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El llamado a la prudencia por parte del gobierno de Emmanuel Macron ha sido en vano para el grupo de los "chalecos amarillos" en Francia. A pesar de la expansión del coronavirus por toda Europa, y de tener prohibida la contración de más de 100 personas, centenares de manifestantes salieron a las calles del sur de París y, en algunos puntos, se enfrentaron a las autoridades.
Los reportes de la Policía parisina afirmaron que a las cuatro de la tarde, las fuerzas de seguridad habían efectuado 34 arrestos, después de que se registraran disturbios en el sur de la capital y algunos "desfiles salvajes", según indicaron las autoridades a través de Twitter. La Polic[ia también señaló que se produjeron "incendios" en tramos de la manifestación.
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"Quienes no respetan a los policías tampoco muestran respeto por las normas ni las consignas de sentido común frente a la epidemia del coronavirus", declaró a la AFP Fréderic Lagache, delegado general del sindicato Alliance. "Sabíamos que no tenían ningún respeto por la ley, pero también están demostrando que no tienen ningún civismo, ni sentido de la responsabilidad, pudiendo poner en peligro a la comunidad", agregó.
El viernes, dos figuras destacadas del movimiento, Jérôme Rodrigues y Maxime Nicolle, hicieron un llamado a la "responsabilidad" frente a la crisis sanitaria y pidieron a la gente que no acudiera a la marcha.
El gobierno, por su parte, decidió no prohibir las manifestaciones pero invitó a "postergarlas", precisó el viernes el ministro de Interior, Christophe Castaner. Además, el viernes, el ejecutivo fijó un máximo de 100 personas para las concentraciones en todo el país, con el fin de "frenar" el avance de la pandemia de COVID-19.
¿Quiénes son?
El movimiento de los "chalecos amarillos" nació hace dos años al margen de los sindicatos y los partidos políticos. Su detonante: el alza de los precios de los carburantes. Su nombre hace referencia a las prendas fosforescentes que debe utilizar todo automovilista en Francia en caso de incidente en una carretera para tener mayor visibilidad.
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Respaldado principalmente por la gente que vive en la periferia, provincias o zonas rurales, se ha convertido en un movimiento más amplio contra la política tributaria del gobierno, que muchos consideran que favorece a los más ricos.
"El movimiento de los chalecos amarillos emerge en un momento en el que el sentimiento de injusticia fiscal es particularmente fuerte", explica Alexis Spire, director de investigación del CNRS. "No se está cuestionando el impuesto en si, sino la idea de que no está siendo repartido equitativamente", añade este analista.
Además de protestar contra el alza de los carburantes, las reivindicaciones de los "chalecos amarillos" son diversas. Algunos reclaman que se restablezca un impuesto a los más ricos, otros, medidas para aumentar el poder adquisitivo y los más radicales piden la renuncia de Macron.