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Desde 1958, con la inauguración de la V República, la actual Constitución de Francia rige al país casi sin ser tocada. Sin embargo, en el marco de su aniversario número 65, Emmanuel Macron propuso reformarla. El mandatario afirmó que la modificación de la Carta Magna incluiría ampliar el recurso al referéndum, simplificar los procesos para realizar la consulta popular y, posiblemente, apostar por la descentralización. A esto sumó algo más: la petición de que, “lo antes posible”, se incluya en el texto la libertad de las mujeres a abortar.
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“Creo que la Constitución merece ser revisada cuando sea necesario, teniendo en cuenta dos imperativos mayores: ser consecuente y coherente”, aseguró el presidente, quien agregó que la modificación del texto constitucional no debe responder a “un golpe de emoción, para responder a una moda”, sino a “necesidades concretas”. Por eso, según él, no ha tenido ningún cambio hasta ahora.
Con respecto al tema del aborto, la discusión de incluirlo a nivel constitucional retomó fuerza cuando, en 2022, Estados Unidos anuló la sentencia que garantizaba este derecho en todo el país. Ante el más reciente anuncio, en un comunicado publicado el miércoles, la asociación civil Fondation des Femmes “se congratuló de la voluntad del presidente de avanzar”, pero advirtió que “estará muy atenta a la aplicación de este anuncio y a su redacción”. En el escrito, añadió: “La posibilidad [para las mujeres] de poder controlar la fecundidad es una condición de nuestra convivencia. Ser libre es una condición de la igualdad entre mujeres y hombres, y decidir por nuestro propio cuerpo es una condición de la democracia”.
Ahora bien, la organización Planning Familial se mostró “decepcionada por el hecho de que el jefe de Estado no haya asumido ningún compromiso concreto” y lamentó tener “la impresión de volver a escuchar lo que se dijo el 8 de marzo”, le afirmó a la AFP Sarah Durocher, su líder. “Esperábamos que el presidente de la República dijera algo más sustancial, pero solo fue una frase de su discurso, que habría merecido más en un contexto en el que los movimientos ‘anti-elección’ están muy presentes y las filiales de Planificación Familiar son objeto de ataques”.
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Con respecto a la intención de elevar el aborto a nivel constitucional, las dos cámaras del Parlamento francés ya dieron su visto bueno, pero deben alcanzar un acuerdo sobre si inscribirlo como un “derecho”, como aprobó la Asamblea, o una “libertad”, como quiere el Senado. A eso hizo referencia Macron en su discurso de hoy: “El 8 de marzo expresé mi esperanza de que pudiéramos encontrar un texto que conciliara los puntos de vista de la Asamblea Nacional y del Senado, y que permitiera convocar un Congreso en Versalles. Espero que este trabajo de conciliación de los puntos de vista se reanude y concluya lo antes posible”.
Los otros temas que podrían cambiar en la Constitución francesa
En el discurso que pronunció en la sede del Consejo Constitucional, que fue creado en 1958 para velar por la Carta Magna, Macron propuso cambiar el artículo 11, para así ampliar el recurso al referéndum “en aspectos que sean importantes para la nación”. De hecho, esta petición ocurre justo cuando el Gobierno, que no tiene mayorías en el Parlamento, está a punto de presentar su Ley de Inmigración. Al respecto, los partidos de derecha y extrema derecha propusieron que este tema fuera sometido a consulta.
En algunos medios de comunicación se lee que esta intención del mandatario responde a la necesidad que tiene de mejorar su imagen, pues la aprobación de su reforma pensional sin el voto parlamentario le costó varios comentarios negativos, como que se burló de la democracia o que no tuvo en cuenta a los ciudadanos. Con esa idea de ampliar las consultas en temas clave, Macron reunió a todos los partidos de la oposición en Saint-Denis, a las afueras de París, para tratar de unir fuerzas y les planteó la posibilidad de recurrir a referéndum en temas que sean sensibles para los franceses.
Según dijo, Macron busca “una democracia más deliberativa y que mejore la participación”, pero advirtió: “No creo que se deba hacer un referéndum sobre aquello que ya ha decidido el Parlamento”, porque “se haría un sistema paralelo” de toma de decisiones. “Hay que evitar toda confusión y preservar la forma de la democracia representativa”, porque, si no, la República “se debilitaría y perdería su fuerza”.
Sobre la descentralización, comentó que “toda nuestra arquitectura territorial está a repensar”, y se refirió, por ejemplo, a las discusiones sobre Nueva Caledonia, en el Pacífico sur, que ya tiene un estatus especial, y a las de Córcega, en el Mediterráneo, donde estuvo la semana pasada e insinuó el tema del estatuto de autonomía, con la idea de incluirlo dentro de la Constitución. Con estas posturas, Macron se mostró abierto a explorar “un nuevo estado de la descentralización”.
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