Así podría China aprovechar la presidencia de Hungría en el Consejo de la UE
La Unión Europea quiere “desvincularse” de China, en lugar de “desligarse” de ella. No obstante, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y quien será el presidente del Consejo de la Unión Europea por los próximos seis meses, es un “buen amigo y socio” del gigante asiático. ¿Cómo podría influir Orban en el futuro del bloque?
Juliana Castellanos Guevara
La mayoría de los líderes de la Unión Europea creen que China debe ser tratada como un rival económico; sin embargo, quien presidirá por los próximos seis meses el Consejo del bloque, Viktor Orbán, que a su vez es el primer ministro de Hungría, considera que China es un “buen amigo y socio”. El ministro de Relaciones Exteriores, Janos Boká, afirmó que Hungría aprovechará el mandato para resaltar su “visión de Europa” y volver a encaminar el bloque “en la dirección correcta”, por lo que la gente se pregunta a dónde los quiere guiar.
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La mayoría de los líderes de la Unión Europea creen que China debe ser tratada como un rival económico; sin embargo, quien presidirá por los próximos seis meses el Consejo del bloque, Viktor Orbán, que a su vez es el primer ministro de Hungría, considera que China es un “buen amigo y socio”. El ministro de Relaciones Exteriores, Janos Boká, afirmó que Hungría aprovechará el mandato para resaltar su “visión de Europa” y volver a encaminar el bloque “en la dirección correcta”, por lo que la gente se pregunta a dónde los quiere guiar.
La UE y China son, entre sí, grande socios comerciales, pero las importaciones europeas superan significativamente las exportaciones a China. Desde hace años la balanza comercial de la UE respecto a China ha sido deficitaria (China obtuvo un superávit de exportación de casi 300.000 millones de euros en 2023) y eso ha puesto en duda la “justa” competencia que hay entre los mercados. Según Elena Hoyo, profesora de Economía Política y Estudios de Asia de la Universidad Javeriana, “la relación entre China y la Unión Europea no está en su mejor momento y mientras esta situación continúe (el déficit comercial de la UE), seguirán las tensiones”.
Entendiendo que China, además de ser un socio estratégico, es un competidor muy importante, el bloque emitió desde 2023 su estrategia oficial hacia el gigante asiático: “desvincularse” de la economía china, en lugar de “desligarse” de ella. Es decir, minimizar el riesgo de depender en “áreas sensibles” como materias primas críticas, semiconductores, sanidad, tecnologías digitales y alimentación, sin dejar las buenas relaciones económicas.
Con esta aproximación, por ejemplo, la UE pretende reducir sus dependencias de los combustibles fósiles para así acelerar el desarrollo de las energías renovables y la producción de sus componentes clave. Según un discurso de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ante el Foro Económico Mundial, Europa depende en un 98 % de China para ciertos componentes necesarios para la fabricación de tecnología de generación de energía eólica, almacenamiento de hidrógeno y baterías.
Aunque la mayoría de líderes de la UE están de acuerdo con este enfoque, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, que es conocido por cuestionar el sistema europeo y ofrecerse como una alternativa a los gobiernos liberales, por lo que prefiere simpatizar con gobiernos como el de Vladimir Putin, en Rusia, o el de Xi Jinping, en China, prefiere que a China no se le limite su presencia en los mercados del bloque.
“Hungría ha visto grandes beneficios económicos y de cooperación con China”, explicó Hoyo. El volumen del comercio bilateral entre Hungría y el país asiático alcanzó en 2023 los US$14.520 millones, un aumento del 73 % en comparación con el de 2013, según el Informe de Cooperación e Inversión China-Hungría. En cuanto al capital chino invertido en Hungría, el valor actual es de 13.000 millones de euros, lo que convierte a China en el inversionista número uno del país del este de Europa.
“Adicionalmente, en Hungría se está construyendo un ferrocarril financiado por China que conecta Budapest con Belgrado (para la iniciativa de la Franja y la Ruta) y a su vez BYD establecerá una fábrica de vehículos eléctricos en el país. Esto último es especialmente importante, ya que Hungría busca convertirse en un centro mundial de fabricación de baterías eléctricas y está viviendo una avalancha de inversiones a lo largo de la cadena de producción de vehículos eléctricos”, agregó la docente.
Se espera que, a partir de 2026, se inicie la producción de vehículos eléctricos de origen chino de marca BYD (acrónimo de Build Your Dreams) en la localidad de Szegeden, Hungría, según informó la multinacional. Con este centro de producción, BYD se convierte en el primer fabricante chino en producir en suelo europeo.
Por otro lado, China ha invertido millones de euros en Hungría y Serbia para la iniciativa de la Franja y la Ruta, una de las principales apuestas del gobierno chino en materia de política exterior, que, inspirada en la antigua Ruta de la Seda, busca la cooperación económica internacional. Serbia es el país europeo que más apoya este proyecto, y aunque no es parte de la UE es, además de Hungría, una entrada para Europa Central.
Durante la gira de Xi por Francia, Serbia y Hungría a principios de mayo, el presidente de China dijo que la iniciativa de la Franja y la Ruta es “compatible” con la llamada “apertura hacia el Este” de Orbán. Además, expresó su deseo de que Hungría promueva las relaciones entre China y la UE cuando asumiera la presidencia del Consejo de la UE.
El Consejo de la UE, que no es el Consejo Europeo ni el Consejo de Europa, está formado por ministros de los 27 estados miembros agrupados por carteras, y cuenta con una presidencia rotativa de seis meses. En esta ocasión, la ultraconservadora Hungría a cargo de Orbán actuará como mediador entre los Estados para avanzar en normas y regulaciones.
Según Hoyo, aunque Orbán no tendría la facultad de cambiar en términos generales la relación entre la UE y China, “sí está en la posición de definir la agenda por los próximos seis meses y esto le puede permitir reversar ciertas posturas, sobre todo hacia China y otros aliados”, explicó.
Otro gran aliado de Orbán es Putin. Desde la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, el mandatario se ha encargado de obstaculizar cualquier medida que pueda ir contra Moscú, desde la ampliación de la OTAN a permitir que Ucrania se integre en las estructuras occidentales. Para su mandato, según el ministro Boká, la presidencia húngara priorizará “la paz” en Ucrania.
A pocos días de recibir el cargo, Orbán inició un proyecto que llamó “Misión de Paz 3.0″ que implicó reunirse con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para pedirle que considerara un alto el fuego propuesto por Rusia que para Ucrania supone una rendición. Luego, visitó al presidente de Rusia, Vladimir Putin, para hablar del tema, lo que le causó tensiones con los otros líderes de la UE quienes le advirtieron que no hablaba en nombre del bloque.
Poco antes de que el primer ministro húngaro llegara a Moscú, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, afirmó que Orbán “no representa a la UE de ninguna manera”. Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en la red social X publicó: “La presidencia rotatoria de la UE no tiene mandato para dialogar con Rusia en nombre de la UE. El Consejo Europeo es claro: Rusia es el agresor, Ucrania es la víctima. No se pueden celebrar debates sobre Ucrania sin Ucrania”.
Para terminar su gira, Orbán aterrizó en Beijing. “China es un poder clave en la creación de las condiciones para la paz en la guerra. Por eso vine a reunirme con el presidente Xi, apenas dos meses después de su visita oficial a Budapest”, escribió Orban en X. Por su parte, Xi indicó: “a todas las partes les interesa buscar una solución política mediante un pronto alto el fuego”, según un comunicado publicado por la cadena estatal CCTV.
Para Hoyo, “lo que más le interesa a China es ser quien siente a Rusia y a Ucrania en la mesa, y negocie el fin de la guerra, en contraste con Estados Unidos. Es más, más que la guerra, a China le interesa cómo termine el enfrentamiento para tener voz a la hora de determinar las fronteras de cualquier futura arquitectura de seguridad europea y ser visto como un actor clave en la recuperación más amplia de Europa tras el conflicto”.
Mientras tanto, la OTAN prepara durante la cumbre por su 75.° aniversario las conversaciones para apoyar a Ucrania. En abril, el secretario general del grupo, Jens Stoltenberg, dijo que “la alianza no esperaba ofrecer a Ucrania la membresía, sino más bien un puente hacia la integración al bloque”. Es decir, establecer un comando exclusivo en Alemania, una mayor ayuda financiera y militar, y acuerdos bilaterales de seguridad.
Al respecto de Hungría, Stoltenberg afirmó que el país no participará ni obstaculizará las decisiones. Explicó que, después de firmar un acuerdo con Orbán, Hungría no participará en el nuevo comando de asistencia de seguridad de la OTAN para Ucrania, pero cumplirá con sus otras obligaciones y contribuirá al presupuesto común.
Después de la paz en Ucrania, la agenda húngara ha colocado como prioridad el combatir la migración irregular, que considera una “amenaza existencial”, dijo el ministro Boká. Hungría usará la presidencia como plataforma para impulsar “soluciones innovadoras” para reducir las llegadas a la UE y blindarla lo máximo posible, añadió.
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