Repetir las elecciones no es la solución para Venezuela: sería otro problema
No hay comunicaciones oficiales, pero varias figuras políticas dicen que los mediadores internacionales estudian la repetición de los comicios para Venezuela. Hay muchos argumentos en contra de esta idea.
Camilo Gómez Forero
Por ahora son más los rumores que las propuestas formales sobre una repetición de las elecciones en Venezuela para salir de esta reavivada crisis política. El primero en advertir sobre esta idea fue el expresidente colombiano, Iván Duque, quien dijo que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de ese país estaría buscando declarar nulos los comicios “como cortina de humo” para no reconocer la victoria de la oposición, convocando a un nuevo proceso.
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Por ahora son más los rumores que las propuestas formales sobre una repetición de las elecciones en Venezuela para salir de esta reavivada crisis política. El primero en advertir sobre esta idea fue el expresidente colombiano, Iván Duque, quien dijo que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de ese país estaría buscando declarar nulos los comicios “como cortina de humo” para no reconocer la victoria de la oposición, convocando a un nuevo proceso.
Después de Duque, Andrés Izarra, exministro de Comunicaciones de Hugo Chávez, dijo que esta era una ruta que estudiaban los mediadores de la crisis, como Colombia y Brasil. Eso sí: no hay pruebas. Si la medida se ha discutido de alguna forma, al menos se ha hecho en los círculos más privados al interior de ambos gobiernos. Esta semana, un medio de Brasil dijo que Celso Amorim, principal asesor para asuntos internacionales del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, introdujo la iniciativa de manera informal en el Palácio do Planalto.
Por ahora, no hay comunicaciones oficiales desde Brasil. Pero a medida que esta propuesta gana tracción, al menos en la discusión pública, crecen los cuestionamientos sobre la misma. La oposición venezolana ya ha calificado la idea de “ridícula” y la ha rechazado de tajo. La pregunta general es: ¿por qué deberían aceptar una repetición? Los argumentos para no hacerlo son más que suficientes.
“Repetir las elecciones significaría que hubo errores de carácter jurídico que no se pueden subsanar. Pero aquí hubo un proceso en el que, a pesar de todos los fraudes previos antes de las elecciones, hubo ocho millones de votos que se expresaron nítidamente en contra del régimen, y tenemos pruebas de eso, que no son solo testimoniales o simples documentos: son pruebas públicas administrativas. La solución, entonces, no es anular ese proceso que fue claro. No estamos pidiendo la nulidad de las elecciones, sino la nulidad del acto de proclamación”, dijo Perkins Rocha, vocero oficial del Comando con Venezuela de María Corina Machado.
La repetición de unas elecciones es —por fortuna— un proceso altamente inusual en el mundo. Solo hay tres casos recientes de gran relevancia que nos permiten examinar sus dinámicas. El primero es el de España, forzado a realizar cuatro elecciones entre 2016 y 2019 por el bloqueo político que sufría el Parlamento. Esa es otra historia particular de las dinámicas de la política española.
Luego está el caso de Austria en 2016, que repitió los comicios tras la impugnación de la extrema derecha por las irregularidades presentadas en el voto por correo. Y en tercer lugar está Ucrania, donde hace 20 años exactamente se celebró una “tercera vuelta” ante las muestras de fraude presentadas por la oposición a Víktor Yanukóvich en las presidenciales de 2004. En ambas historias hay diferencias sustanciales con el caso venezolano que permiten entender por qué la repetición no es razonable.
Contrario al caso austriaco, donde una de las partes impugnó el resultado por las evidencias de fraude, acá la oposición venezolana no está pidiendo la nulidad del proceso, sino el acto de proclamación de la victoria de Nicolás Maduro. Rocha explica que “aquí el único que pudiera plantear la nulidad es la oposición, y nosotros no alegamos eso porque el proceso funcionó: el elector depositó su voto electrónico en una urna, luego de hacer cola, y después corroboró en una auditoría que ese papel que depositó dio un resultado tras el conteo. Así que no podríamos argumentar la repetición de la elección. Pero hubo una proclamación indebida del presidente del Consejo Nacional Electoral para aplicar otra cifra que no sabemos de dónde la sacó”.
En el caso de Ucrania, hubo un ente judicial que mantenía cierta independencia del gobierno (la Corte Suprema), que al ver las pruebas de fraude decidió convocar a la repetición. Si el árbitro electoral en Venezuela, que no es independiente, decide anular las elecciones y convocar un nuevo proceso, ¿bajo qué argumento lo haría? ¿Que hubo fraude? Si la oposición no lo pide, sería por el oficialismo, que afirma haber ganado. Así que al aducir a un fraude estarían desconociendo la misma victoria que Maduro asegura que logró.
“Los dos observadores internacionales que permitió el régimen señalan que no hubo hackeo, que no hubo fraude. Y si no hubo fraude, ¿por qué hablar de repetición? Si Maduro duda de que ganó, que acepte que perdió. El que duda es él. Nosotros no dudamos, tenemos las pruebas de que Edmundo González Urrutia ganó”, remata Rocha.
Esos dos argumentos bastan para destacar que la repetición de los comicios no es razonable, pero, por otro lado, tampoco es un escenario viable. Repetir las elecciones causa un hartazgo entre el electorado. En Ucrania, la llamada “tercera vuelta” de 2004 tuvo un 4 % menos de participación, debido al agotamiento político. Ahora, hay que considerar ese mismo agotamiento en una muy hipotética repetición en Venezuela, pero agregando factores que desmotivarían mucho más a la población, como la represión y la violencia vistas.
“Si la decisión fuera correr las elecciones a diciembre, seguramente de aquí a allá aumentarán las tácticas represivas para que menos gente pueda participar de las elecciones. Además, sería un grave error estratégico porque implicaría ceder lo más valioso que tenemos en este momento, que es la confianza del ciudadano. Es algo que recuperamos muy difícilmente y no lo podemos perder”, resaltó Rocha.
Con más de 24 muertes en dos semanas, Venezuela podría experimentar una abstención mucho mayor que en las elecciones del 28 de julio. A la represión violenta en las calles hay que sumarle la intimidación en los hogares de personas que hoy se oponen al gobierno y los cientos de arrestos en todo el país. No hay más garantías para la oposición que en las pasadas elecciones, cuando ya, de hecho, presentaba un escenario adverso. Esto nos lleva al argumento más poderoso para los mediadores: ¿por qué no pidieron una repetición antes?
Poco se han estudiado las repeticiones de elecciones y sus efectos, debido a los pocos casos de gran envergadura que existen. Sin embargo, un lugar donde se presentan más comúnmente estas repeticiones es Estados Unidos a nivel local. Sobre estas repeticiones, expertos de The Lawfare Institute y Brookings destacaron que “repetir una elección no es tanto una solución como un problema”.
“Repetir una elección gasta recursos, tiempo y dinero valiosos que podrían emplearse mejor actualizando las listas de votantes, modernizando el equipo de votación y preparándose para la próxima elección, en beneficio de ampliar el acceso”, señalaron los expertos. En pocas palabras, esta ruta “no debería normalizarse ahora como una solución para abordar cuestiones que ya tienen soluciones o que se abordarán mejor en las etapas de planificación para las próximas elecciones”.
Hubo muchas denuncias de condiciones desfavorables para la oposición en las pasadas elecciones, como las trabas para que la ciudadanía pudiera votar en el interior y el exterior de Venezuela. Convocar a una repetición ahora, y haber guardado silencio frente a estas condiciones que se presentaron en la etapa de planificación, mostraría cuando menos un doble rasero por parte de quienes impulsan esta propuesta.
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