso fue lo que Chávez hizo muy bien”, dijo Botero. Pero no solo nos debe importar cómo se inicia una transición, sino cómo se garantiza que se sostenga. Según ella, “una cosa es la transición y otra es que la democracia se pueda consolidar. Asumamos en un escenario hipotético que Maduro se monta en un avión y se va mañana (que no va a pasar). Pero supongamos que hace lo de Mubarak: eso no nos garantiza nada. Incluso pasaría un tiempo en el que habría mucho espacio gris. No será una democracia instantáneamente, porque lo que hay es una dictadura instaurada. Incluso si una transición es exitosa, la consolidación es lo mismo. Veamos el caso de Egipto, donde las movilizaciones sí condujeron a un cambio, pero pronto volvió una dictadura militar al país. Los factores que pueden detonar una transición no son los mismos”.
En el caso de Egipto, la experta apunta que fracasó finalmente porque no había liderazgos claros, cosa que sí ocurre en Venezuela. Sobre estos factores de la transición, hay que tener en cuenta los mandos afines a Maduro que quedan en Petróleos de Venezuela, las fuerzas militares, la justicia y en toda la estructura venezolana, algo que ocurrió también en Egipto e hizo más difícil la consolidación de la democracia. Luego está el lado de la justicia y los “sapos que habrá que tragarse”.
“En Chile entraron fuerzas nuevas, pero el cascarón no se rompió del todo. Esto es porque depende de cómo salga la dictadura. Incluso en un caso negociado, como el chileno, vemos que quedan efectos negativos, como heredar una Constitución en la que ya no caben y no pudieron renovar de forma democrática. Si Brasil y Colombia logran negociar, sonará horrible, pero es así, hay que darles una salida a Maduro y sus aliados. ¿Qué pedirá? Con lo que sabemos, todo está al aire”, dice Botero.
Sobre la consolidación, Botero concluye que “además, gobernar en democracia es jodido porque todos van a exigirte que gobiernes con esas reglas. Maduro, en cambio, hace lo que se le da la gana y no le tiene que rendir cuentas a nadie. Así que es otro factor a tener en cuenta en la ruta de lograr una transición versus consolidar la democracia en esas condiciones”.
📧 📬 🌍 Semana a semana tendremos un resumen de las noticias que nos harán sentir que No es el fin del mundo. Si desea inscribirse y recibir todos los lunes nuestro newsletter, puede hacerlo en el siguiente enlace.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.
Si le interesan los temas internacionales, quiere opinar sobre nuestro contenido o recibir más información, escríbanos al correo mmedina@elespectador.com o aosorio@elespectador.com