Entre la negociación y el aislamiento: los posibles escenarios para Venezuela
Aunque no hay mucho optimismo, a juzgar por la actitud que ha mostrado hasta ahora el régimen, varios analistas señalan factores que en esta ocasión son distintos, empezando por la pérdida del apoyo popular. ¿Qué viene para el país vecino?
María Alejandra Medina
Nicolás Maduro aceptó ir a unas elecciones con la intención de lograr un mínimo de legitimidad en medio del desprestigio y aislamiento internacional que ha afectado las relaciones políticas y económicas de Venezuela en los últimos años. Sin embargo, todo indica que salió mal. Quizá pensaba que lograría dividir a la oposición o al menos poner en marcha su maquinaria como lo hizo antes con éxito. Lo cierto es que hasta el momento no han sido unos comicios potables ni siquiera para varios de sus aliados más cercanos, y ahora, a menos que dé indicios de transparencia, podría enfrentar un aislamiento todavía mayor. O por lo menos así lo creen analistas como Boris Muñoz, exdirector de la sección de Opinión de The New York Times en español.
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Nicolás Maduro aceptó ir a unas elecciones con la intención de lograr un mínimo de legitimidad en medio del desprestigio y aislamiento internacional que ha afectado las relaciones políticas y económicas de Venezuela en los últimos años. Sin embargo, todo indica que salió mal. Quizá pensaba que lograría dividir a la oposición o al menos poner en marcha su maquinaria como lo hizo antes con éxito. Lo cierto es que hasta el momento no han sido unos comicios potables ni siquiera para varios de sus aliados más cercanos, y ahora, a menos que dé indicios de transparencia, podría enfrentar un aislamiento todavía mayor. O por lo menos así lo creen analistas como Boris Muñoz, exdirector de la sección de Opinión de The New York Times en español.
La pregunta que se hacen muchas personas es hasta dónde llegará esto. Es un interrogante que también inquieta a Mercedes De Freitas, directora de Transparencia Venezuela, para el que ella no tiene respuesta; de hecho, no cree que nadie, o casi nadie, la tenga.
Hasta aquí, no obstante, hay varias cosas claras. Muñoz y De Freitas coinciden en que el curso que han tomado las cosas desde el domingo demostraría que en los planes del régimen hubo un alto grado de improvisación o al menos divisiones internas que impidieron afinar mejor la estrategia. Eso resultó en lo que Carmen Beatriz Fernández, directora de DatastrategIA Consult y socia fundadora de la Organización de Consultores Políticos Latinoamericanos (OCPLA), denomina un “pucherazo”, o un fraude “burdo”, en palabras de Muñoz.
Los tres participaron en una conversación moderada por este diario y el medio Runrunes. Allí, Fernández destacó la importancia de la publicación de las actas que ha hecho la oposición, lo que le ha permitido defender con datos su reclamo de victoria. Por otro lado, está el chavismo “en el peor punto de su historia”, señala Muñoz. Esta vez, en comparación, por ejemplo, con las elecciones anticompetitivas de 2018, varias cosas son distintas, empezando por la pérdida del apoyo popular, destaca el analista. A juzgar por los datos que ha publicado la oposición, la diferencia sería prácticamente de un 70-30, entre Edmundo González y Nicolás Maduro.
Asimismo, la actitud de los detractores de Maduro es distinta en esta ocasión. Ambas cosas, el apoyo popular a una opción distinta y los consensos dentro de la oposición se evidenciaron con fuerza desde las primarias, que le dieron una victoria arrasadora a María Corina Machado el año pasado.
Otro punto que es diferente, coinciden los analistas, es la migración, un fenómeno que ha impactado en los últimos años a prácticamente todos los países de la región por cuenta de la crisis venezolana.
Y si de comunidad internacional se trata, Fernández resalta la debilidad de los sistemas internacionales que ha quedado en evidencia por varios factores en los últimos años, una debilidad que, a lo mejor, hizo que el régimen viera una oportunidad para salir adelante con sus planes.
¿Qué viene?
A falta de una bola de cristal, De Freitas contempla prácticamente cualquier escenario. Desde que la sociedad sea callada a golpes, pasando por la apertura de espacios de diálogo que permitan al régimen dilatar la cuestión hasta que el fraude sea normalizado, hasta la participación de comisiones internacionales, entre otros. Muñoz considera “marginal” el alcance que pueda tener la comunidad internacional para convencer al régimen de que haga un reconteo; tampoco ve mucho ánimo negociador por parte del Gobierno, razón por la que anticipa el aislamiento que mencionaba al principio. Eso sí: destaca el rol de la comunidad internacional para proteger a la gente desprovista de un Estado de derecho, “para que Maduro no se sienta con la suficiente laxitud de hacer lo que quiera”. Califica de “ciencia ficción” opciones como que Cuba, China u otros aliados de Maduro puedan influir sobre él para evitar un escalamiento.
Para Muñoz, quien es además miembro fundador del centro de ideas Boom, no hay un quiebre en las fuerzas militares, que, según el ministro Vladimir Padrino, le siguen siendo leales al presidente. Por lo tanto, el analista prevé una “radicalización”, el paso de una represión “selectiva”, como de alguna manera lo ha sido hasta ahora, a una de mayor escala en caso de que el régimen se sienta “arrinconado”. De acuerdo con la ONG Foro Penal, hasta el momento se han podido confirmar al menos 11 asesinatos y casi 500 detenciones durante las protestas que estallaron esta semana.
Fernández insiste en que la base social disminuida con la que cuenta ahora el Gobierno es una gran debilidad para Maduro; sin embargo, también es enfática en que estamos ante una dinámica sin orden y menos previsible, por lo que es “difícil pensar en un cronograma de salidas y posibilidades”.
El miércoles la Casa Blanca dijo que su paciencia se está “agotando […] a la espera de que las autoridades electorales venezolanas digan la verdad y publiquen todos los datos detallados de estas elecciones para que todo el mundo pueda ver los resultados”. En la OEA, como lo reveló este diario, incluso un aliado de Maduro, como lo ha sido Antigua y Barbuda, buscaba animar a la organización a instar por mayor transparencia.
En Colombia, el presidente Gustavo Petro finalmente rompió su silencio con un mensaje en X, en el que en un ejercicio de equilibrismo diplomático pidió despejar las dudas sobre las elecciones al tiempo que llamó de nuevo al levantamiento de sanciones contra Venezuela. El trino fue recibido como “tibio” por algunos, pero como “sensato” por otros.
Al cierre de esta edición, el CNE seguía sin publicar los datos desagregados, mientas que Maduro tomaba una nueva acción en busca de su anhelada legitimidad: presentó un recurso a la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (señalado de ser fiel al gobierno) para que haga un peritaje y certifique los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio.
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