![Corina Hernández trabaja en la cocina preparando empanadas en su restaurante en el pueblo de Corozopando, estado de Guárico, Venezuela, el 30 de mayo de 2024.](https://www.elespectador.com/resizer/v2/A44XJIUWCJDPJCD6SMH5UK5AUY.jpg?auth=ed81e0bda562e6d65e4164b7b90e3e0bb5e79fa455166bec521dd77696d52254&width=920&height=613&smart=true&quality=60)
Corina Hernández trabaja en la cocina preparando empanadas en su restaurante en el pueblo de Corozopando, estado de Guárico, Venezuela, el 30 de mayo de 2024.
Foto: AFP - JUAN BARRETO
Hace poco, un automóvil se detuvo frente a un modesto restaurante en el estado de Guárico, en los extensos llanos de Venezuela. El conductor gritó desde detrás del volante: “¿Ustedes son las que el gobierno les cerró el negocio? Quiero una foto con ustedes”.
El hombre bajó del auto a toda velocidad y se acercó a Corina Hernández, de 44 años, una de las propietarias del restaurante. Y se hizo una selfi. “Todos estamos indignados”, le dijo.