Participación masiva en una jornada histórica
A falta de informes oficiales en las horas inmediatas al cierre de urnas, los reportes ciudadanos y de la oposición hablaron de una votación récord en todo el país. Venezuela se fue a dormir en medio de la incertidumbre.
“Hoy Dios le devolverá la grandeza a este país. Volví a Venezuela solo a apoyar este nuevo proceso. Después de ocho años de estabilidad me costó dejar Portugal, pero la tierra jala y aquí estoy haciendo poniendo la cara y el corazón. Este país era el mejor de Latinoamérica y da tristeza verlo hoy, vacío, temeroso, aplastado. Tengo fe y esperanza en que todo va a salir bien, pero también algo de miedo porque no sé si vayan a aceptar la derrota”. Estas, las palabras de una mujer que pidió ocultar su nombre, arquitecta de 39 años y habitante del barrio Santa Mónica, en Caracas, reflejan el sentir de miles de venezolanos que regresaron a su patria (más de 5.000 lo hicieron solo desde Colombia) para ejercer su derecho al voto este 28 de julio. En la jornada, la Presidencia se debatía entre el mandatario actual, Nicolás Maduro, quien aspira a un tercer periodo, y el opositor Edmundo González.
Más de 21 millones de venezolanos formaban el censo electoral; sin embargo, en el exterior, donde residen cerca de ocho millones, apenas 69.000 podían sufragar. En Colombia, la cifra era de 7.000, de los cuales, según el reporte más actualizado al cierre de esta edición, votaron casi el 30 %.
La mayoría de las urnas estuvieron abiertas desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, cuando ante los reclamos de las personas haciendo fila estas exigían el respeto por su derecho a sufragar. De ahí en adelante, la falta de información y de reportes oficiales reinó. A las encuestas a boca de urna que mostraban información falsa o contradictoria entre sí, se sumaron mensajes que de un lado y del otro reclamaban el triunfo.
“Supuestamente, son los pobres los que apoyan al gobierno, pero si te pones a indagar un poco te das cuenta de que lo hacen de boca para afuera, porque hacia adentro saben que todo está mal. Temen el presente, pero más el futuro: creen que un cambio los empobrecerá más, pero la realidad es que no pueden ser más pobres, el gobierno que trabaja por ellos los llevó a ese extremo”, dijo Helena Tovar, habitante del barrio de clase media alta Chacao.
Rafael Pérez, maestro de construcción de 48 años y habitante del barrio 23 de Enero, bastión del chavismo en Caracas, piensa distinto: “Allá de donde eres tú (Colombia) no nos quieren a los venezolanos, pero yo sé que eso no es el pueblo, sino la oligarquía, porque nuestros pueblos son hermanos. Acá esos mismos oligarcas quieren quitar el poder popular y ponerse manos a la obra para robarse el país. Fascistas son, pero acá hay dignidad y memoria y respeto por el legado del comandante, ¿entiendes? No nos van a robar las elecciones, somos más y más fuertes, somos el socialismo del siglo XXI”.
¿Participación histórica?
A falta de reportes oficiales, la oposición venezolana presentaba cifras de participación electoral del 54,8 %. No fueron los números que pronosticaban los análisis más optimistas, pero tampoco fueron malos. Este sería el equivalente a más de 11 millones de sufragios y es un porcentaje más alto que el de las elecciones legislativas de 2020 y que el de las presidenciales de 2015. Durante una rueda de prensa de María Corina Machado y el candidato Edmundo González tras el cierre de las urnas, Machado afirmó triunfante que la información en su poder apuntaba a una participación récord en todas las regiones del país.
También cabe destacar que se acerca bastante al nivel visto en 1993, cuando hubo una participación del 60 %. Dichos comicios destacan por ser los que rompieron con el tradicional bipartidismo en el país.
Independientemente de los resultados finales, que aún no se conocían, también hay que destacar otra cifra importante: el 91 % de las mesas de votación habrían contado con testigos de la oposición. Para la periodista Catalina Lobo-Guerrero, autora de ‘Los restos de la revolución’, este dato es clave. “La formación en vigilancia electoral y ausencia de testigos fue, en el pasado, uno de los puntos débiles de la oposición”, escribió la analista.
No obstante, cerca del cierre de las urnas (que era a las 6 p. m.), la oposición, que pidió a los electores no moverse de los puestos de votación y cuidar cada voto, denunciaba que a los tres principales del candidato presidencial González Urrutia no se les había permitido el ingreso al CNE. “Son las 5:00 p.m. y no se nos ha permitido el ingreso al CNE, a ninguno de los tres testigos del candidato Edmundo González Urrutia, Delsa Solórzano, Juan Carlos Caldera ni a Perkins Rocha”, declaró Solórzano.
Más tarde, cerradas las urnas, denunció: “Hay una importante cantidad de centros de votación de donde están retirando a nuestros testigos y otros donde se niegan a transmitir el resultado del acta”. Posteriormente, afirmó: “Con las actas que tenemos, que son suficientes, ya sabemos qué está pasando en el país. Y si hay algo que nosotros hemos demostrado que somos capaces de hacer, es defender la voluntad de la gente”.
Reacciones de lado y lado
Diciendo mucho y nada a la vez, ambas campañas se apresuraron a mostrarse triunfalistas en estos comicios. Del lado opositor, María Corina Machado dijo una hora después de cerrar las urnas que en la coalición estaban “más que complacidos, con expectativas que tenemos de los resultados”. Aclaró: “No podemos dar cifras, pero obviamente las tenemos”.
Dos horas después del cierre, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, dijo que, aún sin resultados, se cerraba una etapa que “signa la derrota definitiva de los agresores”. Inmediatamente, habló de un decreto que vendría para la próxima etapa, aunque cortó su discurso antes de revelar de qué se trataba.
En medio de estos discursos cruzados, cabe destacar la importancia de las redes sociales en estos comicios. Estas fueron las primeras elecciones en la última década en las que participó la oposición y, por lo tanto, la primera vez en contexto del alto uso contemporáneo de las plataformas digitales. Esto le permitió a la campaña opositora contrarrestar velozmente los discursos oficialistas en un espacio público. Como señala el periodista Nacho Montes de Oca, “la oposición se apuró a difundir los resultados de las actas electorales y las grandes diferencias respecto al chavismo para evitar una maniobra de conteo fraudulenta en el CNE. Ya se instaló la idea de una derrota que hace más difícil sostener una victoria de Maduro”.
*Con reportería de G. Jaramillo desde Caracas.
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“Hoy Dios le devolverá la grandeza a este país. Volví a Venezuela solo a apoyar este nuevo proceso. Después de ocho años de estabilidad me costó dejar Portugal, pero la tierra jala y aquí estoy haciendo poniendo la cara y el corazón. Este país era el mejor de Latinoamérica y da tristeza verlo hoy, vacío, temeroso, aplastado. Tengo fe y esperanza en que todo va a salir bien, pero también algo de miedo porque no sé si vayan a aceptar la derrota”. Estas, las palabras de una mujer que pidió ocultar su nombre, arquitecta de 39 años y habitante del barrio Santa Mónica, en Caracas, reflejan el sentir de miles de venezolanos que regresaron a su patria (más de 5.000 lo hicieron solo desde Colombia) para ejercer su derecho al voto este 28 de julio. En la jornada, la Presidencia se debatía entre el mandatario actual, Nicolás Maduro, quien aspira a un tercer periodo, y el opositor Edmundo González.
Más de 21 millones de venezolanos formaban el censo electoral; sin embargo, en el exterior, donde residen cerca de ocho millones, apenas 69.000 podían sufragar. En Colombia, la cifra era de 7.000, de los cuales, según el reporte más actualizado al cierre de esta edición, votaron casi el 30 %.
La mayoría de las urnas estuvieron abiertas desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, cuando ante los reclamos de las personas haciendo fila estas exigían el respeto por su derecho a sufragar. De ahí en adelante, la falta de información y de reportes oficiales reinó. A las encuestas a boca de urna que mostraban información falsa o contradictoria entre sí, se sumaron mensajes que de un lado y del otro reclamaban el triunfo.
“Supuestamente, son los pobres los que apoyan al gobierno, pero si te pones a indagar un poco te das cuenta de que lo hacen de boca para afuera, porque hacia adentro saben que todo está mal. Temen el presente, pero más el futuro: creen que un cambio los empobrecerá más, pero la realidad es que no pueden ser más pobres, el gobierno que trabaja por ellos los llevó a ese extremo”, dijo Helena Tovar, habitante del barrio de clase media alta Chacao.
Rafael Pérez, maestro de construcción de 48 años y habitante del barrio 23 de Enero, bastión del chavismo en Caracas, piensa distinto: “Allá de donde eres tú (Colombia) no nos quieren a los venezolanos, pero yo sé que eso no es el pueblo, sino la oligarquía, porque nuestros pueblos son hermanos. Acá esos mismos oligarcas quieren quitar el poder popular y ponerse manos a la obra para robarse el país. Fascistas son, pero acá hay dignidad y memoria y respeto por el legado del comandante, ¿entiendes? No nos van a robar las elecciones, somos más y más fuertes, somos el socialismo del siglo XXI”.
¿Participación histórica?
A falta de reportes oficiales, la oposición venezolana presentaba cifras de participación electoral del 54,8 %. No fueron los números que pronosticaban los análisis más optimistas, pero tampoco fueron malos. Este sería el equivalente a más de 11 millones de sufragios y es un porcentaje más alto que el de las elecciones legislativas de 2020 y que el de las presidenciales de 2015. Durante una rueda de prensa de María Corina Machado y el candidato Edmundo González tras el cierre de las urnas, Machado afirmó triunfante que la información en su poder apuntaba a una participación récord en todas las regiones del país.
También cabe destacar que se acerca bastante al nivel visto en 1993, cuando hubo una participación del 60 %. Dichos comicios destacan por ser los que rompieron con el tradicional bipartidismo en el país.
Independientemente de los resultados finales, que aún no se conocían, también hay que destacar otra cifra importante: el 91 % de las mesas de votación habrían contado con testigos de la oposición. Para la periodista Catalina Lobo-Guerrero, autora de ‘Los restos de la revolución’, este dato es clave. “La formación en vigilancia electoral y ausencia de testigos fue, en el pasado, uno de los puntos débiles de la oposición”, escribió la analista.
No obstante, cerca del cierre de las urnas (que era a las 6 p. m.), la oposición, que pidió a los electores no moverse de los puestos de votación y cuidar cada voto, denunciaba que a los tres principales del candidato presidencial González Urrutia no se les había permitido el ingreso al CNE. “Son las 5:00 p.m. y no se nos ha permitido el ingreso al CNE, a ninguno de los tres testigos del candidato Edmundo González Urrutia, Delsa Solórzano, Juan Carlos Caldera ni a Perkins Rocha”, declaró Solórzano.
Más tarde, cerradas las urnas, denunció: “Hay una importante cantidad de centros de votación de donde están retirando a nuestros testigos y otros donde se niegan a transmitir el resultado del acta”. Posteriormente, afirmó: “Con las actas que tenemos, que son suficientes, ya sabemos qué está pasando en el país. Y si hay algo que nosotros hemos demostrado que somos capaces de hacer, es defender la voluntad de la gente”.
Reacciones de lado y lado
Diciendo mucho y nada a la vez, ambas campañas se apresuraron a mostrarse triunfalistas en estos comicios. Del lado opositor, María Corina Machado dijo una hora después de cerrar las urnas que en la coalición estaban “más que complacidos, con expectativas que tenemos de los resultados”. Aclaró: “No podemos dar cifras, pero obviamente las tenemos”.
Dos horas después del cierre, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, dijo que, aún sin resultados, se cerraba una etapa que “signa la derrota definitiva de los agresores”. Inmediatamente, habló de un decreto que vendría para la próxima etapa, aunque cortó su discurso antes de revelar de qué se trataba.
En medio de estos discursos cruzados, cabe destacar la importancia de las redes sociales en estos comicios. Estas fueron las primeras elecciones en la última década en las que participó la oposición y, por lo tanto, la primera vez en contexto del alto uso contemporáneo de las plataformas digitales. Esto le permitió a la campaña opositora contrarrestar velozmente los discursos oficialistas en un espacio público. Como señala el periodista Nacho Montes de Oca, “la oposición se apuró a difundir los resultados de las actas electorales y las grandes diferencias respecto al chavismo para evitar una maniobra de conteo fraudulenta en el CNE. Ya se instaló la idea de una derrota que hace más difícil sostener una victoria de Maduro”.
*Con reportería de G. Jaramillo desde Caracas.
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