Diálogo, la desgastada estrategia de Maduro cuando el agua le llega al cuello

Diálogo ha sido una palabra manoseada por Nicolás Maduro: la usa a su antojo, generalmente cuando enfrenta crisis internas o cuando la teoría del complot internacional en contra de “la patria” no logra tener el impacto deseado. ¿Otro diálogo? Nicolás Maduro suele extender la mano cada vez que tiene problemas. Ahora, que las encuestas a dos semanas de las elecciones presidenciales no le favorecen, dice que comenzará uno nuevo al siguiente día de los comicios. “Convocaré por decreto un diálogo nacional para pensar en la Venezuela del futuro”, aseguró.

Diálogo ha sido una palabra manoseada por Nicolás Maduro: la usa a su antojo, generalmente cuando enfrenta crisis internas o cuando la teoría del complot internacional en contra de “la patria” no logra tener el impacto deseado. ¿Otro diálogo? Nicolás Maduro suele extender la mano cada vez que tiene problemas. Ahora, que las encuestas a dos semanas de las elecciones presidenciales no le favorecen, dice que comenzará uno nuevo al siguiente día de los comicios. “Convocaré por decreto un diálogo nacional para pensar en la Venezuela del futuro”, aseguró.

En casi dos décadas de gobierno ha lanzado más de una decena de “diálogos” con la oposición y todos han terminado frustrados por jugadas poco transparentes y la falta de compromiso. Incluso, en 2019, el papa Francisco le envió una misiva pidiéndole asumir los diálogos “poniendo por encima el bien común”. Antes ya le había reclamado por no haber tenido gestos concretos para realizar acuerdos y “deslegitimar los buenos propósitos que habían sido acordados”. Después, el pontífice tomó distancia y no volvió a participar en los diálogos que proponía el mandatario venezolano.

El Gobierno se ha sentado a “negociar”, en reiteradas ocasiones, con diversos sectores del país en los últimos años, sin que se diera a conocer el resultado final de dichos encuentros, más allá de asegurar que fueron “satisfactorios”.

La historia se repite a pocos días de las elecciones presidenciales, en las que Edmundo González, candidato de la oposición, comienza a recibir respaldo de los venezolanos. Maduro vuelve a enarbolar las banderas del diálogo en dos frentes. En el ámbito internacional, a principios de este mes, Venezuela retomó el diálogo con Estados Unidos, que había permanecido intermitente desde marzo de 2022, cuando una delegación de la Casa Blanca viajó a Caracas para una reunión con Maduro. Y con los venezolanos, a quienes les prometió diálogo nacional para pensar en “la Venezuela del futuro”.

¿Por qué ahora? Varias encuestas del lado opositor señalan que González le ganaría a Maduro con el 51 % de los votos, mientras que las del lado oficialista dicen que Maduro ganará por el 56 % frente a un 21% del opositor. La plaza pública es otro termómetro de lo que pasa en el vecino país.

En la cuna del chavismo

Miles de opositores llegaron a una concentración de González en Barinas, tierra natal del fallecido Hugo Chávez (1999-2013) y padre político del presidente Nicolás Maduro. La líder opositora María Corina Machado, protagonista de la campaña por las presidenciales, acompañó en la tarima a Edmundo González Urrutia, nominado en su lugar tras una inhabilitación aplicada por la Contraloría, de línea oficialista, que le impidió postularse.

Ambos le hablaron a una eufórica multitud en este estado, que fue un bastión del chavismo por más de dos décadas, hasta que la oposición ganó la gobernación en los comicios de 2021. No obstante, la oposición fue despojada de esa victoria por la inhabilitación política del candidato ganador, Freddy Superlano, pero la ratificó en nuevos comicios celebrados en enero de 2022, derrotando al chavismo por segunda vez con un nuevo contrincante. “Si Barinas pudo, Venezuela puede”, se leía en un enorme pedazo de tela naranja en un edificio contiguo a la tarima donde González Urrutia y Machado ofrecieron sus discursos. El mensaje busca dar un ejemplo para las presidenciales.

“Creyeron que nos iban a quebrar”, afirmó Machado, de 56 años, al abrir el acto donde la multitud agitaba banderas de Venezuela, tocaba cornetas y mostraba pancartas hechas a mano. “Esto que estamos viviendo hoy es mágico, es excepcional…”, describió ella. “Creyeron que podían derrotarnos, pero nosotros hemos derrotado esta tiranía”, zanjó en un discurso que apenas podía escucharse entre los gritos de la multitud. Machado señaló que ahora es “momento de refrendar la victoria en la calle, con los votos”.

El periódico venezolano El Nacional señala en un editorial que, “por primera vez, hay una posibilidad real de cambio de gobierno. Edmundo González y Nicolás Maduro han polarizado las elecciones. En estos momentos decisivos, los candidatos tienen poco tiempo para cambiar la tendencia electoral; la suerte ya está echada”.

Maduro lo sabe y está quemando sus cartuchos. Después de 11 años en el poder, se atreve a decir que firmará el 29 de julio, un día después de los comicios presidenciales que dice que ganará sobrado, un primer decreto para convocar a un gran diálogo nacional y así pensar la Venezuela del futuro. “El primer decreto que voy a firmar es un decreto convocando a un gran diálogo nacional, económico, social, político, cultural (…), para unir criterios de todos los venezolanos”, dijo en un acto de campaña en el estado Barinas.

Pero, un momento, ¿no se supone que eso lo debió hacer ya en uno de sus gobiernos? ¿Por qué ahora? Aclamado al igual que Machado, González, diplomático de carrera de 74 años, aseguró que “sí se puede lograr el cambio” en las elecciones en las que Maduro buscará un tercer mandato consecutivo, con el que completaría 18 años en el poder. “Me comprometo con el apoyo de todos ustedes a luchar desde el primer día para acabar con esta situación producto de la desidia y la corrupción”, manifestó en un breve discurso.

“Llevan 25 años prometiendo y mintiendo, llevan 25 años prometiendo y destruyendo”, añadió. Familiares de opositores detenidos durante la campaña también acudieron al acto. “Mi papá hoy está preso por hacer algo tan sencillo como luchar por la libertad”. Para Edmundo González Urrutia, el candidato de la mayor coalición opositora, Plataforma Unitaria Democrática (PUD), el gobierno es el primero que viola los acuerdos que firma y considera que el más reciente, el pacto de Barbados, quedó en letra muerta.

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