Ataque a Járkov: qué busca Putin con la nueva ofensiva y los cambios en su gabinete
En medio del ataque de Rusia a la región de Járkov, Ucrania, la decisión del Kremlin apunta a un desgaste en la guerra contra Ucrania, que ha costado más US$350.000 millones a ambas partes.
Juliana Castellanos Guevara
Desde el viernes 10 de mayo Rusia lanzó una ofensiva a Járkov, la segunda ciudad más grande en Ucrania después de Kiev. La intención era adelantar posiciones y crear una zona “buffer” o “tierra de nadie” entre los dos territorios para que ninguno pudiera ubicar tropas o armas. En un intento del Kremlin por demostrar que tiene el control sobre la guerra porque sigue avanzando en la invasión, la decisión también podría abrir dudas sobre si lo hizo porque teme a la resistencia ucraniana.
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Desde el viernes 10 de mayo Rusia lanzó una ofensiva a Járkov, la segunda ciudad más grande en Ucrania después de Kiev. La intención era adelantar posiciones y crear una zona “buffer” o “tierra de nadie” entre los dos territorios para que ninguno pudiera ubicar tropas o armas. En un intento del Kremlin por demostrar que tiene el control sobre la guerra porque sigue avanzando en la invasión, la decisión también podría abrir dudas sobre si lo hizo porque teme a la resistencia ucraniana.
Aunque el objetivo preciso del ataque no está claro, según Vladimir Rouvinski, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Icesi, esta ofensiva se podría interpretar de las siguientes formas. Uno, como un intento por reducir las oportunidades ucranianas de atacar territorio ruso, exitosas hasta ahora. Dos, una forma de desviar la atención hacia otro frente, como dijo el presidente de Ucrania Vladimir Zelenski: “La idea detrás de estos ataques en la región de Járkov es dispersar y laminar a nuestras fuerzas y socavar la moral de los ucranianos”. Y, tres, para usarlo como propaganda rusa al atacar la segunda ciudad más grande de Ucrania.
Sin embargo, de acuerdo con el analista, “no hay evidencias de que Rusia tenga suficiente fuerza para tomar el control sobre Járkov (...) La guerra en Ucrania se transformó en una guerra de desgaste así que estas grandes o pequeñas ofensivas no son necesariamente relevantes, por lo menos no de la misma manera como eran las guerras tradicionales de batalla o de combate. Se trata, más bien, de poco a poco quitarle al otro las capacidades de continuar la resistencia”, explicó.
Por otro lado, de acuerdo con Jesús Agreda Rudenko, profesor de estudios internacionales, el ataque fue una estrategia rusa para avanzar antes de que Ucrania reciba la ayuda económica que Estados Unidos le ofreció. “Efectivamente Estados Unidos comprometió una ayuda para Ucrania, pero esa ayuda se va a demorar bastante en llegar. Son equipos y municiones militares que tienen que comprarse o fabricarse, lo que significa que va a tomar tiempo. Bajo esa lógica, Rusia entiende que tiene una ventana de oportunidad relativamente corta que debe aprovechar si quiere obtener beneficios militares en el corto plazo”. Pero también las ofensivas en otros territorios que no estaban en disputa podrían interpretarse como un intento ruso de “explorar las debilidades de la defensa ucraniana y sobre todo de recursos materiales”, estima Agreda.
En medio de la ofensiva, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llegó a Kiev para enviar una “fuerte señal de tranquilidad a los ucranianos”, dijo el funcionario, con los US$ 61.000 millones que están en camino, además de los US$1.400 millones en ayuda militar que ya han sido liberados, principalmente en sistemas antiaéreos Patriot y NASAMS, así como municiones para artillería.
Pero Ucrania no es el único que necesita ayuda. Según reportes de la BBC, el Kremlin se habría gastado más de US$211.000 millones hasta ahora y faltaría mucho más para financiar sus avanzadas, aparentemente la razón por la que Putin decidió reemplazar al ministro de Defensa Sergei Shoigu hace unos días por Andrei Belousov, un economista con poca experiencia militar, pero el indicado para “garantizar que el gasto militar estuviera mejor integrado en la economía general de Rusia”, indicó el portavoz de prensa del Kremlin, Dmitry Peskov.
La decisión, según Rouvinski, sería para “arreglar el financiamiento de la guerra y un economista que es conocido por poder trabajar bajo un régimen de sanciones muy drásticas es el indicado para garantizar el financiamiento de la guerra sin que este amenace la salud de la economía rusa como ocurrió durante la Unión Soviética, cuando se gastaba el 25 % del PIB. Putin conoce esa experiencia y no quiere repetirla”, explicó el analista. “Una de las razones por las que se mantiene Putin en el poder es porque los rusos no sienten un cambio significativo en su calidad de vida, por eso él necesita que se mantenga así, solo el 7 % del PIB como ha sido hasta ahora”, agregó.
Por otro lado, el profesor Agreda expresó que si se nombra un economista es “para darle tranquilidad a la gente de que se puso a cargo a alguien que puede llevar un control financiero más riguroso. La corrupción ha afectado de manera significativa cómo puede operar el ejército ruso y creo que el nombramiento de este nuevo personaje va a darle a Putin alguna garantía para que ese Ministerio funcione de manera más transparente y de esa forma se pierdan menos recursos en el campo de batalla”.
Vale aclarar que el ministro de defensa no es el encargado de ordenar las tropas, su función es garantizar que haya los recursos. Por eso no se espera mayor cambio en la estrategia militar, de acuerdo con Rouvinski.
En un momento clave para la ofensiva rusa en Ucrania, Putin viajará a finales de esta semana a China para reunirse con Xi Jinping en Pekín en lo que será su primer viaje oficial desde el comienzo de su quinto mandato. Según el Kremlin, “los líderes de Rusia y China debatirán detalladamente todo el conjunto de temas de su asociación integral e interacción estratégica, definirán las direcciones claves del futuro desarrollo de la cooperación práctica ruso-china e intercambiarán opiniones sobre los problemas internacionales y regionales más importantes”.
Esta visita, de acuerdo Rouvinski, sería complicada para Putin porque “Rusia depende cada vez más y más de China (...) China es el actor que pone las condiciones ahora, no son unas relaciones de iguales son de desiguales”. A mayor dependencia de Rusia sobre China, “quizá lo que puede hacer Xi Jinping en ese contexto sería hacerle un aviso a Putin de que no puede ir más lejos en Ucrania, arriesgar el uso de las armas nucleares tácticas y que China puede jugar un papel fundamental en las futuras negociaciones, sobre todo en la reconstrucción de los territorios. Lo que conviene a China es una Rusia debilitada, pero no una Rusia en caos o fracasada. Le interesa una estabilidad”, explicó.
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